Una pieza única: el quaternion de Augusto

Una pieza única: el quaternion de Augusto

Una pieza única: el quaternion de Augusto 150 148 admin

Uno de los pocos múltiplos del áureo que quedan en el mundo es el quaternion de Augusto que se conserva el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid. Su exposición permanente al público es una ocasión excepcional para descubrir algo más sobre la moneda romana de oro más significativa de este Museo, el MAN.

Fue Gervasio Collar y Álvarez quien, el 4 de abril de 1919, depositó esta pieza en el Museo Arqueológico Nacional, con la intención de que esta institución la adquiriera. Tras el pertinente papeleo burocrático e intercambio de informes sobre su autenticidad, la pieza fue adquirida dos años después por la cantidad de cinco mil quinientas pesetas, por lo que los fondos del MAN pudieron albergar esta insólita pieza para ser mostrada en la exposición permanente que, sin embargo, quedó incomprensiblemente cerrada desde 1951 hasta hace unos pocos años.

Esta moneda, que se encuentra en estado de muy buena conservación, tiene un peso de 31,92 gr., que equivale a cuatro áureos y un módulo de 30 mm. de diámetro, en correspondencia con este tipo de piezas, a lo que se suma una igual coincidencia en arte, tipos y leyendas, con el numerario de la época.

El hecho de que esta pieza tenga un altísimo valor hace que la podamos considerar, más que como moneda, como medallón; por lo que suponemos que su acuñación más que al curso legal, fuera destinada a servir como objeto de prestigio que, ofrecido a las personas allegadas al emperador o por razones diplomáticas, venía a conmemorar la conquista de Egipto tras la victoria del año 30 sobre M. Antonio y Cleopatra en Actium.

Fechada en el 27 a.C., en un momento que, tal vez se pueda decir, abre el inicio de las acuñaciones propiamente imperiales, representa en el anverso, la cabeza desnuda del emperador Augusto (Roma 63 a.C .- Nola 14 d.C.), a la derecha, con el signo zodiacal de Capricornio bajo el corte del cuello, y con una gráfila de puntos que rodea la leyenda «August[us]. Co[n]s[ul].VII. Imp[erator]. Caesar. Divi. F[ilius].».

En el reverso, dentro del círculo de puntos, se muestra un hipopótamo en pie, parado, y hacia la derecha, en consonancia con la leyenda «Aegypto Capta».

Con el número de inventario 1921/9 del MAN, esta moneda es una de las que pudo salvarse de los avatares de la guerra civil. La tarde del 4 de noviembre de 1936, representantes del Gobierno republicano, acompañados por la Guardia de Asalto y milicianos, se dispusieron a la incautación de los tesoros y objetos más importantes, especialmente las monedas. El rastro de éstas se perdió en el tristemente famoso yate «Vita», en el puerto de El Havre, con lo que fueron seguramente vendidas o fundidas en América, tras su llegda a Veracuz. Sin embargo, gracias a la actuación de Felipe Mateu y Llopis, conservador del Gabinete Numismático, quien procuró salvar todo lo que se pudiera del monetario, incluso escondiéndolo por los rincones y tiestos del Museo, podemos hoy contemplar esta insólita pieza.

Una moneda singular de ceca desconocida

La falta de datos en relación a su procedencia ha supuesto que surjan una serie de incógnitas, lógicas, si tenemos en cuenta el hecho de que se trata de un ejemplar único. De ellas tal vez la más importante sea la que concierne al lugar de acuñación.

Hoy por hoy, sólo se conocen otros dos múltiplos del áureo, también del principado de Augusto, pero de fecha bastante más tardía, entre el 2 a.C. y el 4 d.C., y emitidos en la ceca de Lugdunum (Lyon), lo que las diferencia considerablemente del quaternion del MAN. El primero de ellos, encontrado en las excavaciones de Pompeya, en 1759, porta la cabeza laureada de Augusto, en el anverso, la representación de Diana, en el reverso, y se conserva en el Museo Nacional de Nápoles; en tanto que el segundo, sin procedencia arqueológica, conservado en el Museo Arqueológico de Este, cerca de Padua, tiene como reverso la representación de Cayo y Lucio. En ambas monedas Augusto aparece con la titulación de «Pater Patriae», que recibió el año 2 a.C.

Desde un punto de vista estilístico, y a diferencia de los ejemplares de Nápoles y Este -que muestran un tratamiento menos refinado, incluso tosco, aunque quizás con un retrato del princeps más fiel en cuanto al parecido-, el quaternion del MAN, aúna la perfección naturalista, de tradición itálica, del retrato, con un dominio técnico y una belleza propias de los artistas griegos; si bien pueda mostrar cierta idealización a la hora de representar al emperador, que tal vez quede relativizada por su juventud. Sea como fuere, lo cierto es que su resolución artística nos remite a un taller oriental, posiblemente Pérgamo, a juzgar por su similitud tipológica con el numerario atribuido a esta ceca.

Autor/a: José María Martínez Gallego

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