RAMÓN COBO HUICI. Continuamos con la serie que analiza las pruebas no adoptadas para billetes españoles realizadas por la firma Bradbury gracias a las fotografías que se conservan de esa época, un documento que se está revelando de enorme un interés para el conocimiento de la notafilia española.
Después de las emisiones de 1906 y 1907, el Banco de España decidió efectuar tres nuevos billetes en sus instalaciones -los de 100 ptas. de los Reyes Católicos; 500 ptas. de Cisneros y 1.000 ptas. de Alfonso XIII y Victoria Eugenia-, pero, a pesar de realizar en algún caso la impresión completa de la tirada, no los puso en circulación aunque se desconocen las causas, ya que, aparentemente, los billetes parecen de buena factura técnica.
Al llevar mucho tiempo en circulación las series de Bradbury, el Banco decidió encargar una nueva emisión como alternativa a una falsificación, para lo cual pidió presupuestos a Bradbury, De La Rue y Waterlow, escogiendo, por más económico, el de Bradbury. A la vista de las pruebas conocidas damos por supuesto que el citado concurso debió resolverse en la segunda mitad de 1924, ya que Bradbury tenía preparados a finales de ese año diversos modelos del valor de 1.000 ptas. de los que conocemos seis diferentes.
Los dos primeros anversos que presentamos, fechados el 28 de noviembre de 1924, están efectuados en la misma linea que las emisiones anteriores, es decir, con alegorías de repertorio de sus archivos y sin previsión de marcas al agua.
En buena lógica estos dos bocetos se debieron rechazar inmediatamente, ya que el Banco pretendía volver a la trayectoria que había seguido en las fabricaciones propias de incluir personajes y motivos estrictamente españoles.
Los dos siguientes bocetos que conocemos ya incluyen la posibilidad de marca al agua proponiendo para imagen de la misma la cabeza coronada de la reina. Los motivos principales de estos anversos son, en el primero, un escudo imperial de tamaño reducido, con lo cual queda un billete francamente pobre, y en el segundo, el busto de Alfonso XIII y el mismo grabado del palacio Real ya utilizado en el de 1.000 ptas. de 1907. En resumen, podríamos decir que los ejecutores de estos bocetos no se esmeraron en absoluto en aportar ideas nuevas.
La quinta prueba es la que nos ha llamado poderosamente la atención, pues es un billete casi idéntico al que posteriormente se emitirá como valor de 500 ptas. en 1927.
El boceto, tanto en anverso como en reverso, incluso en la marca al agua, solo se diferencia de éste en el valor y en el tamaño de la viñeta de Isabel, que será algo mayor en la versión definitiva.
Los bocetos del 1.000 ptas. con la imagen de Carlos I están fechados en el soporte el 6 de marzo de 1925 y se corresponden en esencia con el que será definitivo, incluyendo la marca al agua con la imagen de Isabel de Portugal.
Por supuesto es diferente el tratamiento que el grabador da a la imagen de Carlos I en el billete definitivo, puesto que no se puede trabajar igual la imagen con acuarela que a buril y, por otra parte, quizás porque dibujante y grabador no sean la misma persona. En el grabado definitivo el grabador modifica la gorrilla y el bigote del emperador, adaptándolos más a la imagen de Tiziano, y suprime los dos personajes que hay ante la puerta del Alcázar toledano en el boceto del reverso.
Como hemos dicho anteriormente, respecto a este billete de Carlos I, en las publicaciones del BdE se indica que la autorización para el billete fue dada el 27 de marzo de 1925, 21 días después de la finalización del boceto definitivo, pero en el billete de control de emisión de Bradbury la fecha de pedido es el 2 de septiembre; quizás la primera fecha sea la autorización inicial del boceto y la segunda del pedido con el modelo final. Fue puesto en circulación el 7 de enero de 1926, lo que nos muestra la rapidez con la que Bradbury cumplimentaba los pedidos.
Las fotografías de las pruebas para el 100 ptas. con la imagen de Felipe II ya muestran el modelo que será el adoptado finalmente. En el boceto ya se encuentran las orlas, fondos tipográficos y leyendas definitivas y, en cuanto a las viñetas, tanto las de anverso como las del reverso, son igualmente las que servirán de modelo al grabador, incluyendo la de la marca al agua.
Es resaltable que, en general, los bocetos presentan más detalles que los grabados definitivos, ya que el grabador de alguna manera intenta simplificar su labor suprimiendo elementos accesorios y poner en valor con más intensidad el motivo central. No es este el caso, pues en el grabado definitivo el grabador se ha esmerado en la representación de los fondos paisajísticos y en la vestimenta de Felipe II, que ha tratado cuidando los detalles y, con una gran habilidad técnica, ha resaltado las luces y brillos del metal. De este billete de 100 ptas. de Felipe II conocemos su trayectoria completa.
El boceto está fechado en junio de 1925 y la autorización para la realización del billete fue dada el 30 de junio de 1925, lo que nos orienta, al igual que en el billete de mil, en la brevedad entre la ejecución del boceto y la fecha de autorización del Consejo. Conocemos un espécimen con la fecha de presentación del billete definitivo (submitted 6/10/25). La fecha del pedido definitivo, que se hacía con el billete muestra ya impreso, fue el 16 de octubre, fecha que figura en el specimen de control. Su circulación no se realizó hasta junio de 1927.
Con estos dos billetes y los otros tres que completarán el conjunto, el Banco de España retoma la representación de personajes españoles y es notable señalar que los personajes elegidos, los dos Austria, Alfonso XIII, Isabel la Católica y el santo jesuita Francisco de Javier, se compaginan perfectamente con el periodo político del momento, la dictadura de Miguel Primo de Rivera.
Para completar la serie, el BdE realizó los encargos de los otros tres valores. Comencemos por el 25 pta. del que conocemos las fotos de tres bocetos. Lo primero que llama la atención en el billete de San Francisco de Javier es la propuesta de imagen de la marca al agua, que fue la adoptada.
Nos parece increíble la idea y mucho más el permitir que se adoptase. Las publicaciones del BdE dicen que representa a España. Repito, ¡¡increíble!!, en una monarquía y con el gobierno de un capitán general, la imagen de España es una matrona coronada con una corona mural, símbolo de las repúblicas.
Las dos primeras pruebas de anverso están ejecutadas o archivadas en la misma fecha, abril de 1926. La primera, presentada junto al reverso, se diferencia del billete adoptado en los fondos tipográficos, la distribución de las leyendas y de la numeración; esta última, al estar situada en la parte inferior, obliga a desplazar la viñeta. El reverso es sensiblemente igual al adoptado.
El segundo anverso es igual al que se adoptará a excepción de las orlas, en este caso muy sencillas y tradicionales.
El tercer boceto es similar al segundo, pero adoptando las orlas del primero, que están muy trabajadas y que debieron ser efectuadas exclusivamente para este billete, puesto que no recordamos haber visto en otros billetes de este fabricante esta ornamentación, que las publicaciones del BdE definen como mudejar. Según los datos de archivo de Bradbury el pedido se realizó el 22 de octubre de 1926, fecha que concuerda muy bien con los datos de los bocetos.
El billete de 50 ptas. les debió dar bastante trabajo pues es el billete del que conservamos mayor número de bocetos. Aquí encontramos otra discrepancia con los datos del BdE, ya que en sus publicaciones comenta que los bocetos fueron aprobados en sesión de 12 de febrero mientras que las pruebas iniciales tienen fecha de 16 de marzo y la definitiva el 24 de mayo. Quizás la aprobación que dio el Consejo sería a la temática, es decir, que la viñeta principal del anverso fuese la imagen de D. Alfonso XIII y que en el reverso debía figurar un grabado de Vaquer con la fundación de Buenos Aires.
Desde los primeros bocetos del anverso se dan tres elementos fijos: la imagen del rey, el Palacio Real y la marca al agua con Dña. Victoria Eugenia, pero en la primera prueba estos elementos están situados en posición contraria a la definitiva y las leyendas y orlas son completamente diferentes a las finales. Paulatinamente los bocetos se van corrigiendo hasta llegar al fechado el 24 de mayo de 1927, idéntico al billete adoptado, con la imagen de la marca al agua solo dibujada.
En cuanto a los reversos de estas pruebas, vemos que la viñeta central se mantiene, lo cual es normal ya que venía impuesta por el Consejo, pero las orlas y leyendas se van modificando hasta llegar al modelo definitivo. Nos llama la atención la calidad tan escasa que tienen alguno de los dibujos del rey, dando la sensación de que alguno de los dibujantes no tenía demasiada calidad artística.
El 13 de junio, veinte días después de la fecha del boceto que consideramos definitivo, el Consejo del Banco decidió que la fecha de emisión fuese la del día 17 de mayo día del nacimiento del rey. La fecha de pedido es, según el specimen de control, el 14 de junio, por lo que en este caso las fechas de boceto, consejo y pedido concuerdan.
Del billete de 500 ptas. conocemos el boceto definitivo fechado en enero del 27, antes que los de 25 y 50 ptas., lo cual entra dentro de lo normal, ya que, al existir una prueba idéntica con el valor de mil pesetas, en el boceto final solo hubo que sustituir el valor 1000 ptas. por el 500.
Ramón Cobo Huici