La excavación de un barco hundido en Lelystad saca a la luz uno de los tesoros numismáticos más importantes recuperados en Holanda, que ha permitido fechar el naufragio en 1572, en plena Guerra de Flandes.
La historia de Holanda siempre ha estado estrechamente unida al mar y al transporte marítimo; además, la particularidad de que gran parte de su territorio haya sido ganado al mar a lo largo de los siglos, hace que abunden los hallazgos de barcos hundidos. Este es el caso del pecio de Lelystad en el que el pasado verano se recuperó el hallazgo de monedas de plata del que hablamos.
Este yacimiento es conocido desde 1975 y desde 2003 estaba siendo excavado sistemáticamente por la Escuela de Campo Internacional de Arqueología Marítima de Flevolanda (IFMAF), una iniciativa en la que colaboran la Universidad de Groningen junto con las autoridades locales y el Consejo Nacional de Patrimonio para fomentar la investigación en el campo de la arqueología marítima. La actual provincia de Flevolanda, en la que se sitúa Lelystad, ocupa lo que hasta hace algunas décadas era el Zuiderzee, o Mar del Sur, una antigua entrada o bahía poco profunda del mar del Norte, que ha sido drenada y reducida a un lago.
El pasado verano, casi al final de la campaña de excavación, se produjo el descubrimiento de las monedas, en dos lugares diferentes del barco, -una parte de las monedas unidas en forma de cilindro-, si bien todos los datos arqueológicos apuntan a que debe considerarse un mismo hallazgo, y como tal se ha estudiado.
En total se han recuperado 46 monedas, todas de plata, de diferentes valores, desde piezas pequeñas hasta ejemplares de gran módulo. Una vez limpias y restauradas, se ha comprobado que la moneda más moderna se fecha en 1571. Además, no se ha encontrado ninguna moneda con el “golpe” que tenían todas las piezas en circulación entre 1573 y 1574. De ahí que los expertos del Museo Numismático de Utrech hayan determinado que la fecha del hundimiento del barco fue 1572, una precisión sin precedentes para una investigación de arqueología marítima de este tipo.
Las monedas recuperadas proceden de las cecas de Brabante, Güeldres, Holanda y Amberes, mientras que las 14 piezas halladas conjuntamente se acuñaron en Groninga, ciudad del Norte de los Países Bajos. Esta circunstancia ha sido interpretada por los expertos como que el capitán de la nave estaba involucrado en algún tipo de transacción comercial con aquella ciudad.
Estos años son especialmente convulsos en la zona en la que se produjo el naufragio: en 1573 tuvo lugar una famosa batalla del Zuiderzee pero ya el año anterior los enfrentamientos entre los españoles y los “mendigos del mar”, como se denominaba en Flandes a los piratas y, después de 1566, a los que actuaron como tales para oponerse a la dominación española, eran constantes. Estamos en pleno apogeo de la rebelión contra el Duque de Alba y 1572 fue un año clave.
Pero no sólo se han recuperado monedas en este barco, sino también toda clase de objetos de la vida cotidiana y algunas armas, que proporcionan una información valiosísima sobre este importante periodo de la historia de los Países Bajos. Aunque, una vez más, debemos a la numismática la precisión de una fecha que es la que verdaderamente hace que este hallazgo haya sido considerado uno de los más importantes de Holanda.