Fuertes subidas en las adjudicaciones y un alto porcentaje de ventas han marcado tanto la subasta general como la dedicada a moneda extranjera. Destacaron los buenos remates de los denarios romanos y de las grandes piezas de oro extranjeras y españolas: hasta los 72000 euros subió esta excepcional onza segoviana de Felipe V.
Desde la tarde del martes hasta la de ayer miércoles la firma barcelonesa Áureo & Calicó celebró las dos subastas que había presentado para el mes de mayo, organizadas en tres diferentes sesiones. La primera estaba dedicada a la subasta general, mientras que las dos sesiones del miércoles se destinaron al remate del catálogo de moneda extranjera. En ambos casos pudieron verse subidas muy notables, así como un buen porcentaje de ventas, aunque algo menor en el caso de la moneda extranjera.
Como tenemos por costumbre, he aquí nuestro pequeño repaso por aquellos remates que nos han parecido más interesantes, por lo alto de los precios o por lo sorprendente de la subida, y podemos empezar por la moneda romana. La primera de las piezas que destacaremos es este áureo de Julio César (lote nº 24), de la ceca de Roma, cuyo precio de salida era de 10000 euros que, tras la puja, se convirtieron en 26000 de remate. Parecía un buen comienzo para las grandes piezas de oro imperiales que salían a subasta, pero lamentablemente la mayor parte de ellas habían sido retiradas.
Sin embargo, la moneda de plata suplió con creces esta ausencia alcanzando remates en muchos casos más de diez veces por encima de su precio de salida. Y así este denario de Claudio I (lote nº 30), con un raro tipo de reverso, pasó de unos modestos 300 euros en catálogo a nada menos que 15000 de martillo.
Hasta los 6000 euros llegó este otro (lote nº 33), ya de Nerón, con un tipo epigráfico rodeado de corona cívica, cuando su precio de salida era de solo 250 euros.
También multiplicó por más de diez su puja mínima este raro ejemplar (lote nº 44) con los retratos de Vitelio y sus hijos, con el que quería reforzar la continuidad dinástica que podría ofrecer su familia. Pasó de 400 euros en catálogo a 4600 de martillo.
Este denario de Pescenio Niger, considerado inédito (lote nº 70) consiguió alzarse desde sus 300 euros de inicio a 5500 de remate y terminamos este repaso por la plata con otro denario inédito, esta vez de Carausio (lote nº 94), que fue adjudicado en 4000 euros, frente a sus 500 de salida.
El capítulo dedicado a Roma concluyó con el remate de este tremissis (lote nº 95) acuñado por el usurpador galo Jovino en Lugdunum a principios ya del siglo V. De gran rareza, su precio de salida era de 6000 euros que se convirtieron en 8500.
Las secciones dedicadas a la moneda hispánica y medieval estuvieron moderadas en sus subidas y hubo que esperar a las grandes piezas de oro de los últimos Austrias y los primeros Borbones para volver a tener fuertes alzas. Así vimos cómo este escudo de Carlos II (lote nº 282) uñado en Cuzco en 1698, que partía a la puja desde 6000 euros, se remató finalmente en 8000.
Ya con Felipe V, el catálogo ofrecía un interesantísimo conjunto de onzas acuñadas en la ceca de Madrid (lotes 352-355) que obtuvieron muy buena acogida por parte de los coleccionistas, de modo que la pieza nº 354,del año 1728, alcanzó los 10000 euros de remate, y la nº 32, de 1720/19, se quedó muy cerca, en 9500.
Tampoco estuvo nada mal el remate de esta otra onza del mismo monarca acuñada en Méjico en 1714 (lote nº 357) que pasó de 6000 de salida a 8500 de adjudicación.
Pero todas ellas empalidecieron ante la que fue la joya de la subasta, el esperado ejemplar de ocho escudos acuñado en Segovia en 1708 (lote nº 360), considerado un ensayo del tipo definitivo que se adoptaría en 1721. Su precio de salida se fijó en 45000 euros que se convirtieron finalmente en 72000.
Otra adjudicación importante fue la de esta otra onza de Nuevo Reino (lote nº 600), del año 1763 y el retrato de Carlos III tipo “cara de rata”. Partía a la puja desde 3000 euros que se convirtieron en 10000 de martillo, el doble de la estimación calculada.
El resto de la subasta siguió registrando subidas, aunque algo menos llamativas, y se mantuvieron los altos porcentajes de ventas en todos los capítulos restantes. Con tan buenos resultados había que ver si la subasta de moneda extranjera conseguía mantener el nivel, algo que resultaba muy difícil, y hay que decir que los resultados de ventas fueron inferiores, aunque también se vieron algunas subidas reseñables.
Sin duda uno de los países que obtuvo mejores resultados en este remate fue Brasil, con todos sus lotes vendidos, algo que no supone ninguna sorpresa pero que causa asombro por los precios que pueden llegar a alcanzar sus monedas. En este caso se pudo ver cómo los 20000 reis de Juan V de 1727 (lote nº 3152) pasaban de 3000 euros de inicio a 6000 de martillo y especialmente, la gran subida de los 10000 reis del mismo monarca (lote nº 3151), de 1724, con un precio de inicio de 5000 euros, conseguían alzarse hasta nada menos que 27000.
Más flojo estuvo el capítulo de China, uno de los más amplios, donde sus peculiares monedas en forma de instrumentos no se despegaron mucho de los precios iniciales. Sí hubo algunas subidas como la del Sycee de 2 tael (lote nº 3231) que pasó de 300 euros de inicio a 1500 de remate, y en las piezas más modernas, como este dólar de Manchuria (lote nº 3243), que pasó de 6000 euros en catálogo a 4200 de adjudicación.
También de Oriente proviene otra moneda que vivió una muy buena subida en la puja, esta piastra de 1889 de la Indochina francesa (lote nº 3604), perteneciente a una emisión de solo 100 ejemplares, que pasó de 2100 euros en catálogo a 7000 de remate.
De la representación de Gran Bretaña destacaremos los 7250 euros en que se remató el ejemplar de cinco guineas de Carlos II (lote nº 3799) y por supuesto, los 15500 que alcanzaron finalmente las cinco libras de Jorge IV (lote nº 3809), que salían a la puja en 12000. La pieza de dos libras de 1826 (lote nº 3804) del mismo monarca se quedó en sus 7000 euros de salida.
El último de los países importantes en cuanto a representación en este catálogo era Suiza, que presentaba a subasta más de un centenar de lotes, entre ellos algunos de los de precio más alto. Sus resultados fueron moderados, ya que varias de las piezas de mayor valor no se adjudicaron, y las que lo hicieron no subieron demasiado en la puja, como sucedió con este taler de la concordia (lote nº 4073) batido en Berna en 1826, que solo pasó de 11000 a 11500 euros.