Fotografías de época: pruebas no adoptadas de Bradbury (VI)

Fotografías de época: pruebas no adoptadas de Bradbury (VI)

Fotografías de época: pruebas no adoptadas de Bradbury (VI) 500 317 admin

RAMÓN COBO HUICI. Continuamos por nuestro repaso a esta interesante documentación gráfica, y llegamos en este artículo a las reproducciones fotográficas que Bradbury fabricó previamente a la emisión de 1931.

La Segunda República española se proclamó en abril de 1931 y al poco de su instauración, el 13 de mayo, el Consejo del Banco de España decidió encargar una nueva emisión de billetes como reserva de la circulante en ese momento.

Dado el excelente resultado que habían tenido las emisiones anteriores, especialmente la última de la que, prácticamente, no hubo falsificaciones, se volvió a encargar la nueva emisión a Bradbury.

El aspecto estético de la emisión en curso debía ser del total agrado de los responsables del Banco, ya que la nueva emisión se proyectó con la misma idea en cuanto a su composición: personajes en el anverso y cuadros relacionados con el mismo en el reverso.

Aunque desde un primer momento los responsables políticos determinaron que en las emisiones sucesivas de billetes deberían figurar personajes o motivos republicanos, quizás por la premura, en esta emisión no pudo cumplirse este mandato, aunque sí desaparecieron los santos o motivos religiosos, siendo sustituidos por artistas o personajes históricos.

Pasemos a repasar las imágenes que conocemos de este periodo, aunque hay que advertir que es del que menos variedad de pruebas conocemos, sin duda porque se habían definido por parte del Banco los personajes y los cuadros relacionados con ellos, quedándole a Bradbury poco margen para iniciativas.

Del valor 25 ptas. no tenemos imagen de ninguna prueba. En cuanto al valor de 50 ptas., con el pintor Rosales, solo conocemos una prueba que puede darse, prácticamente, como la versión definitiva, ya que las únicas variaciones que se producirán se encuentran en el anverso. En primer lugar anotamos la pequeña diferencia en el gesto del pintor, diferencia atribuible a que en la prueba la viñeta está dibujada, en vez de grabada, y en segundo lugar el aspecto del 50 de la parte inferior central ya que en la prueba parece que el valor debía imprimirse en forma destacada, bien porque se realizase en calcografía o en un color más intenso si se fuese a imprimir en litografía. El reverso de la prueba es el definitivo.

Las dos siguientes imágenes tienen la misma temática: el anverso con la imagen del Gran Capitán y el reverso con la representación del Gran Capitán en Ceriñola observando el cadáver del Duque de Nemours, pero uno de los billetes está diseñado para el valor de 50 ptas. y el otro para el de 100.

Es muy curioso que ambas pruebas tengan en su reverso la misma fecha, 9 de Jjulio de 1931, lo que parece indicarnos que el BdE había determinado los motivos que debían ser incluidos en los billetes, pero sin determinar para qué valor en concreto, por lo que Bradbury adoptó varias soluciones.

La prueba del 50 ptas., tal como hemos comentado, contempla como motivos principales al Gran Capitán, pero incluye en el anverso una vista de El Escorial. Aunque no deja de ser una opinión personal, creemos que este anverso no está conseguido, ya que el conjunto no está integrado, sino que presenta dos zonas muy desequilibradas, la derecha muy recargada de imágenes y la izquierda vacía. En cuanto a las orlas y fondos litográficos son mucho más sencillos que los que adoptarán en los billetes emitidos.

La prueba del 100 ptas. se ajusta, en cuanto a su anverso, a lo que será el billete definitivo, con la salvedad de la fecha, que en este caso es tentativa y unas pequeñas diferencias en el fondo litográfico y, naturalmente, en que la viñeta está dibujada, por lo que la gestualidad es algo diferente. En cuanto al reverso, en un primer vistazo podemos pensar en que está ajustado al resultado definitivo, pero analizado con más cuidado vemos que faltan algunos personajes del fondo y que, al igual que el anverso, la viñeta está dibujada.

También es notable observar que, en el billete desechado, la propuesta de 50 ptas., el busto del Gran Capitán parece estar realizado en calcografía mientras que en el 100 ptas., la prueba con el valor adoptado, la viñeta está dibujada, lo que parece indicar que Bradbury realizó la prueba del 50 ptas. con posterioridad, apostando por este modelo y valor.

Aunque las pruebas parecen haberse realizado en el mes de julio, la aprobación del Consejo del Banco no se dio hasta finales de noviembre mientras que, desconocemos el motivo, la emisión fue fechada el 25 de abril de 1931.Con la temática de Juan Sebastián Elcano y su desembarco en Sevilla ocurre un caso similar al anterior.

Nos encontramos con unos motivos totalmente predeterminados y dibujados, pero aplicados a dos efectos de diferentes valores, uno, el adoptado, con valor de 500 ptas. y otro previsto para 100 ptas.

Este último tiene una distribución de anverso totalmente diferente a la adoptada, ya que en su parte inferior se vuelve a repetir la imagen del Palacio Real que se había empleado para el billete de 50 ptas., con la imagen de Alfonso XIII, perdiendo la distribución tripartita del billete de 500, y con una nueva tipografía para los fondos.

En cuanto al reverso, en ambas pruebas se mantiene la viñeta con el motivo del desembarco, pero el resto de la composición es muy diferente, ya que en el lateral una contempla el valor del billete mientras la otra incluye la imagen de un navío, opción ésta más indicada dado el mensaje del billete

La siguiente prueba nos confirma en la idea de que el Banco de España marcó la temática a Bradbury, determinando los personajes del anverso y las viñetas del reverso, pero sin definir cuál era el personaje que debía aparecer en cada valor. Debido a ello el diseñador propuso varias soluciones y una de ellas es esta prueba para un billete de 1.000 ptas. realizada con el conjunto dedicado a Rosales que posteriormente se utilizará para el valor de 50 ptas.

En mi opinión los diseñadores tuvieron un problema de comprensión de la temática de los billetes de la emisión y sin comprender que el deseo del mandante es que el billete esté diseñado solo en función del personaje. En todas las pruebas que les rechazaron cometen los mismos errores: intentan equilibrar el conjunto del anverso o enriquecerlo y para ello recurren a incluir un edificio que, indudablemente, es emblemático del país pero no guarda relación con el personaje

La última prueba que conocemos para la emisión de 1931 es la adoptada para el billete de 1.000 ptas. con la imagen de Zorrilla y que en nada se diferencia del billete impreso excepto en que la imagen del personaje, en el caso de la prueba, está dibujada y en el billete definitivo está grabada a buril y representada con mejor hechura gestual.

Todas las fotografías están fechadas en el mes de julio de 1931, siendo aprobados los especímenes definitivos y encargado los pedidos a finales de noviembre y principios de miciembre, periodo bastante más dilatado de lo habitual, lo cual es lógico dado que era una emisión de reserva y no había urgencia para ponerlos a circular.

Las dos últimas fotografías de pruebas que mostramos y que se efectuaron con anterioridad a la Guerra Civil son las previas a la emisión de 1935 de valor 5 y 10 ptas. Para comentar estas pruebas hay que recordar brevemente la razón de esta emisión, totalmente atípica, debido a su bajo valor fiduciario.

La subida del precio de la plata hizo que el valor real de la moneda hiciese inviable la circulación de ésta, por lo que el Gobierno decidió su sustitución por papel-moneda, encargando su elaboración a Bradbury y, en esta ocasión, con imágenes alusivas a la República, tal como había deseado en el momento de su proclamación.A pesar de que el BdE solo estaba autorizado a emitir valores iguales o superiores a 25 ptas. el gobierno decidió que emitiese billetes de 5 y 10 ptas. El Banco de España se negó a poner en circulación estos posibles billetes al no poder respaldarlos con sus reservas metálicas, por lo que el gobierno decidió que fuesen moneda de papel con el nombre de “certificado de plata” y en esta condición el Banco sí aceptó encargarse de su contratación y distribución. El pedido se oficializó a Bradbury el 21 de mayo de 1935. Una bajada en el precio de la plata hizo que no fuese necesaria su emisión, quedando los ejemplares en depósito en el Banco.

Las pruebas que contemplamos son idénticas a las adoptadas salvo por un pequeño pero importantísimo detalle. Las fotos nos muestran que fueron concebidas bajo la premisa de considerarlas billete bancario, por lo que llevan la leyenda “Pagará al portador” y van con fecha tentativa, “Madrid, 3 de Mayo 1935”. Los ejemplares definitivos, ante el rechazo del Banco a aceptarlos como billetes, suprimen las menciones anteriores y se incluyen las expresiones “certificado de plata”, “de curso legal” y “Emisión 1935”.

Ante la necesidad de recuperar el metal a causa de la guerra y dado que ya existían los ejemplares en los depósitos del Banco, el gobierno emitió un decreto con fecha 13 de octubre de 1936 con el que se ordenaba la creación y circulación de los certificados de plata hasta que se acuñase la nueva peseta de plata de la República, poniéndose en circulación esta moneda de papel 6 días después.

Ramón Cobo Huici

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