Celebrada la subasta de Martí Hervera y Soler & Llach

Celebrada la subasta de Martí Hervera y Soler & Llach

Celebrada la subasta de Martí Hervera y Soler & Llach 500 255 admin

Esta onza de Potosí a nombre de Fernando VII se ha llevado el título al remate más alto de una subasta en la que hay que destacar la acogida del amplio capítulo de notafilia española y de la moneda extranjera, además del buen porcentaje general de ventas.

La primera subasta de este mes de julio, con el que continuamos el ajetreado programa de subastas numismáticas que hemos tenido durante la primavera, ha tenido lugar este martes día 3 en Barcelona a cargo de las prestigiosas firmas Martí Hervera y Soler & Llach. Salieron a remate en sala más de mil cien lotes, en un catálogo en el que se apostó fuerte por la notafilia española. Este apartado, con capítulos dedicados a billetes antiguos, andorranos, de la Guerra Civil o locales, comprendía nada menos que 238 lotes, con gran variedad de fechas, precios y grados de rareza.

Entre los remates más notables de esta sección hay que destacar las cien pesetas de 1898 con la imagen de Jovellanos (lote nº 894) que vio elevarse su precio de catálogo de 800 euros hasta 1100 de adjudicación. Los dos billetes de 1000 pesetas de la emisión de 1895, con la imagen del conde de Cabarrús (lotes nº 896 y 897), adjudicados en 2900 y 2400 euros respectivamente, por encima de sus salidas en 2500 y 2000.

También tuvieron un alza reseñable los dos billetes de cincuenta pesetas de la emisión de 1905 (lotes 899 y 900), con la imagen de Echegaray, alcanzando el primero los 1350 y el segundo 1050 euros de remate.

Con el nº 923 salía a la puja un curioso billete emitido por el Banco de España en Gijón en 1937, en plena Guerra Civil, sin numeración y con matriz, cuyo precio en catálogo era de 600 euros y que alcanzó finalmente los 1000.

Otra subida importante, casi duplicando la salida, fue la del vale manuscrito de una peseta de Besalú, con fecha de 1937 (lote nº 965), rarísimo, que logró levantar su precio desde 1000 iniciales a 1900 de remate.

Por lo que respecta a la moneda extranjera, en la que nos habíamos fijado en nuestro comentario previo de la subasta debido tanto a la variedad de la oferta como al hecho de que en los últimos remates de estas firmas había cosechado un rotundo éxito, hay que anotar que la tendencia continúa y, si bien en esta ocasión no ha habido grandes sorpresas, el porcentaje de ventas ha sido muy alto y las subidas notables.

Aunque hayamos empezado esta reseña por el final, la subasta se inició con la moneda antigua y el grueso del remate lo componía la oferta de moneda española, que abarcaba desde la actualidad a nuestros días, con especial presencia de moneda moderna y contemporánea. Una vez más fueron las grandes piezas de oro las que se beneficiaron de las subidas más altas y se alzaron con los puestos de cabeza del ranking de remates de la subasta. Ya en el capítulo de emisiones medievales, las dos doblas de la banda de Juan II (lotes nº 187 y 188), se remataron en 1300 y 950 euros respectivamente.

La pieza de dos escudos de Sevilla, de 1595 (lotes nº 211) subió desde 1200 euros en catálogo hasta los 1700 de remate y parece que esta combinación de valor y ceca estaba en racha porque los dos escudos hispalenses de 1702 que salían a la puja por 800 euros con el nº 296 se remataron en 1100 euros, aunque aún más notable fue la subida de su seguidor, ya de 1741 (lote nº 297), que multiplicó por más del triple su salida de unos modestos 600 euros hasta la bajada del martillo en los 2100.

Pasamos a un trío de onzas acuñadas a nombre de Fernando VI en las cecas de ultramar: el lote nº 342, de Lima, 1751, se adjudicó en 1563 euros frente a los 1100 de salida; hasta los 1900 se alzó el lote nº 343, también limeño, del año siguiente, que salía en 1400, y cierra el grupo la onza nº 344, de Méjico, año 1755, rematada en 2200 euros.

También tuvieron buena acogida por parte de los coleccionistas las piezas de ocho escudos batidas para Carlos III, especialmente esta con la que hemos ilustrado nuestra portada. La onza nº 406, acuñada en Potosí en 1769/7, salía a la puja a partir de 5000 euros y vio cómo su precio se incrementaba hasta alcanzar un remate en 9000 que la convertía en la moneda más cara de la subasta.

Ya en el siglo XIX, las piezas áureas de Fernando VII fueron las que consiguieron las adjudicaciones más altas. Así, los 320 reales del año 1822, de Madrid (lote nº 595) se vendieron en 4650 euros, bastante por encima de los 2900 de catálogo y también vieron elevarse sus precios las onzas de este mismo monarca.

Por último, hay que reseñar el remate de la serie de tres monedas de valores de cincuenta céntimos, una peseta y cinco pesetas, procedentes de la II Exposición Nacional de Numismática (lote nº 819), conservadas en su sobrecito original, que alcanzó los 2350 euros.

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