Los sestercios romanos y las grandes piezas de oro españolas entre las grandes triunfadoras en un remate en el que se vio un buen porcentaje de ventas y alzas de precios muy notables. Hasta los 40000 euros subió esta onza de Fernando VI acuñada en Madrid en 1747.
Tras varias y exitosas subastas por Internet, el nuevo remate en sala de Cayón era muy esperado por los coleccionistas. La oferta se presentaba muy atractiva, con una gran representación de moneda española moderna, así como toda una sesión, la de la mañana, dedicada a billetes, y un interesantísimo conjunto de sestercios del imperio romano. A lo largo del pasado jueves 9 de mayo, en la mañana y en la tarde, fueron saliendo a remate los más de mil quinientos lotes que formaban el catálogo.
La sesión matutina se dedicó a los dos capítulos de notafilia ––billetes españoles y billetes locales-, con casi quinientos cincuenta lotes. Entre las adjudicaciones más destacadas, podemos recordar los 1500 euros alcanzados por la pareja correlativa de billetes de 500 pesetas (lote nº 1559) emitida en enero de 1935.
El conjunto de sestercios imperiales que formaba la casi totalidad del capítulo de moneda antigua se convirtió en el gran éxito del remate, con prácticamente todos los lotes vendidos y subidas muy importantes en las pujas, de las que sólo podemos limitarnos a reseñarles las más destacadas. Entre los primeros lotes, tres piezas acuñadas durante el reinado de Calígula iniciaron la tendencia de adjudicaciones por el doble, o más, del precio de salida. Así el lote nº 10 se remató en 1900 euros frente a los 1000 de salida; el nº 11, con la compleja escena de Adlocvtio, alcanzó los 5000 euros, el doble de su inicio, y porcentualmente estuvo por encima la pieza que se subastaba con el nº 12, de reverso epigráfico, cuyo precio en catálogo era de 1800 euros y se remató en 4800.
Subida más que notable la de este ejemplar de Nerón (lote nº 18) con una escena en su reverso en la que aparecen las personificación de Annona y la diosa Ceres. Partía a la puja desde solo 350 euros, que se convirtieron en 1350 de martillo.
De las emisiones de la dinastía flavia podemos destacar este sestercio de Tito (lote nº 28), con la Pax en reverso, que vio cómo su precio de catálogo se multiplicaba por cuatro en la puja hasta rematarse en 4000 euros.
Las subidas y altos remates se repitieron con las piezas de la dinastía antonina, con alzas porcentualmente tan destacadas como la del lote nº 49, acuñado por Trajano, con un bonito reverso de tipo arquitectónico, que pasó de 250 euros de salida a 1500 de remate.
Esta pieza (lote nº 91) con escena de Liberalitas, acuñada a nombre de Antonino Pío, se adjudicó en 2200 euros, muy por encima de sus 1200 de inicio; y en parámetros similares se movió la nº 96, del mismo emperador, que subió en la puja de 1500 a 2300 euros de martillo.
Faustina la Menor ocupa el anverso de este sestercio (lote nº 130), acuñado también en época de su padre, Antonino Pío, con Venus en el reverso. Desde unos modestos 350 euros de salida, consiguió rematarse en 1750.
Terminamos este repaso con una pieza ya del siglo III, del emperador Caracalla (lote nº 142), que prácticamente multiplicó por diez su precio de inicio, subiendo de 120 euros en catálogo a 1100 de adjudicación.
La parte de la subasta dedicada a moneda española se inició con las piezas medievales, con subidas, pero no tan fuertes como las vistas en los sestercios. Para ello habría que esperar a la llegada de los Borbones con sus grandes piezas en plata, pero principalmente en oro. Así, en más del doble de su inicio se remató este duro columnario (lote nº 395) acuñado por Felipe V en Méjico en 1733, al pasar de 1500 en catálogo a 3300 de precio de martillo.
Una de las grandes monedas de la subasta era esta onza batida en Segovia (lote nº 434) con fecha 1723 sobre 1, y gran parte del brillo original. Salía a subasta a partir de 15000 euros que se convirtieron finalmente en 17000.
Y muy poco después se vivió la gran adjudicación de este remate, la de la onza de Madrid de 1747 (lote nº 443), el primer año de Fernando VI, que partía a la puja en nada menos que 21000 euros. Ejemplar de gran belleza y rarísimo, en muy buen estado de conservación y con restos de brillo original, consiguió rematarse en casi el doble: 40000 euros.
En precios muy inferiores, pero también por encima o rondando el doble de las valoraciones iniciales, se adjudicaron la onza de Santiago de 1751 (lote nº 478: rematada en 4150 euros), y la de Méjico de 1769 (lote nº 541: 4850 euros), esta última ya del reinado de Carlos III.
Otra de las piezas estrella de la subasta eran los 100 reales acuñados en Barcelona en 1851 para Isabel II (lote nº 706),tercer ejemplar conocido de su emisión, que se remataron en 14500 euros.
La abundante oferta de monedas de los siglos XIX y XX aún nos depararía subidas destacables, como la de las 5 pesetas en plata de Carlos VII (lote nº 865), que pasaron en la puja de 600 euros en catálogo a 1400 de remate, o los 2700 euros en que cayó el martillo para las dos pesetas de Alfonso XII de 1883 (lote nº 887), presentadas en calidad casi sin circular.
El éxito de las emisiones en oro de este monarca tuvo su reflejo en los remates de las 10 pesetas de 1879 (lote nº 924) en 2050 euros, cuando su precio en catálogo era de solo 750, o en los cuatro pesos de Manila de 1882 (lote nº 969), que multiplicaron por tres su inicio adjudicándose en 1200 euros.
En la misma tendencia continuaron las series de su sucesor Alfonso XIII, con remates como el de las 20 pesetas de 1904 (lote nº 1060) por encima del doble de su salida: 3275 euros de martillo frente a 1400 de catálogo.
Un último capítulo que contó con una muy buena acogida por parte de los coleccionistas fue el de las emisiones de la II República y la Guerra Civil. Valgan como muestra este ejemplar de 10 céntimos acuñado en Castellón (lote nº 1078), que pasó en la puja de 1100 de salida a 2600 de adjudicación; las dos piezas de la serie de Marchena (lote nº 1096), adjudicadas en 1750 euros frente a los 600 de salida; o la serie de cinco piezas de Nules (lote nº 1099), con una subida en la puja de 1000 a 2250 euros de martillo.
Tras el buen resultado de este remate en sala, Cayón Subastas prepara ya una nueva edición de su modalidad de “Subasta rápida” por Internet, anunciada para el próximo mes de junio, de las que les ofreceremos información desde estas mismas páginas de Panorama Numismático.