Hugo Capeto, Felipe II Augusto y San Luis continúan la serie dedicada a los grandes soberanos de la historia de Francia que se inició el pasado año con Carlomagno. Las monedas están disponibles con valores faciales de 50 euros en oro y 10 euros en plata.
No deja de parecer una paradoja que uno de los países más republicanos de nuestro entorno inmediato dedique una emisión monetaria a conmemorar a aquellos soberanos más importantes de su historia, de la que nuestros vecinos galos, sin duda, se sienten muy orgullosos. La primera de las emisiones de esta serie salió al mercado el pasado año con la imagen de Carlomagno y un atractivo diseño de inspiración medieval con un peculiar fondo rugoso. En 2012 se ha continuado con el mismo estilo, obra del conocido diseñador Christian Lacroix, y nuevas monedas, dedicadas a Hugo Capeto, Felipe II Augusto y Luis IX, más conocido por San Luis.
En el anverso de las monedas aparece el retrato frontal de cada rey, con corona, y la leyenda correspondiente, mientras que los reversos varían. Felipe Augusto va acompañado de una imagen del palacio del Louvre de su época; San Luis se asocia al roble de la justicia, ya que se considera a este canonizado monarca como el creador de la justicia real y el “justiciero supremo”. Para Hugo Capeto se ha elegido otro símbolo relacionado con la equidad, la denominada mano de la justicia que tantas veces hemos visto como gesto del Dios todopoderoso de las pinturas románicas.
Esta serie está formada por dos diferentes valores en oro y plata. En el primero de los metales se acuñan piezas con un peso de un cuarto de onza (8,45 gramos) y 920 milésimas de pureza, con un módulo de 22 milímetros. Su valor facial es de 50 euros y está previsto un volumen de emisión para cada uno de los tipos de 1500 unidades.
Por su parte, las monedas de plata presentan un valor facial de 10 euros. Cada una de ellas tiene un peso de 22,2 gramos y un diámetro de 37 milímetros y está acuñada en plata de 900 milésimas. Se calcula una emisión de 20000 ejemplares por cada uno de los tipos, todos ellos en calidad brillante sin circular, al igual que sucede con el oro.