Buenos resultados en la moneda romana, la española moderna y sorpresas como la de esta rara moneda húngara que alcanzó los 12.500 euros de adjudicación, más de cuatro veces su precio en catálogo.
La tarde del pasado martes 11 de febrero los salones del Hotel Meliá Castilla de Madrid acogieron una edición más del remate numismático en sala de la firma madrileña Ibercoin. En total, se sometieron al veredicto del martillo nada menos que 1308 lotes entre monedas, medallas, billetes y lotes de conjunto, con una gran variedad de procedencias, cronologías, precios, etc. De este modo no es de extrañar que los resultados finales variaran en las distintas secciones de la subasta.
Entre las piezas que obtuvieron una mejor acogida por parte de los coleccionistas hay que destacar entre las series antiguas los denarios y antoninianos, que, si bien no lograron subidas espectaculares, alcanzaron una adjudicación de prácticamente el 90% de los lotes. Entre los que obtuvieron un remate más alto, tenemos este conocido denario de César con el elefante pisando un carnyx galo (lote nº 194), que subió en la puja desde 275 euros en catálogo a 400 de martillo.
Otra sección muy bien recibida fue la de la moneda española moderna, en la que brillaron especialmente las grandes piezas de oro. Sin duda la triunfadora de este capítulo fue esta onza sevillana (lote nº 541), batida en la capital andaluza en 1674 para Carlos II. Se trata de una pieza de gran rareza, ya que sería el segundo ejemplar conocido tras el publicado en el catálogo de Tauler. Además presenta muy clara la fecha completa. Todo ello explica que su precio subiera desde unos nada despreciables 6.000 euros de inicio hasta los 8.500 en que se adjudicó.
Ya con los borbones, hay que mencionar este otro ejemplar de ocho escudos (lote nº 562), acuñado en Lima en 1730 a nombre de Felipe V, pieza rara, por la que se había fijado una puja mínima de 3.000 euros, convertidos finalmente en 4.000 de martillo.
En cuanto a la plata, este precioso y rarísimo duro de Méjico (lote nº 552), también acuñado para Felipe V durante el primer año en el que las casas de moneda mejicanas se incorporan a la corona (1732), se presentaba en un excelente estado de conservación con un precio de salida a subasta de 2.000 euros y consiguió subir hasta 2.400.
Continuando en la línea de subidas moderadas, sin apenas despegarse de los precios de salida, hay que comentar, sin embargo, que se adjudicó toda la oferta de plata de Isabel II, así como todo el oro de Alfonso XII. Un buen ejemplo de lo que decimos puede ser esta moneda de 25 pesetas de 1883/2 *18-83 (lote nº 936), en calidad casi sin circular, rematada en 850 euros frente a los 700 de catálogo.
Una vez más hubo que esperar a la moneda extranjera para que se produjeran las grandes sorpresas de la subasta. Y es que cuando hay tanta variedad de oferta, y de países tan exóticos, pocas veces se acierta con lo que puede suceder. Vean, si no, este proof set formado por cinco pruebas unifaces de Etiopía (lote nº 1173) fechado en 1966, que pasó en la puja de 750 euros de salida a 1.600 de remate.
La gran subida de la subasta fue la que experimentó la moneda con la que ilustramos nuestra portada: un ducado de Jorge II Razocki de Hungría (lote nº 1199). Sin duda se trata de una pieza muy rara, acuñada en 1651 en Transilvania, hermosa y en excelente estado de conservación. Se había fijado una puja mínima de 3.100 euros que se quedaron muy cortos frente a los 12.500 en que finalmente se adjudicó.
Para terminar la subasta aún quedaba la amplia sección de lotes de conjunto y colecciones que también se saldó, como era de esperar, con un altísimo porcentaje de ventas.