Casi mil lotes entre monedas, medallas, billetes y libros de numismática sacó a la venta la veterana casa holandesa el pasado 8 de julio. Entre los de mayor éxito, la magnífica colección de Medallas Históricas.
La oferta de Schulman en esta su última subasta de la temporada presentaba, como era de esperar, una variada muestra de emisiones holandesas, pero se completaba con un surtido de piezas extranjeras, además de algunas monedas antiguas, libros, billetes y condecoraciones, no muy numeroso pero con lotes interesantes. Además, llamábamos en su momento la atención del coleccionista español sobre las piezas acuñadas por los reyes españoles en sus posesiones de los Países Bajos, de las que el catálogo ofrecía una muy buena representación. Así, los primeros lotes correspondían a monedas acuñadas por Felipe II (lotes 1-3) y encontrábamos piezas de los diferentes monarcas de la dinastía de los Austrias a lo largo de toda la sección, ya que estas acuñaciones holandesas se estructuran por provincias. Entre las monedas que partían con una mayor estimación, habíamos señalado los lotes nº 208 y 209, real y medio real de oro a nombre de Carlos V, acuñados en Brabante. La unidad se remató en los 1600 euros de la estimación, mientras que la mitad se quedó en 1150, cuando el cálculo inicial era de 1300. Tampoco alcanzó el remate esperado en 1300 euros la pieza de medio real de oro del mismo taller acuñado por Felipe II (lote 210), que se quedó en 1100. Sin embargó, el doble soberano emitido en Bruselas por Felipe IV (lote nº 211) superó su estimación inicial de 3000 euros y fue adjudicado en 3500.
Otra pieza de la misma denominación y del mismo monarca, acuñada en Tournai (lote nº 215), para la que se calculaba una adjudicación en 2500 euros, se quedó sin vender. En este capítulo de moneda holandesa, las monedas que alcanzaron un precio más alto en la puja fueron una pieza de 10 Gulden de Guillermo I, de 1826 (lote nº 250), que se remató en los 7000 euros esperados.
Algo por debajo del cálculo inicial de 5000 euros, se quedó la pieza de 5 gulden de 1850 (lote nº 300), que se adjudicó por 4600.
El apartado dedicado a la moneda extranjera también deparaba algunos lotes interesantes, ya que la muestra ofertada, aunque pequeña, resultaba en general bastante selecta. No se produjo, sin embargo, ninguna sorpresa en este apartado, al contrario de lo que estamos viendo en las últimas subastas tanto españolas como extranjeras. Muchas de las piezas que partían con una estimación más alta se quedaron sin vender, entre ellas una onza de Fernando VII acuñada en Méjico (lote nº 511), el doble luis de oro de 1717 de Francia (lote nº 481), las monedas rusas, o la pieza de 100 francos suizos acuñada en 1925 (lote nº 527). En cambio, superó con creces su estimación de remate la única moneda que formaba la representación española, una dobla de Pedro I de 35 maravedíes (lote nº 526), de la ceca de Sevilla, para la que se calculaba una adjudicación en 2400 euros y finalmente se vendió en 3800.
El tálero a nombre de la reina Cristina de Suecia, acuñado en Riga, (lote nº 510), se adjudicó en 9000 euros, algo por debajo de los 9500 estimados, aunque fue una de las monedas de mayor remate de la subasta.
La escasa oferta de moneda antigua obtuvo un resultado desigual. Mientras que la estátera de Alejandro, única muestra de las emisiones griegas (lote nº 544), partía de una estimación de 1750 euros, pero se quedó en 1500, los dos áureos que componían el apartado de moneda romano-imperial sí superaron esa cota: el de Trajano (lote nº 545) se remató en 2100 euros, cuando tenía una estimación de 1500, y el de Faustina la Mayor (lote nº 546), adjudicado en 3500, por encima de los 3000 estimados.
Sin duda otro de los capítulos de mayor interés era el dedicado a las medallas históricas, en el que podían encontrarse ejemplares de gran valor tanto histórico como estrictamente medallístico. Entre los primeros, nos habíamos fijado en una pieza que conmemoraba la paz de Utrech (lote nº 625), que salía con una estimación de 1500 euros y fue adjudicada en 2000. En cambio, la medalla alusiva a la liberación de Viena de los turcos (lote nº 622), no se vendió.
El precio más alto de esta sección, y de toda la subasta, lo alcanzó una medalla dedicada al ingeniero militar Hendrik Ruse (lote nº 616, en la portada de esta noticia), fabricada en 1660, en la que se alude a la construcción de una fortificación. La pieza, de la mayor rareza, partía con una estimación de 6000 euros y ha sido adjudicada por el doble, 12000.
También alcanzó un alto precio la medalla nº 635, acuñada en oro por las ciudades frisonas en homenaje al príncipe Guillermo V en 1766, que se adjudicó en los 7500 euros de la estimación inicial.
Autor/a: Redacción