La retirada de la moneda belga conmemorativa de la batalla de Waterloo, o la protesta expresada en algunos círculos por la emisión en España de la pieza dedicada a los “70 años de paz” son dos de las polémicas más recientes relacionadas con nuestra moneda única. Como recoge una reciente publicación sobre su origen, el consenso nunca ha sido fácil.
Doscientos años después, Francia parece que no se resigna a haber perdido la batalla de Waterloo que supuso el fin del imperio napoleónico y ha impuesto el veto sobre las monedas conmemorativas de dos euros que había acuñado la Real Casa de la Moneda de Bélgica. El argumento galo es que el motivo utilizado en las monedas podría resultar negativo para una parte de la población europea, máxime en un momento en el que la Unión pasa por una época difícil.
En la ceca belga no se explican esta reacción que implica la destrucción de nada menos que 180.000 monedas de dos euros ya acuñadas, de las 265.000 que estaban previstas como volumen total de la emisión. Las pérdidas que va a causar este proceso de retirada y refundición de las monedas se calculan en más de millón y medio de euros.
Por otra parte, el tipo de la moneda no parece especialmente ofensivo, al menos para los ojos de alguien ajeno a los países contendientes. Simplemente presenta un león sobre el monte de Waterloo y las fechas 1815-2015. Eso sí, la ceca belga tiene prevista una segunda emisión, un plan B, que estará compuesta por piezas de 2,5 euros de facial, que no son de curso legal, con un volumen de emisión de 70.000 ejemplares y un diseño que aún no se ha dado a conocer, aunque no diferirá mucho del primero.
Otra reciente moneda conmemorativa que no ha estado exenta de polémica ha sido la dedicada en España a los “Setenta años de paz”, dentro de la serie Europa (https://panoramanumismatico.com/noticias/setenta-anos-de-paz/ ). El motivo de esta emisión es recordar el fin de la II Guerra Mundial, un conflicto en el que España no intervino, -al igual que sucedió con Portugal, que también se ha sumado a la iniciativa con una reciente emisión-.
Según informaba el diario El País en su edición del pasado 17 de marzo, han sido muchas las voces que se han alzado en las redes sociales contra la emisión de esta pieza. Las críticas se basan, para empezar, en la similitud del lema con los “25 años de paz” que se celebraron en 1964 en referencia al fin de la Guerra Civil, en pleno franquismo, y recordada por la enorme propaganda que le dedicó el régimen. Pero la principal razón de las quejas va en el sentido de recordar que España vivió cuarenta años de dictadura que no pueden considerarse un periodo de paz, sino de silencio y represión.
Estos dos ejemplos muy recientes nos sirven para recordar que, más de una década después de la adopción del euro, sigue siendo difícil llegar al consenso acerca de sus emisiones. Pero las discusiones sobre su diseño se remontan incluso a mucho antes de que se comenzara a emitir. Una reciente publicación del Banco Central Europeo y el Banco de Finlandia, redactada por Antti Heinonen, antiguo director de billetes, nos cuenta las negociaciones, iniciadas a principios de los años noventa, que dieron como fruto una moneda única para Europa. Paso a paso se detallan los diferentes temas que se trataron, algunos tan importantes como los tipos de monedas y billetes o los materiales en que debían ser acuñados, los problemas con las falsificaciones y las dificultades que fueron surgiendo en el proceso.
El trabajo, en inglés, puede descargarse de manera gratuita en la web del banco central europeo desde el siguiente enlace: http://www.ecb.europa.eu/pub/pdf/other/the_first_euros_2015en.pdf
Imagen fabricación de euros: Banco Central Europeo.