Continuamos hablando de las acuñaciones hechas a martillo o macuquinas. Y hoy nos corresponde estudiar un fenómeno de inversión de letras y números en unas Onzas madrileñas de Felipe IV.
Veamos un ejemplo de una preciosa pieza de 8 escudos acuñada en Madrid en 1643.

Nota: Esta pieza puede ser localizada en:
Ahora comprobemos cómo la tiene que ver, en el cuño, el «Incisor o Grabador»:

Hagamos un esfuerzo para imaginar que lo que vemos en relieve está incuso.
Aunque la anomalía de inversión en anverso de la “D” de “D G” (DEI GRATIA), y en reverso del “4” de la fecha “1643”, son totalmente apreciables en la moneda vista en su posición normal, nunca está de más «verlas en el espejo», como las vería el Incisor en el cuño, y así comprobamos la “D” y el “4” al derecho.
Pero este no es un hecho aislado, fruto de un error puntual, pues estudiando un par de onzas más de esta ceca, esta década, este monarca y este ensayador B (Juan Bautista Barniches), observamos la anomalía repetida.
Veamos: pieza de 8 escudos acuñada en Madrid en 1642.

Nota: Esta pieza puede ser localizada en:
Y otra: pieza de 8 escudos acuñada en Madrid en 1645.
Nota: Esta pieza puede ser localizada en:
Para mayor extrañeza, encontramos una pieza de 8 reales acuñada en Madrid en 1643. Esta tiene, además el ensayador B girado.

¿Qué misterio, qué motivo, impulsó a los responsables de estas acuñaciones a cometer estos errores? ¿Se dio cuenta el ensayador? ¿Son obras del mismo grabador?
Si recurriésemos a la ley de probabilidades daría una cantidad infinitesimal para que este fenómeno fuese una mera casualidad.

A propósito… ¿Alguien aprecia, en esta onza, la palabra REX antes del año?
Próximamente: «Bolas de Fuego» en las Onzas Limeñas de 1746.
Rafael Tauler Fesser
Autor/a: Rafael Tauler Fesser