Este pasado jueves 9 de junio ha tenido lugar la segunda subasta del año de la firma madrileña con animadas pujas y un notable resultado de ventas, especialmente en la sección de medallas, pero también en moneda visigoda y medieval.
La subasta comenzó con el capítulo de moneda hispánica, en el que, en esta ocasión, predominaban las piezas de bronce desde las series celtibéricas o de la Ulterior hasta monedas romano-provinciales. Entre las que alcanzaron un precio más alto, podemos destacar la unidad de bronce con escritura sudlusitana de la ceca de ketovion-Salacia (lote nº 122) cuyo precio en catálogo era de 900 euros y fue adjudicada en 1050. En el apartado de moneda griega, el catálogo ofertaba diversas piezas de muy buena calidad, especialmente de Alejandro y de sus sucesores o imitaciones de las piezas de Filipo acuñadas en los diversos territorios de las tribus celtas. Entre ellas destacaba la estátera de Alejandro acuñada en Colofón (lote 243), que se adjudicó por 1300 euros. La octodracma ptolemaica que salía a la venta con el nº 254, con un tipo muy raro – el busto divinizado de Ptolomeo III y una cornucopia en el reverso- subió desde los 3800 euros iniciales hasta los 4200. También vivió un alza porcentualmente muy alta la estátera cartaginesa (nº 259) con cabeza de Tanit y caballo parado, que salía en 1000 euros y se remató en 1600. En la sección de república romana se encontraba un conjunto de bronce de primera época que fueron muy bien recibidos entre los coleccionistas. Así, el semis nº 268, vió como su cotización se elevaba desde los 300 euros de catálogo hasta los 950, o el triens nº 250, desde 400 a 775 de remate. En cuanto a los denarios, tuvieron muy buena salida, aunque no se vieran alzas espectaculares. Ya con el Imperio, un denario de Claudio I emitido a nombre de Antonia (lote nº 351) se adjudicó en 1000 euros, cuando partía de 800. Una de las piezas estrellas de la oferta era el sestercio de Calígula (lote nº 352) con tipo epigráfico rodeado de corona de roble, cuyo precio en catálogo era de 6000 euros y se remató en 7000. Otro magnífico sestercio del mismo emperador con la personificación de Spes en el reverso (lote nº 354) con salida en 3500 euros fue adjudicado finalmente en 4000. Continuando con los grandes bronces, el lote nº 359 era otro sestercio en esta ocasión de Nerón, en cuyo reverso se representa el templo de Jano con las puertas cerradas, que salía a la venta en 1450 euros y se remató en 1700. Peor salida tuvieron las piezas de los antoninos, ya que varios de los espectaculares sestercios no se vendieron y los que lo hicieron no tuvieron un alza apreciable sobre el precio inicial. En cambio se adjudicó por más del doble de su precio, tras una animada puja, el áureo de Adriano (lote nº 376) con la representación del Genio del pueblo romano. Tras la sección dedicada a Bizancio, cuyo oro siempre es garantía de ventas en la mayoría de las subastas, llegamos al capítulo de las series visigodas, donde, tanto la oferta como la garantía que la firma Vico ofrece en estas emisiones, hacían prever animadas pujas, como así fue. Especialmente reñidas fueron las adjudicaciones de las piezas que componían la parte de emisiones con nombre de rey. La moneda de un Gundemaro en Mentesa (nº 458), pasó de los 2800 euros iniciales a 3200. El tremissis de Egica de la ceca de Eliberris (lote nº 469), considerado una pieza única, se remató en 6300 euros, bastante por encima de los 5500 iniciales y hasta 4000 llegó la moneda de Égica y Witiza de Elvora (lote nº 470). La sección de moneda andalusí también deparaba en esta ocasión monedas muy interesantes, comenzando con un dinar califal acuñado por Modrik en el 404 h (lote nº 477) a nombre de Suleiman al-Mustain, con un precio en catálogo de 1300 euros que fue adjudicado en 3900. Las doblas almohades (486, 487) y nazaríes (489, 490) también tuvieron una muy buena acogida. La nº 489, ejemplar de gran rareza acuñado por Muhammad V, cuyo precio de salida era de 2400 euros se remató en 2700. El capítulo de moneda medieval cristiana era uno de los más completos en este catálogo, aunque, a priori, no contara con piezas especialmente raras. Aún así, el porcentaje de ventas y las pujas en sala fueron más que notables, con subidas porcentualmente muy altas. Otra de las piezas estrella de la subasta era el real de Alfonso de Ávila, de tipo desconocido, que salía a la venta con el nº 628 y 6000 euros y que fue finalmente adjudicado por 8800. Al término de esta sección se procedió a la subasta de la magnífica colección de medallas con la que nos había sorprendido la oferta de este catálogo. Puede decirse que tuvieron una magnífica salida, con continuas pujas en sala, y subidas sorprendentes. Valga como ejemplo la nº 670, premio de tiro con cañón, que salía en 175 euros y se adjudicó en 800. Triplicaron su precio inicial la nº 682, del hospital de Palermo, que subió desde 400 hasta 1200 euros, o la nº 686, Premio de la Sociedad de Manila al Comercio, que pasó de 1000 a 3200 euros. Otra subida espectacular se vivió con la medalla nº 743, que conmemoraba la boda de Fernando VII con Mª Isabel de Portugal, que pasó de 225 euros en catálogo a 1300. Por último, la medalla de la boda de Enrique VII Tudor (lote nº 825) que salía por 8200 euros, se adjudicó en 3300. Tras el paréntesis medallístico, se retomó la historia monetaria española con los lotes correspondientes a los Reyes Católicos, donde destacó la adjudicación del doble excelente (lote nº 839) por 2400 euros, el doble de su precio de catálogo. Sin duda la puja más emocionante de la subasta fue la de la pieza de dos reales emitida en Cuenca por Felipe II (lote nº 876), que salía por 700 euros y se remató en 4400. También se adjudicó por el doble de su salida el real de Potosí con forma de corazón (lote 943), en 1600 euros. De las diversas onzas ofertadas, podemos destacar la nº 962, de Sevilla, 1712, que partía de 2300 y se remató en 3600. Las piezas de oro tuvieron buena salida, aunque no vimos subidas llamativas; más desigual fue, en cambio, el resultado de las series en plata. Esta línea se mantuvo hasta el final de la subasta, ya que, en esta ocasión, la moneda extranjera no deparó ninguna sorpresa, como había sucedido en ocasiones anteriores.
Autor/a: Redacción