Cuando el 1 de enero de 2002 entraron en circulación las monedas y billetes de euro, quedaba muy lejos el final del plazo dado para cambiar las pesetas por la nueva moneda: 19 años.
Pero el día llegó. Y ante la cercanía de la fecha, los medios de comunicación comenzaron a recordarnos que todavía teníamos pesetas en casa y que podíamos cambiarlas por euros en el Banco de España. Hasta el 30 de junio de 2021.
Finalizaban, así, algo más de 130 años de historia.
La peseta se estableció como unidad del sistema monetario español tras el Decreto de 19 de octubre de 1868, firmado por Laureano Figuerola, Ministro de Hacienda del Gobierno Provisional. En él, se establecía la peseta dividida en 100 céntimos como unidad monetaria y como moneda efectiva en todos los dominios españoles.
Esta reforma monetaria buscaba adecuar la moneda española a la de los países colindantes y unificar el deslavazado sistema español, en el que circulaban gran cantidad de monedas extranjeras (napoleones de oro franceses, por ejemplo) y españolas antiguas (maravedís, reales de vellón, escudos de plata, etc.). Todo ello, en última instancia, podría servir para facilitar la conexión de España con el exterior y, con ello, dar mayores facilidades a la entrada de capitales extranjeros.
La marcha de Isabel II a Francia el 30 de septiembre de 1868 y el consiguiente inicio del Gobierno Provisional (Sexenio democrático, 1868-1874) crearon el ambiente poítico adecuado para una verdadera reforma monetaria.
En el Decreto de 1868 se estableció un sistema monetario con la unidad en la peseta y múltiplos y submúltiplos acuñados en oro (5, 10, 20, 50 y 100 pesetas), plata (5, 10, 20, 50 y 100 pesetas) y bronce (1, 2, 5 y 10 céntimos). Las primeras se fabricaron en 1869, aunque el oro nunca se llegó a acuñar y sólo salieron de las máquinas unos ejemplares de prueba de 100 pesetas.
Los tipos acuñados en las nuevas pesetas respondían a los conceptos del nacionalismo liberal y, a la vez, rompían con los conceptos monárquicos y patrimoniales del numerario del Antiguo Régimen.

Fig. 1.- 2 pesetas (imagen tomada de https://www.numisbids.com)
El artículo 6° del Decreto de 1868 estipulaba que las monedas cuyo tamaño lo permitiese ostentarían “una figura que represente á España, con las armas y atributos propios de la soberanía nacional”.
La Real Academia de la Historia recibió el encargo de elaborar un informe acerca de los nuevos tipos que deberían representar a la Nación en la moneda. Este fue firmado el 6 de noviembre de 1868 por Salustiano de Olózaga, Cayetano Rosell, Aureliano Fernández-Guerra y Eduardo Saavedra y será la base de los nuevos símbolos oficiales de España.
La imagen elegida para el anverso fue una alegoría usada en época romana por el emperador Hadriano: una personificación de Hispania, llevando rama de olivo, sentada o recostada en los Pirineos, según el metal acuñado.
En el reverso, se mostraría el escudo de armas de España cuartelado de Castilla, León, Aragón y Navarra, con remate de Granada. El nuevo escudo se contraponía con el de la persona reinante, que hasta entonces aparecía en las monedas y se identificaba con España.
En las monedas de plata, el escudo está flanqueado por las columnas de Hércules, aludiendo al descubrimiento y la conquista de tierras ultramarinas, que junto con el PLUS ULTRA de Carlos I completan el significado de dominio territorial.
Como remate del escudo se escogió una corona mural. Su existencia obedece solo a la necesidad de aludir a un sistema de gobierno determinado, en un momento en que aún no estaba promulgada la Constitución de 1869 y el Gobierno Provisional rehúye cualquier manifestación en el sentido de Monarquía o República.
En el bronce, el escudo es sujetado por un león rampante, lo que dio pie al nombre popular con el que se conocieron los 10 y 5 céntimos: perra gorda y perra chica, respectivamente.

Fig. 3.- Perra gorda (imagen tomada de https://www.numisbids.com)
Con la elección de esos tipos, queda reflejada la vocación europeista del Gobierno Provisional pues era similar al tipo habitual en países de larga tradición democrática, como Inglaterra, Francia o Suiza, en cuyos numerarios una figura femenina se utilizaba para simbolizar la imagen de la nación.
El modelo definido por la Real Academia de la Historia fue aprobado por las autoridades políticas y sirvió de base para la convocatoria de un concurso internacional de grabadores, de entre cuyos proyectos se habrían de escoger los tipos definitivos de la nueva unidad, sus múltiplos y divisores.
Las figuras adoptadas definitivamente fueron grabadas por el grabador principal de la Casa de Moneda de Madrid, Luis Marchionni, cuyas iniciales se encuentran en todas las monedas que se acuñaron (LM).
Las leyendas de las nuevas monedas se ajustaron en la medida de lo posible a lo estipulado por el Decreto. En su artículo 6º se determinaba que las nuevas monedas llevarían “expresados su valor, peso, ley y año de la fabricación. Asimismo, aparecerán en ellas las iniciales de los funcionarios responsables de la exactitud del peso y ley”. No obstante varían según se tratase de monedas de bronce, plata u oro.
No todos los españoles estuvieron de acuerdo con el Decreto de 1868 y todo lo que implicaba. Los carlistas aceptaron la implantación de la peseta como nueva unidad monetaria, pero rechazaron la simbología del Estado Liberal. En las acuñaciones que efectuaron a nombre de Carlos VII durante la Guerra Carlista de 1872-1876 mantuvieron todos los atributos de la Monarquía Hispánica.
Por otra parte, durante la I República de 1873 se produjeron revoluciones cantonales en diversas ciudades españolas., que se oponían al centralismo de Madrid y, tal vez, a la simbología de las monedas del Decreto de 1868 como sugiere la observación de las acuñaciones efectuadas en 1873 por el Cantón de Cartagena y sus motivaciones.
Desde aquel 1868, la peseta ha evolucionado en tipos, leyendas y metales acuñados, reflejando y adaptándose a la Historia de España.
Para saber más:
SANTACREU SOLER, J. M.: (1994): “La revolución monetaria española de 1868”; Anales de Historia Contemporánea, 10, 1993-1994, pp. 511-523. http://hdl.handle.net/10201/7065
SANTACREU SOLER, J. M. (2002): Peseta y política. Historia de la peseta 1868-2001. Barcelona : Ariel.
SANTIAGO FERNÁNDEZ, J. de (2000): La Peseta. 130 años de la Historia de España. Madrid.
Información del Banco de España: https://www.bde.es/f/webbde/EYC/billemone/ficheros/es/peseta.pdf https://www.bde.es/bde/es/areas/billemone/Publico_general/Billetes_y_moned/