La Real Academia de la Historia posee uno de los Gabinetes Numismáticos más interesantes de nuestro país y, sin duda, el mejor conocido, ya que, en los últimos años, la práctica totalidad de sus fondos monetarios ha sido estudiada y publicada por los mejores especialistas. De este modo, el Gabinete de Antigüedades de la Academia se ha convertido en uno de los centros más activos de la investigación numismática en España.
El monetario de la Academia de la Historia (RAH) comenzó a formarse muy poco después de la fundación de la institución y desde entonces ha sido una de las secciones más importantes del Gabinete de Antigüedades ¿De dónde viene el interés por la numismática que mantiene la RAH desde sus inicios?
La RAH cuando se funda, en el siglo XVIII, en la época de la Ilustración, lo que pretende es ilustrar, es decir, racionalizar, el conocimiento de la Historia; y para escribir una Historia objetiva había que hacerlo sobre documentos auténticos. De la Antigüedad, los documentos probablemente más auténticos que existen son las monedas. Aparte del gusto por las colecciones, la gente a veces no ve que son documentos oficiales hechos por la autoridad oficial, además con el aliciente de que, como tenían valor económico, eran aún más cuidados. Estudiar las monedas, de dónde salen, qué ciudades citan, era el mejor documento existente para conocer la antigüedad. Por eso pronto fue el propio Fernando VI el que suscitó el que la Academia hiciera una colección, incluso regalando algunas piezas y mandando algunos estudios. Desde entonces la Academia siempre ha exigido que el Anticuario, como se llama al que cuida las antigüedades, tuviera en su currículo formación numismática.
El Gabinete de Antigüedades de la RAH es la única gran colección española que tiene publicados prácticamente todos sus fondos numismáticos ¿cómo se consigue esto?
La publicación de los fondos da la Academia merecería una reunión para explicarse, porque realmente no ha sido tan difícil. Ha sido una de las tareas más gratas que he realizado yo desde que soy anticuario de la Academia, porque ha sido únicamente dejar a personas responsables la posibilidad de trabajar con eficacia, y es impresionante los resultados que hemos obtenido. Prácticamente la Academia lo único que ha puesto han sido sus monedas; el resto lo han hecho muy destacados especialistas a los que, yo creo, falta, a lo mejor, un mayor reconocimiento, no sólo por este hecho, sino por lo que supone de entrega a la numismática, que es una ciencia tan bonita pero que al mismo tiempo exige cierto sacrificio.
Además de la colección dedicada a publicar las diferentes secciones del monetario, el Gabinete de Antigüedades está editando otra serie denominada Bibliotheca Nvmismatica Hispana, de la que ya han aparecido ocho volúmenes, con estudios monográficos. ¿Cuáles son los próximos proyectos?
A medida que se fue publicando el catálogo, se vio la necesidad de intentar atender todos los estudios que los numismáticos realizan en España, donde no existía una serie dedicada específicamente a ello. Por eso se inició esta serie de Bibliotheca Nvmismatica Hispana. El próximo volumen será el de la doctora Fátima Martín Escudero sobre la historia de los estudios de moneda árabe en España y luego también está pendiente la publicación de la colección de moneda andalusí de la Biblioteca Nacional de París, porque, una vez publicados nuestros fondos, también se pretende ir publicando las principales colecciones de moneda española en el extranjero.
A diferencia de otras instituciones, la RAH no ha tenido reparos en acudir a expertos numismáticos ajenos al mundo académico a la hora de publicar sus fondos. ¿Cree usted que existe cierta prevención frente a la investigación que viene del mundo del coleccionismo?
Al contrario, no creo que exista prevención. Yo más bien diría que lo que a veces no percibimos es que los puestos oficiales no siempre han existido, y mucho menos en la historia de la humanidad. La Academia es un centro de investigación y está abierto a los que investigan, a los que saben. A mí lo que me interesa es que la gente sepa; el puesto que tienen, me interesa a nivel personal, por conocer a la gente que tengo a mi alrededor, evidentemente, con la que trabajo, pero científicamente eso no es relevante. Nadie publica un artículo diciendo de dónde vienes, sino que lo que importa es lo que pones, esa es la clave. Creo que, en ese sentido, recuperar todo el conocimiento, muchas veces muy complementario del que existe en los centros oficiales, parece una cosa lógica, que cae por su propio peso.
Su cargo es el de Académico Anticuario, un título que hoy en día suena extraño porque lo asociamos con el comerciante de antigüedades. ¿Sería usted partidario de actualizar el nombre y denominarse, por ejemplo, “Académico Arqueólogo”?
Yo creo que mi única satisfacción como académico es ser Anticuario. No, eso es muy importante. ¿Qué pasaría si dijéramos “vamos a tirar la catedral de Toledo para hacer una catedral más nueva”? Menuda barbaridad. Pues pasa lo mismo, una cosa es que se trabaje con las técnicas más modernas, si se quiere y se puede, y otra es que se guarden las cosas que institucionalmente son en sí ya un patrimonio cultural. Y yo creo que eso es muy importante que se tenga en cuenta. El título hace referencia a su creación en el siglo XVIII, no cuesta nada mantenerlo, es un bagaje cultural, un enriquecimiento de nuestro patrimonio, que yo creo que se debe mantener, aunque no sea esencial y suene pintoresco.
Usted es catedrático de Prehistoria, sin embargo sabemos que es un gran conocedor de la numismática y ha publicado diversos artículos de peso sobre moneda hispánica antigua, por ejemplo. ¿Qué le ha llevado a interesarse por esta materia que en principio parece tan distinta de su ámbito de estudio principal?
Yo soy catedrático de Prehistoria pero me dedico sobre todo a la Protohistoria. Uno de los problemas que tenemos hoy día en la investigación es que a veces, so pretexto de especialización, perdemos la visión interdisciplinar, que es esencial en cualquier campo especializado, y cuanto más especializado, más necesaria es esa visión interdisciplinar. Por eso yo estoy interesado por la numismática, muchísimo, porque, como he señalado al principio, nos da unas claves muy importantes; pero también estoy interesado por la epigrafía, las cerámicas y también la literatura de la Hispania prerromana, que, aunque parezca mentira, existe. Aparte de eso, yo desde pequeño me he interesado por la numismática porque es uno de los campos más atractivos del mundo de las antigüedades, desde siempre, desde la antigüedad. Y, por tanto, he sentido en mí esa atracción que he cultivado todo lo posible, aunque, por razones obvias, no tengo una colección particular.
Hace unos años no existía una especialización tan estricta como a la que parece que tendemos ahora… ¿Cuál opina usted, como docente, que debe ser el lugar que ocupe la numismática en el plan de estudios de alguien que quiera especializarse en mundo antiguo, bien sea prehistoria, arqueología o historia antigua?
Creo que lo he contestado un poco en la respuesta anterior. La numismática es una ciencia articuladora de muchísimos saberes y por tanto me parece muy útil hasta como ejercicio para el que quiera estudiar la antigüedad. Es como tener buena base matemática o tener buena base filosófica. De todas las ciencias de la Antigüedad es tal vez de la más abierta y la más complementaria: entra historia del arte, entra epigrafía, entra, por supuesto, iconografía, entra análisis de metales, entra todo. Y en ese sentido me parece que formarse en numismática es formarse o abrirse las puertas a todas las líneas de estudio de la antigüedad.
Hace algunos años se habló de formar un museo abierto al público con las colecciones de la RAH, proyecto que entonces no se llegó a materializar ¿existe algún otro proyecto similar actualmente en estudio? ¿Veremos algún día expuestas las piezas del Gabinete Numario?
Efectivamente hace unos años sí se pensó abrir al público las colecciones del Gabinete de Antigüedades. Pero lo esencial, lo que tiene interés como patrimonio cultural español, es que es precisamente un Gabinete, y un Gabinete es una sección de estudio; entonces eso es difícil de musealizar, porque pierde su propia entidad. Las piezas de la Academia se muestran sobre todo a través de exposiciones temporales; en ese sentido a lo mejor sí que convendría algún día hacer una exposición sobre todo el contenido de la Academia, explicando desde cómo se formó, lo que contiene y, sobre todo, cómo es una institución abierta a colaborar con otras instituciones, con otras personas, para atraer al público y para darle a conocer este apartado interesante de nuestro rico patrimonio cultural.
Autor/a: Isabel Rodríguez Casanova