El 4 de octubre de 2014 la casa de subastas Künker llevará a cabo su décimo remate de órdenes y decoraciones en Osnabrück, en el que encontramos una pieza que rompe todos los récords: la insignia de la Orden Imperial de San Andrés, el Primer Apóstol Llamado, con una estimación de 750.000 euros.
La Orden Imperial de San Andrés, el Primer Apóstol Llamado, es la más antigua de las órdenes rusas. Fue establecida por el zar Pedro I el 30 de noviembre / 10 de diciembre 1698, en honor de San Andrés, el santo patrón de Rusia. A este apóstol se le dio el epíteto de Protocletos, porque Juan el Bautista le aconsejó acudir a Jesús, y Andrés se unió a él; en consecuencia, se convirtió en el primer discípulo de Jesús. Después se lo presentó a su hermano Simón-Pedro.
El uso de este epíteto de Primer Apóstol Llamado por Jesucristo es también una forma de reivindicación frente a Roma y San Pedro, puesto que San Andrés es el patrón de Rusia y de la iglesia Ortodoxa
Volviendo a la fundación de la orden, 1698 fue el año en que Pedro I el Grande tuvo que abortar su viaje a través de Europa debido a la conspiración de los Streltsí, que se opusieron a la modernización de Rusia siguiendo el modelo europeo. Sólo su aniquilación radical allanó el camino para que Pedro pudiera promulgar nuevas leyes e introducir nuevas costumbres. Este es el contexto en el que se instituyó la primera orden de caballería rusa, siguiendo el modelo occidental para premiar el compromiso con el zar.
El sistema de condecoraciones occidental había dejado una fuerte impresión en Pedro el Grande. Durante su viaje por Europa había participado personalmente en las ceremonias de concesión de la Orden de la Jarretera en Inglaterra y del Toisón de Oro en Viena. Hasta entonces, el zar de Rusia utilizaba herencias o regalos únicos para recompensar los buenos servicios. Una condecoración ofrece posibilidades mucho mayores para canalizar lealtades.
Pedro el Grande creó una clase única de la Orden Imperial de San Andrés como la más alta condecoración rusa. Más tarde se dispuso que la orden se otorgara sólo a personas que tuvieran el rango de Teniente General y que ya hubieran sido premiadas más de una vez. Por lo tanto, el círculo de beneficiarios de esta condecoración consistía exclusivamente en personas de la más alta “calidad”.
Con motivo del 300 aniversario del establecimiento de la orden, Boris Yeltsin restableció la Orden de San Andrés el 1 de julio de 1998. Entre sus receptores modernos tenemos a Alexander Solzhenitsyn (1918-2008), Mijail Gorbachov (n. 1931) y Mijail Kalashnikov (1919-2013), inventor de la ametralladora que lleva su nombre.
La orden consta de tres partes: una placa, una banda y un collar. La placa, en forma de estrella de ocho puntas, con un círculo azul en el que figura la leyenda en ruso “Por la fe y la fidelidad” y en su centro el águila y la cruz de San Andrés. Esta condecoración se llevaba en la parte izquierda del uniforme militar o traje de la corte, combinada con la banda o el collar, dependiendo del protocolo de la ocasión.
En la que sale ahora a subasta, vemos el collar, perteneciente al segundo modelo -de 1857 a 1917- formado por siete águilas, seis cruces de San Andres y cuatro monogramas en las extremidades, joya y la estrella todo dentro de su estuche original.
Antes de especular sobre la identidad del portador de la insignia que ahora sale a subasta en Künker, hay que intentar fijar la fecha en la que se fabricó. Los troqueles utilizados para marcar las piezas individualmente proporcionan una pista y gracias a estos cuños sabemos que el otorgamiento de la orden no puede haber tenido lugar antes de 1903.
Tras una exhaustiva investigación, Michael Autengruber, el autor del catálogo de la subasta de órdenes, está convencido de que esta condecoración debe haber pertenecido a la familia Romanov. De acuerdo con el registro de la orden, después de 1903 este honor fue concedido a sólo cuatro miembros de la familia real.
– El zarevich Alejo Nikolayevich, que fue asesinado junto con su familia y cuyas condecoraciones seguramente han permanecido en Rusia
– El príncipe Gabriel Konstantinovich, bisnieto del zar Nicolás I.
– Vasili Alexandróvich, sobrino del zar Nicolás II.
– Román Petróvich, bisnieto del zar Nicolás I.
Así pues, el propietario de la insignia de la orden sólo podría haber sido uno de los tres últimos. Tras la Revolución Rusa, tuvieron unas vidas “ajetreadas”: Gabriel Konstantinovich fue liberado de la cárcel con la ayuda de Máximo Gorki y logró huir a París. Por su parte, Vasili Alexandróvich estaba de vacaciones en Crimea cuando estalló la revolución, y consiguió escapar a bordo de un buque de guerra británico. Después, pasó el resto de su vida en California.
Román Petróvich viajó en el mismo barco de guerra que Vasili Alexandróvich, aunque eligió la francesa Cap d’Antibes como su nueva casa, que ni siquiera abandona cuando se le ofreció la corona de Montenegro en 1941, cuando este territorio pasa a ser un protectorado italiano. Él es el único miembro de la familia con descendientes, entre ellos Nicolás Románovich (1922-2014), jefe legítimo de la Casa de los Romanov hasta su fallecimiento hace unos días (septiembre de 2014).
Realmente tampoco importa demasiado qué miembro de la familia Romanov había llevado la insignia, aunque es un dato histórico más sobre esta importante pieza. Künker calcula que este lote único atraerá gran interés sobre todo en su país de origen y por lo tanto es probable que vuelva a casa después de todos estos años.
(En portada vemos un retrato del zar Alejandro III en su coronación (1881), con el Collar de la Orden Imperial de San Andrés, el Primer Apóstol Llamado).
Información elaborada a partir de la nota de prensa amablemente proporcionada por Björn Schöpe (MünzenWoche).