El remate de este áureo de Nerón en nada menos que 22.000 euros fue la adjudicación más importante de la subasta en sala, en la que también obtuvieron buenos resultados de ventas la moneda española y la extranjera.
El pasado jueves 10 de julio tuvo lugar en Barcelona el último de los remates numismáticos en sala antes de las vacaciones de verano organizado por las firmas Martí Hervera & Soler y Llach. Se sometieron al veredicto del martillo un total de 862 lotes entre los que era posible encontrar moneda antigua, española y extranjera, componiendo una oferta de gran variedad que contó con una buena acogida por parte de los coleccionistas, de modo que el porcentaje de lotes vendidos superó el 70% del total.
No fue un remate de excesivas sorpresas, ni de subidas estratosféricas, pero sí se produjeron algunas adjudicaciones llamativas sobre las que merece la pena detenerse. Para empezar, cómo no, hay que citar la experimentada por este bonito áureo de Nerón (lote nº 104), raro y en excelente estado de conservación, que pasó en la puja de 4.500 euros de salida a nada menos que 22.000 de remate. Es una confirmación más del buen momento que está viviendo hoy en día en el mercado numismático la moneda romana.
El interés del sólido que vemos a continuación (lote nº 148) emitido a nombre de Honorio, reside en que podría tratarse de una imitación visigoda atribuible a Teodorico I. De ahí que su cotización haya pasado de unos modestos 375 euros de inicio a 2.200 de remate.
Lo mismo cabe decir de este otro tremissis (lote nº 156) a nombre de Justino I, de muy buen estilo para tratarse de una imitación visigoda (véase el corpus de Tomasini), cuyo precio subió desde 350 de salida a 1.000 de remate, la subida más importante de esta pequeña sección de emisiones visigodas, en la que solamente el tremis de Chintila en Emerita superó los 1.000 euros (1.450 de martillo).
Entre las emisiones medievales fueron las de Castilla y León las que consiguieron las adjudicaciones más altas, como sucedió con el morabetino de Alfonso VIII (lote nº 234), rematado en 2.300 euros, pero especialmente con la dobla de treinta y cinco maravedíes de Pedro I (lote nº 236), que duplicó su precio de salida al ser rematada en 3.600 euros.
Las subidas se mantuvieron moderadas en todo el resto del remate, incluso al llegar las onzas, que tuvieron sus mejores resultados en dos piezas de Fernando VI de la ceca de Lima (lotes nº 313 y 316). La primera, de 1756, se remató en 2.000 euros, y hasta los 2.205 consiguió alzarse su compañera, con fecha de 1759.
La misma línea continuó a lo largo del resto de emisiones españolas de los siglos XIX y XX, con pocos remates que rebasaran la barrera de los mil euros pero un buen porcentaje de ventas. Entre las adjudicaciones que alcanzaron los cuatro dígitos se encuentra la de este ejemplar de 50 pesetas de Franco (lote nº 696), con fecha 1957 *68, que subió de 950 euros a 1.000 de martillo.
Tampoco hubo ninguna sorpresa en el capítulo de series extranjeras, que casi siempre suele deparar alguna. La mayor adjudicación de esta sección la consiguió este ejemplar de 100 francos de Napoleón III de 1857 (lote nº 807), en excelente estado de conservación, que consiguió rematarse en 1.000 euros frente a los 850 de salida.