Fotografías de época: pruebas no adoptadas de Bradbury (V)

Fotografías de época: pruebas no adoptadas de Bradbury (V)

Fotografías de época: pruebas no adoptadas de Bradbury (V) 500 347 admin

RAMÓN COBO HUICI. En este quinto artículo expondremos los bocetos que condujeron a la emisión de 1928, cuyas composiciones están estructuradas con la misma idea que la emisión anterior, es decir, un personaje en el anverso y un cuadro relacionado con el mismo en el reverso.

En sus publicaciones, el Banco de España nos informa de que, en reunión del Consejo, de fecha 28 de febrero de 1928, el Gobernador D. Carlos Vergara propone encargar una nueva emisión de billetes como reserva de los que en ese momento circulaban, en especial de los valores de 100 y 1.000 ptas., y añade que a los pocos días se aprobaron los bocetos para los mismos.

La propuesta del Gobernador debió ser un mero trámite ya que, con bastante anterioridad, Bradbury había efectuado una serie de bocetos y los que serían prácticamente los modelos del billete definitivo llevan fecha de 16 de febrero de 1928, 12 días antes del encargo del BdE. En cuanto a la aprobación del pedido, que conllevaba el conocimiento del billete definitivo, se realizó en los primeros días de marzo.

De los bocetos cuyas imágenes conservamos, el más antiguo, un 25 ptas., tiene como fecha de ejecución el 22 de noviembre de 1927, cuyos motivos no se parecen a los que después serán desarrollados, ya que los de este boceto representan a un personaje, posiblemente del siglo XVI o XVII y una plaza del XVIII que no hemos conseguido identificar.

Con fecha de fabricación 7 de diciembre de 1927 ya encontramos bocetos de todos los valores similares a los que serán los definitivos, a excepción de tres ejemplares del 25 ptas., Quevedo, cuya fecha es el 10 de enero del 28.

Los dos primeros bocetos del valor de 25 ptas. tienen los motivos, además de la imagen de Calderón, que serán los definitivos: el monumento dedicado a él en la plaza de Santa Ana de Madrid y una versión del cuadro Exaltación de la Santa Cruz, pero estas dos escenas se presentan invertidas, en anverso y reverso, en los dos ejemplares.

El tercer boceto corresponde al billete que se adoptará: el reverso, con la impresión definitiva de viñeta y fondos, aunque con alguna pequeña diferencia en la orla y con una cifra de valor sobrante, y el anverso, que será el definitivo, aunque en este ejemplar está dibujado manualmente.

Los tres bocetos que conocemos del 50 ptas. tienen ya definidos los motivos: en anverso cabeza de Diego Velázquez y Palacio Real y cuadro de “La rendición de Breda”.

En los dos primeros bocetos, de diciembre del 27, aunque están diseñados con las viñetas señaladas anteriormente, el encaje, bien del anverso o del reverso, así como las orlas y detalles, no se ajustan a lo que será el resultado final.

El tercer boceto está completamente ajustado a lo que será el billete definitivo, pero con dos diferencias notables. La primera es que en el anverso, y como fondo litográfico, hay un pretendido escudo de España con cuatro cuarteles, que en el billete definitivo desaparecerá, probablemente por ser una mera interpretación y no un escudo auténtico. La segunda diferencia está en el reverso, en el ángulo inferior derecho, donde hay otra versión del escudo de España, con el escusón borbónico, que en la versión definitiva del billete se convertirá en el escudo imperial de Felipe II, más acorde con la viñeta, ya que ésta representa la victoria en Breda de los tercios españoles.

Para el billete de 100 ptas. también tenemos un primer boceto, fechado en diciembre, que parte ya con la idea que será la adoptada: busto de Cervantes, su monumento en la plaza de España de Madrid y una escena del Quijote. El boceto, sin embargo, se parece escasamente al proyecto definitivo, ya que la viñeta de Cervantes está en el lado contrario, orlas y leyendas son diferentes y la escena del reverso no es la del encuentro de D. Quijote con los Duques, sino la de las atenciones recibidas en el palacio de aquellos.

En los siguientes bocetos que presentamos el reverso ya contiene la que será la escena definitiva, pero con pequeños detalles diferentes que paulatinamente se van ajustando al reverso definitivo. En cuanto al anverso sucede algo parecido, siendo el último detalle el ajuste del tamaño del monumento y el diseño de las orlas. El último boceto de este valor es igual que el definitivo con la excepción de los fondos tipográficos de anverso.

Es destacable, y ocurre en todos los valores de la serie, que en todos los bocetos se diseña como marca al agua una cabeza de mujer un tanto andrógina. Esto nos indica que los autores de los bocetos desconocían las características de las marcas al agua hasta el último momento, es decir, que eran otros artistas los encargados del diseño de estas marcas.

En el caso del boceto del valor de 100 ptas., la marca al agua definitiva, la cabeza de don Quijote, está dibujada en el boceto exactamente como la del billete emitido.

Una vez más hay que recalcar que, aunque estos bocetos se ajustan a lo que serán los billetes definitivos, la mano del grabador, al realizar las planchas, hace que mejore notablemente la sensación artística, especialmente en el personaje del anverso.

Del billete de 500 ptas. tenemos la fotografía de tres bocetos, los tres con la misma temática general: viñeta del Cardenal Cisneros y catedral de Toledo en anverso y reproducción del cuadro “Liberación de los cautivos de Túnez” en reverso.

Vemos que la fecha de ejecución del primer y segundo boceto es la de 7 de diciembre del 27, coincidente con la de los otros valores. El primero, aun manteniendo la temática general, se aparta bastante de lo que será el billete definitivo: la catedral de encuentra en el centro, lo que obliga a bajar la posición de la viñeta, y los fondos tipográficos y las orlas son muy diferentes, éstas diseñadas con un gran barroquismo.

El segundo boceto ya se presenta con la distribución de elementos que será la definitiva, apareciendo también las orlas y fondos finales.

Es de destacar en ambos bocetos la figura del Cardenal Cisneros, pues su representación es idéntica a la del billete no emitido, fabricado por los talleres del Banco, fechado en 1925, en la que se le ve con capa pluvial y medallón con su escudo cardenalicio.

El tercer boceto, fechado a mediados de febrero de 1928, ya es idéntico al que será el diseño final, con la excepción del escudo del reverso, pues aquí el escudo está sostenido por dos quimeras y en el modelo definitivo el escudo está aislado.

Para finalizar, tenemos dos imágenes con bocetos del 1.000 ptas., el primero, igual que los anteriores, fechado en diciembre y el segundo, el 16 de febrero.

En cuanto a composición, el primer boceto tiene los mismos elementos que aparecerán en el billete definitivo, pero con diferentes orlas y fondos tipográficos y con la colocación de la catedral en el centro de la viñeta, lo que obliga a que del busto del rey quede solo la cabeza y haya que reordenar las firmas y el fechado de emisión.

Es curioso el detalle de que el autor, que como es lógico debe poner las leyendas en español, nombra al rey como “Saint Ferdinand” lo que le delata como no-español.

El segundo boceto se ajusta en su totalidad al que será billete adoptado e incluye el modelo para la realización de la marca al agua.

Del conjunto de estos bocetos parece deducirse que la temática de la emisión estaba decidida por el Banco de España sin dejar otras opciones al fabricante, puesto que son muy abundantes los bocetos para un mismo valor, pero tanto el busto del personaje como el cuadro origen de la viñeta del reverso permanecen constantes o con ligerísimas variaciones.

RAMÓN COBO HUICI

    X