Según informaciones publicadas en El Adelantado de Segovia, la Asociación Amigos de la Casa de la Moneda de Segovia, que ha propuesto que el Real Ingenio sea reconocido como la fábrica industrial más antigua, avanzada y completa que se conserva de la humanidad, está realizando un estudio comparativo con otras plantas similares que han sobrevivido. Así, para comprender la singularidad del edificio segoviano, miembros de la asociación han realizado un viaje de investigación hasta Rumania, para estudiar la ceca húngara de la ciudad de Nagybánya, (hoy Baia Mare, Rumania), mecanizada en 1579.
Los estudios han demostrado que la mecanizada ceca de Nagybánya, aunque seis años más antigua que el Real Ingenio, es más pequeña y sólo conserva edificios de 1739 y 1782, según ha afirmado el presidente de la Asociación Amigos de la Casa de la Moneda de Segovia, Glenn Murray. “Es más, y de gran importancia comparándola con el Real Ingenio — ha resaltado el historiador y numismático—, no conserva resto ni traza alguna de su sistema hidráulico. En cambio, el Real Ingenio es más grande y conserva sus edificios originales desde 1583 así como su primitivo azud y caz”.
La ceca húngara de la ciudad de Nagybánya comenzó acuñando moneda a martillo en el siglo XIV. Murray sostiene que a partir de 1411 hay documentos que dan fe del derecho que tuvo la ciudad para acuñar moneda.
Además de monedas de plata y oro, en 1455 se comienza la acuñación de moneda de cobre. Es el mismo año que en Segovia Enrique IV inaugura su nueva ceca de martillo. Entorno a mediados del siglo XV, Nagybánya era la segunda ceca en importancia de las cinco que había en Hungría, después de la de Körmöcbánya (hoy, Kremnica, Eslovaquia). Se labraba gran cantidad de moneda de oro en Nagybánya mientras que Kremnica se dedicaba más a la moneda de plata. La ceca estuvo en parte del castillo, intramuros de la ciudad, a la orilla del río Sasar, al parecer en el mismo emplazamiento que la posterior ceca hidráulica.
En 1579 fue equipada con ingenios para acuñar por laminación. “Se construyó entonces un azud en el río para desviar cierto caudal de agua hacia la Ceca mediante un caz donde se situaban las ruedas hidráulicas. Hoy en día, no se aprecia restos algunos del caz” ha señalado Murray explicando que de la antigua ceca de Nagybánya actualmente solo queda una serie de edificios del siglo XVIII que albergan el Museo de Arqueología de la región de Maramures. “Hay escasísima, por no decir nula, información en el museo sobre el pasado industrial del edificio”, ha manifestado el historiador Glenn Murray.