a próxima subasta de Jesús Vico SA con piezas de la antigua colección Huntington sacará a la luz esta moneda, conocida desde el siglo XIX, pero que había permanecido oculta desde entonces. Su singularidad ha dado pie a todo tipo de opiniones acerca de su autenticidad pero es ahora cuando podemos hablar de ella con fundamento: con la moneda en nuestras manos.
Casi con toda seguridad, una de las monedas más raras de la serie hispánica, y la más rara de la celtibérica, es este as con leyenda Libiakos. La moneda presenta en el anverso una cabeza masculina de estilo tosco hacia la derecha, barbada y con collar, a la que acompañan delante y detrás delfines y unos símbolos semejante a dos eses en forma de aspa, que pueden interpretarse como símbolos astrales semejantes a esvásticas En el reverso podemos ver un jinete armado con ¿hoz de guerra o dardo? cabalgando hacia la derecha y debajo, sobre línea, la leyenda ibérica Libiakos.
Sin duda, se trata de una iconografía con elementos anómalos, como los dos símbolos astrales absolutamente originales, lo que ha suscitado dudas y polémica durante el siglo y medio transcurrido desde que apareció publicada por primera vez en el catálogo de la subasta de la colección de J. García de la Torre, antiguo ministro de Fernando VII y gran coleccionista, realizada por J. Gaillard en 1852. Antonio Delgado, el padre de la numismática moderna española, fue quien elaboró la parte relativa a la moneda hispánica y optó por incluirla en un apartado de inciertas con el nº 1334.
Posteriormente, en su Nuevo Método de Clasificación de las Medallas Autónomas de España, ya la atribuyó a la ciudad berona de Libia, citada en Plinio y en Ptolomeo. Esta ciudad se localiza cerca del actual Herramélluri, en el yacimiento denominado Colina de las Sernas, en el que se ha documentado arqueológicamente ocupación humana desde el siglo V a.C. hasta el V d.C.
Sin embargo, ya en aquel momento (1876) se desconocía el paradero de la moneda, que ha sido una especie de Guadiana en la historia numismática. Años más tarde (1890), Celestino Pujol y Camps, que emprendió una exhaustiva revisión de las leyendas monetales ibéricas y celtibéricas, no pudo verla personalmente, aunque narró sus infructuosas pesquisas para dar con su paradero, lo que le llevó a averiguar que en la subasta de Gaillard, el as de Libiakos había pasado por un ridículo precio a manos de un coleccionista francés, M. Lagilardaie.
Todos los autores del XIX -–Delgado, Heiss, Zobel, Pujol y Camps, etc.- dieron esta moneda por buena, aunque algunos de ellos no habían podido ya verla. Sin embargo, Antonio Vives, quien sienta las bases de la sistematización de la moneda hispánica, afirma taxativamente en el prólogo a La moneda hispánica que se trata de una pieza falsa. A su favor estriba el hecho de que él sí puede ver la moneda en persona en la colección de José del Hierro, de Madrid, quien, a su vez, la había comprado al coleccionista Alvarado, de Salamanca.
A partir de esta referencia, se vuelve a perder la pista de la moneda, que, en algún momento entre finales del siglo XIX y principios del XX pasa a la colección de Archer M. Huntington, y de allí a la Hispanic Society de Nueva York donde se ha conservado hasta su aparición en esta subasta.
Autores posteriores se han expresado en ambos sentidos, como Manuel Gómez-Moreno, por ejemplo, o G. F. Hill, en 1931, quien argumentaba que esta moneda, o era buena, o era una copia de un original genuino.
Aunque durante mucho tiempo se ha considerado una pieza única, existe un ejemplar muy parecido en la colección del Instituto de Valencia de Don Juan (nº cat. 1448), publicada hace algunos años, aunque ha pasado muy desapercibida ya que la leyenda se publicó como Liracos -–si bien se identifica, de forma errónea, con la pieza de la colección García de la Torre etc.- y se consignó como falsa.
La Libia de donde procederían las monedas con leyenda Libiakos era una de las tres ciudades beronas registradas por las fuentes literarias, junto con Vareia y Tritium. Estas dos últimas cuentan con emisiones monetarias identificadas con certeza en los siglos II y I a. C. A Vareia corresponderían las monedas con leyenda Uarakos y a Tritium se han adjudicado los rótulos de Titiakos y Teitiakos.
Además de los argumentos que puedan extraerse de la observación directa de la moneda que hoy nos ocupa, a favor de su autenticidad pueden esgrimirse otros razonamientos de tipo historiográfico. Hay que considerar que, en el momento en el que se publica por primera vez esta moneda, la lectura de los epígrafes monetales hispánicos se encontraba en sus inicios y pocas leyendas habían podido leerse aún con certeza. Por ejemplo, Heiss interpreta la leyenda Uarakos como Varaqs y la busca en Barajas (Madrid), mientras que Titiakos era para él una Tzutzia identificable con Atienza. Así, es muy difícil creer que, antes de 1852, existiera un falsificador con los suficientes conocimientos epigráficos como para crear una leyenda perfectamente legible e identificable con una ciudad constatada en las fuentes históricas.
No sólo eso, sino que los tipos que utilizó para la moneda son perfectamente coherentes con los que tenemos atestiguados en otras cecas de los berones y los vascones, como sucede con el arma que lleva el jinete del reverso. Dado que estas cecas, como Oilaunikos, Louitiskos, Uarakos, etc. no estaban bien interpretadas ni, por supuesto, bien localizadas en aquella época -–recalquemos de nuevo: estamos hablando de mediados del siglo XIX- es completamente inverosímil que un falsificador de entonces supiera que a las emisiones de la ciudad berona de Libia le convenía mejor un jinete esgrimiendo un arma arrojadiza que, por ejemplo, un jinete con lanza, tipo mucho más extendido.
Fig. 1. moneda de Libiakos según Delgado.
Fig. 2. moneda de Libiakos según Heiss.
Bibliografía:
A. Delgado, Nuevo Método de clasificación de las Medallas Autónomas de España, Sevilla, 1871.
J. Gaillard, Description de monnaies espagnoles et des monnaies Etrangères qui ont en cours en Espagne… composant le cabinet monetaire de Don José García de la Torre, Madrid, 1852.
Mª P. García-Bellido y C. Blázquez, Diccionario de pueblos y cecas de la Hispania antigua, Madrid, 2002.
A. Heiss, Description Générale des Monnaies Anticues de l’Espagne, Paris, 1870.
G. F. Hill, Notes on the ancient coinage of Hispania Citerior. Numismatic Notes and Monographs, 50, New York, 1931.
C. Pujol y Camps, “La epigrafía numismática ibérica”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 16 (1890), pp. 321-360.
A. Vives, 1926, La moneda hispánica, Madrid.
Alberto J. Canto García
Isabel Rodríguez Casanova