La nueva serie de billetes de euro añade al tema principal la imagen clásica de la princesa Europa. No se trata de algo inédito, ya que distintas monedas antiguas, desde Hispania hasta Fenicia, la tenían como tipo.
Parece una paradoja que la princesa que termina dando su nombre a un continente proceda de otro, pero así nos lo cuenta la mitología griega. Europa, hija de Agenor, rey de Tiro y Sidón, fue raptada por Zeus que se convirtió para ello en un toro blanco. Surcando el mar con la princesa a lomos del animal, llegan hasta Creta. La leyenda es contada con más o menos detalles por diferentes autores greco-latinos, entre los más conocidos Ovidio, en su Metamorfosis (II, 872-875), o Aquiles Tacio en la novela erótica Leucipa y Clitofonte (I, 2-12).
Ambos nos dan una imagen muy plástica que se supone la más extendida en su época, y en la iconografía posterior del mito, en la que la princesa aparece sentada de lado sobre el lomo del toro, agarrando uno de sus cuernos con una mano y apoyando la otra en el animal. Otro detalle es el manto de la joven doncella que se hincha por el viento a modo de vela.
Los objetos artísticos que recogen este tema, desde la Antigüedad hasta nuestros días, son innumerables. De todos ellos, para el diseño de la imagen que aparece en los nuevos billetes que acaban de presentarse se eligió como modelo el dibujo de una crátera griega procedente de la Magna Grecia, conservada en el Museo del Louvre. Actualmente y hasta marzo, esta vasija será el centro de la exposición montada en el Museo Arqueológico de Fráncfort con el título “La nueva cara del euro” que ha servido de marco a la presentación del nuevo papel moneda. Sin embargo, la escena que representa esta pieza cerámica no es propiamente la del Rapto, sino el episodio previo en el que, según cuenta el mito, Europa se encontraba con sus doncellas cerca del mar cuando se acercó Zeus metamorfoseado en toro. Pero poco importa la escena, ya que al elegir mostrar únicamente la cara de la princesa, si no conociéramos su procedencia podría pensarse en cualquier otra diosa, ninfa o personaje mitológico de la antigüedad.
Aunque menos conocidos, y quizás menos vistosos para el público en general, las monedas antiguas nos ofrecen también bastantes imágenes de la princesa fenicia. La utilización del tema del Rapto de Europa como tipo monetario comienza a extenderse durante el siglo I a.C. de un extremo a otro del Mediterráneo, aunque pueda interpretarse de diferente manera en función de cada pueblo emisor.
Empecemos por el final, por el destino de la princesa raptada, Creta, donde se convirtió en un tema monetario muy utilizado por las ciudades más importantes de la isla. En muchas de las emisiones de Gortina aparece Europa descansando bajo un plátano, el árbol bajo el cual, según la leyenda, se consumó la unión con Zeus.
El más famoso de los tres hijos que el dios engendró en Europa fue Minos, que dará nombre a toda una civilización, pero que también nos trae a la memoria el laberinto donde se encerraba al minotauro. Ambos mitos, Europa y el laberinto, aparecen unidos en las dos caras de esta moneda acuñada conjuntamente alrededor del 220 a.C. por las ciudades de Gortina y Cnossos. Estas de Creta no son las únicas monedas del mundo griego en las que se recoge este mito de Europa, aunque sí donde tuvo más continuidad.
El otro núcleo importante es el Próximo Oriente, donde Europa era asimilada a la diosa Astarté, la principal divinidad femenina del panteón fenicio. Esta diosa abarcaba numerosas facetas que la hacían equipararse a otras de las culturas cercanas: a Afrodita en su calidad de diosa del amor y la fecundidad, a Atenea-Minerva en cuanto a diosa de la guerra, a Tyche-Fortuna, como protectora de las ciudades, etc. etc.
El templo de Astarté en la ciudad de Sidón la mostraba como Europa, cabalgando sobre un toro, y así ha quedado recogido en emisiones monetarias como esta, en la que encontramos en el anverso el templo de la diosa y en el reverso a Astarté montada sobre el toro. El manto sobre la cabeza alude a la bóveda celeste y al carácter astral de la diosa.
El tema pervive en las emisiones provinciales hasta bien entrado el imperio, incluso con Heliogábalo, con quien se acuña una moneda en la que la escena del Rapto de Europa se distingue en el frontón del templo de Sidón.
También se interpreta como alusivas a este tema del rapto de Europa las emisiones de Arados que muestran en anverso el busto diademado y velado de Astarté, en ocasiones con un cetro por detrás, y en reverso un toro y que discurren desde principios del s. I a. C. hasta el reinado de Trajano.
La moneda romano-republicana no fue ajena a este tema. El denario de L. Vol. (¿Volumnius? ¿Volteius?), fechado en el 81 a. C. (RRC 377/1) lo muestra en sus reversos.
Unas décadas posterior, del 45 a.C., es este denario de Valerio Acisculus (RRC 474/1b), en cuyo anverso vemos la cabeza de Apolo con una estrella encima y detrás un acisculus como tipo parlante. Sin embargo, la interpretación de los tipos de este denario no es unánime: por un lado, el dios del anverso ha sido identificado con el Apolo Sorano, al que se daba culto en el monte Soracte, cerca de Roma. En cuanto al reverso, otra explicación muy extendida es que se trata de Valeria Luperca. La joven Valeria, hermana del cónsul Poblicola, estaba destinada a ser sacrificada a la diosa Juno para paliar los estragos de una grave epidemia que asolaba la ciudad de Faleria. Sin embargo, en el último momento, la intervención divina sustituyó a la doncella por una vaquilla. Hay incluso quien ha querido ver una metáfora del traslado a Roma de la reina egipcia Cleopatra tras los pasos de César. El resto de la explicación del tipo enlaza con la vinculación de la familia Valeria a la festividad de las Lupercalia. Sin embargo, lo más probable, y la opinión más extendida en la actualidad, es que se trata realmente del Rapto de Europa, con una iconografía clásica conocida en otros muchos soportes plásticos. Para empezar, en la moneda se muestra un toro y no una vaquilla, y en la leyenda de Valeria Luperca no se menciona que ésta se subiera a lomos del animal.
Los denarios romanos son posiblemente la inspiración para las monedas hispanas que presentan este tipo. Hablamos de los ases de la serie 10ª de Castulo, con unos reversos en los que encontramos una escena compuesta por una figura femenina desnuda que sostiene un manto o velo desplegado sobre su cabeza y que cabalga sobre un toro.
Una de las cuestiones planteadas sobre esta moneda es si lo que recogen es el mito clásico del Rapto de Europa o debemos interpretarla como una imagen de Astarté. Y es que la cultura y los cultos de origen oriental siguen teniendo un gran peso en el sur de España incluso ya en época imperial. Una muestra de ello la tenemos en las mismas emisiones monetarias de Castulo, cuyo tipo característico es una esfinge de tipo orientalizante.
También se han hecho interpretaciones bastante más complejas para las que la representación de Europa en combinación con Apolo aludiría a la renovación de la vía Heraclea, dentro de un programa propagandístico de época augustea.
Sea Europa, sea Astarté, la imagen estaba extendida en monedas de todo el Mediterráneo y, aunque no sabemos si los diseñadores de los nuevos billetes tuvieron en cuenta este aspecto, no es mal antecedente para esta nueva serie de euros.
Para saber más:
CRAWFORD, M., 1974, Roman Republican Coinage, 2 vol., Cambridge.
LÓPEZ MONTEAGUDO, G., y SAN NICOLÁS, P., 1996, “Astarté-Europa en la península Ibérica. Un ejemplo de “interpretatio” romana”, en Complutum, Extra, 6 (I), pp. 451-470.
MOZAS MORENO, Mª de lo S., 2009, “Las emisiones de una no ciudad en el Alto Guadalquivir”, XIII CNN, Cádiz, pp. 279-298-
PRICE, M. J. y TRELL, B. L., 1977, Coins and their cities. Architecture in the ancient coins of Greece, Rome and Palestine, London.
SEAR, D., 1998, The History and Coinage of the Roman Imperatores 49-27 BC., London Spink.
Isabel Rguez. Casanova