El pasado mes de junio abríamos los artículos sobre moneda en panoramanumismatico.com con la primera parte de “La moneda genealógica en la República Romana y en el Principado de los Julio-Claudios”, en el que recogíamos “El esplendor de la República”. En esta segunda entrega trataremos sobre las Guerras Civiles y, en concreto, sobre Julio César y la posterior transformación de la República.
En este período tratado en esta segunda parte del estudio sobre la moneda genealógica, se produce una quiebra del Estado y determinados personajes entran en una dinámica de cruentas luchas que durarían veinte años, primero fue César contra Pompeyo, luego los asesinos de César contra los cesarianos, y por último la lucha con los hijos de Pompeyo y entre los triunviros, hasta que la totalidad del poder quedó en manos de Octavio tras la muerte de Marco Antonio y la conquista de Egipto. Obviamente en este período se multiplicaron las acuñaciones monetarias, no sólo de los monederos oficiales del Estado sino de todos los bandos en conflicto, siempre con gran personalismo, en todas ellas dominarán los retratos y las referencias familiares, pero su complejidad y volatilidad escapan a este estudio, por lo cual sólo se van a comentar algunas emisiones que nos parecen muy interesantes en relación a este trabajo, aunque siempre insertándolas en su contexto histórico, ya que sin él no se entenderían.
El primer período de esta etapa histórica está dominado por la figura de Cayo Julio César (49-44 a.C.), y se inicia cuando siendo por entonces procónsul de las Galias, pasa con sus legiones el Rubicón (frontera de su provincia con Italia), alegando que el Senado le perseguía y atentaba contra los derechos de los tribunos de la plebe y la libertad del pueblo, y además se quejaba de que se le negaba por parte de una facción del Senado el reconocimiento de su dignitas personal, acrecentada por sus numerosos servicios al Estado que él y su familia habían hecho desde hacía siglos. Con rapidez César obligó a sus enemigos a huir y entró en Roma, dominando la totalidad de Italia, a partir de este momento se inician una serie de campañas militares que son continuas victorias de César en Hispania (Ilerda, 49 a.C.), en Farsalia ante Pompeyo (49 a.C.), en Egipto (Alejandría, 48-47 a.C.), en el Ponto (Zela, 47 a.C.), en Africa (Tapso, 46 a.C.) y finalmente de nuevo en Hispania (Munda, 45 a.C.).
En lo político César es nombrado dictador en el año 49 a.C. y cónsul en el 48 a.C., desde entonces irá repitiendo estas magistraturas, dictador en 48, 46, 45 y 44 a.C., cónsul en 46, 45 (en solitario) y 44 a.C., ahora bien estas magistraturas tenían un condicionamiento legal, eran de tiempo limitado, y César quería algo más. Durante la campaña de África contra los últimos republicanos se hizo la primera emisión que vamos a comentar, donde César informa de su linaje familiar, dejando claro que si alguien puede reclamar un poder total sobre Roma es él. En el anverso coloca un retrato de Venus, y en el reverso muestra a Eneas en el momento de huir de Troya, llevando en sus hombres a su padre, Anquises, y en la mano el Palladion (estatua de Palas Atenea, protectora de Troya). La única leyenda que aparece en la moneda es la de su cognomen CAESAR, nadie podía tener la más mínima duda de la identificación del personaje. La gens Julia afirmaba descender del hijo de Eneas, Iulo (también llamado Ascanio), y por tanto tenían antepasados divinos (al ser Eneas hijo de Anquises y la diosa Venus), entroncaban con la mítica Troya y podían afirmar que ya habían sido reyes, ya que el hijo de Eneas fundó el reino de Alba Longa (en los montes Albanos), donde sus descendientes reinaron hasta la época de la monarquía en Roma (de hecho Rómulo y Remo pertenecían a la familia real de Alba Longa). Luego la leyenda dice que como consecuencia del auge del poder de Roma, las dos ciudades entraron en conflicto, y, finalmente, bajo el reinado de Tulio Hostilio, una guerra entre ellas fue resuelta por el famoso combate entre los Horacios y los Curiacios; los tres hermanos Horacios romanos combatieron a los Curiacios de Alba Longa para determinar que pueblo dominaría al otro. El último de los Horacios mató a los tres Curiacios obteniendo el triunfo para Roma. Alba Longa fue destruida, para nunca más ser reconstruida, y sus habitantes fueron trasladados a Roma, donde el monte Celio les fue concedido para que se establecieran, momento en que los Julios se asentaron como patricios en la ciudad y entraron en el Senado, y con ellos el mítico Palladion troyano, que pasó a proteger a Roma.
José Mª de Francisco Olmos
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Autor/a: José María de Francisco Olmos.
Profesor de Numismática Universidad Complutense de Madrid
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