Conviviendo con la tecnología más moderna, la British Royal Mint conserva los controles de calidad de su moneda tal y como se vienen realizando desde el siglo XIII mediante el llamado “Trial of the Pyx”.
Cada año desde al menos el muy remoto de 1248, las acuñaciones de la ceca londinense -y en la actualidad de su heredera, la British Royal Mint- se someten al veredicto del llamado “Trial of the Pyx”, algo así como el juicio de los cofres. Esta costumbre medieval permanece casi inmutable desde el reinado de Enrique III (1216-1272) y supone un gran contraste con las avanzadas tecnologías que se utilizan en la fabricación y control de las monedas actuales.
El nombre pyx es de tradición clásica y podríamos traducirlo en este contexto como cofre o caja de caudales (en castellano, el término píxide es utilizado en arte para designar cajas con tapa, así como cálices o copones). En el momento en el que se instituyó este juicio o prueba, las monedas se guardaban en una cámara de la abadía de Westminster; allí se seleccionaban al azar un lote de cada emisión acuñada a lo largo del año, que se sellaba en bolsas de cincuenta monedas cada una, a su vez guardadas en cofres hasta el momento de la prueba.
El “Trial of the Pyx” está presidido por el rey, en este caso la reina, o su delegado, y el jurado lo componen miembros independientes del mundo de las finanzas, altos cargos del estado, y al menos seis ensayadores del antiguo gremio de orfebres, en cuya sede se celebra desde 1870 esta ceremonia.
Desde el punto de vista histórico, merece la pena destacar el gran papel que tiene el gremio de orfebres en este juicio desde su inicio, en un momento de la Edad Media en el que se está intentando imponer un sistema monetario controlado por el soberano, sin olvidar tampoco la estrecha relación que existía entonces entre los talleres de orfebrería y las casas de moneda.
Durante la ceremonia, se sacan al azar algunas monedas de los cofres y se depositan en unos recipientes de cobre, mientras que el resto se pasa a unos cuencos de madera, que posteriormente se pesan para comprobar la exactitud en el peso.
Entre las monedas que han sido examinadas este año están la emisión de 20 libras realizada con motivo del nacimiento del príncipe Jorge o la moneda de un kilo con la que se recordará su bautizo.
El resultado del juicio se aplaza hasta mayo para dar tiempo a que las monedas puedan ser analizadas en los laboratorios de los orfebres y en la Oficina Nacional de Medición. Las pruebas que se realizan a las monedas combinan técnicas modernas como la fluorescencia de rayos X con otras tan tradicionales como la copelación.
La celebración de este juicio sigue teniendo un papel muy relevante en el funcionamiento de la ceca británica y en el apoyo a la excelente reputación internacional de la producción de la British Royal Mint.
Sin embargo, la legislación moderna no contempla sanciones en caso de un veredicto adverso del jurado. En el pasado, en cambio, la historia recoge que el maestro de la casa de la moneda fue a la cárcel en 1318 durante seis semanas, o que sir Isaac Newton, durante su etapa como maestro de la ceca, tuvo algunos problemillas cuando se pusieron en duda las muestras de sus piezas. En cualquier caso, nada lo suficientemente grave como para poder dañar la impoluta reputación de la ceca real británica.
El juicio del año pasado pueden verlo pinchando en este enlace: http://www.royalmint.com/discover/uk-coins/history-of-the-trial-of-the-pyx.
Fotografías: The Goldsmiths’ Company/Richard Lea-Hair. Gentileza British Royal Mint.