Una selección de 84 lotes con algunas de las monedas más valiosas de la numismática griega, como esta decadracma de Akragas, sale a subasta en Zürich el próximo 17 de octubre. Piezas hispano-cartaginesas de la antigua colección Huntington dan inicio a este magnífico catálogo.
En pasadas ediciones de esta revista les hablamos de la subasta que la prestigiosa firma Numismatica Ars Classica ha preparado para el próximo 17 de octubre en Zürich con parte de la colección de áureos del antiguo monetario de Archer M. Huntington, es decir, de la Hispanic Society. Pero la espectacular oferta no queda ahí, sino que también se rematará un selecto conjunto de moneda griega con piezas únicas y espectaculares.
El catálogo está compuesto únicamente por 84 lotes, en su mayoría de las colecciones Nelson y Bunker Hut, si bien también es posible encontrar dos monedas de la antigua colección Huntington. Se trata de las piezas hispano-cartaginesas con las que se inicia la oferta.
La primera de ellas (lote nº 1) es un espectacular doble siclo con cabeza masculina diademada en el anverso, posiblemente el retrato de algún miembro de la familia Barca, aunque no podamos saber quién (¿Asdrúbal?), tocado con una diadema al modo de los monarcas helenísticos. En el reverso, una proa de nave con el detalle de los rostra, aplustre, escudo, y debajo como símbolo, un animal descrito como caballo de mar, aunque más bien parece una serpiente. La estimación de esta pieza se sitúa en 25000 francos suizos.
El segundo lote es un triple siclo, cuya procedencia no se indica, de la serie de tipo elefante. De nuevo la cabeza laureada y con clava de los anversos se ha interpretado desde hace tiempo como el retrato divinizado, asemejado a Heracles, de alguno de los gobernantes bárquidas. En este caso, la valoración de esta moneda se eleva hasta los 40000 francos.
El trío de piezas hispano-cartaginesas lo completa un medio siclo (lote nº 3) de la misma emisión que la moneda anterior, con la que comparte tipos. Esta moneda procede del tesoro de Mazarrón, encontrado hacia 1861, en las cercanías de esta localidad murciana. Formó parte de la colección Cervera, quien la habría adquirido al coleccionista granadino Bonifacio Mª Riaño, y llega a esta subasta desde el monetario de la HSA. Su precio estimado es de 6000 euros.
La calidad de estas piezas españolas no desmerece en absoluto de la que podremos admirar algunas páginas más adelante en el capítulo dedicado a las emisiones sículo-cartaginesas, donde se ofertan ejemplares verdaderamente notables. La belleza de los retratos femeninos de esta posible Tanit ––conocida por algunos como Dido, la mítica reina fundadora de Cartago- no tiene nada que envidiar a sus vecinas Aretusas y Perséfones. Esta moneda (lote nº 20), con la leyenda aludiendo al “pueblo del campamento”, podría alcanzar los 75000 francos.
Una selección de moneda griega como esta no sería posible sin una buena muestra de piezas siciliotas, que comienzan con un nomos de Posidonia (lote nº 4), del periodo arcaico con el tipo de Poseidón incuso, siguen con una tetradracma de Camarina (lote nº 7) firmada por Exakestidas y llegan a las famosísimas decadracmas siracusanas. La elegida para la ocasión (lote nº 12) está firmada por Kimón, se fecha a finales del siglo V, y su precio final se calcula en 80000 francos.
Pero todas estas joyas se ven superadas por la singular decadracma de Akragas que se oferta con el nº 6, cuya puja mínima se ha fijado en más de un millón seiscientos mil francos (así, en letras, para no perdernos con los ceros) y que podría llegar a 1.750.000. Se trata de un trabajo no firmado de los grabadores Myron y Polyainos, de finales del siglo V, y de una emisión de la que no se conocen más de diez ejemplares (aunque se ha dudado de la autenticidad de muchos de ellos).
Aunque mucho menos usado en la moneda clásica, el oro también ha sido el soporte de obras maestras de la numismática griega. De gran rareza es la doble tetradracma siracusana (lote nº 13), también firmada por Kimón, y sorprendente la dracma áurea de Atenas (lote nº 46), con los archiconocidos tipos de Atenea y la lechuza. Sólo se conocen cuatro ejemplares de este tipo, y el que sale ahora a subasta es el único en manos privadas, de ahí que su estimación se sitúe en 200000 francos.
También es posible admirar algunas raras estáteras macedónicas y de los sucesores de Alejandro, además de las emisiones en electro de las cecas de Asia Menor, como las estáteras de Cízico (lote nº 50) o Lampsacos (lote nº 52), junto con un par de piezas de las atribuidas a Creso, rey de Lidia (lotes nº 62-63) y algunos dáricos (lotes 73-75).
Para terminar, el capítulo de emisiones ptolemaicas, con su colección de retratos dinásticos, en el que sorprende encontrar una pieza única e inédita. Se trata de una estátera acuñada en Alejandría por Ptolomeo I entre 312-311 a.C. Sus tipos son bien conocidos, con el retrato de Alejandro en el anverso, tocado con los despojos de elefante -–exuviae elephantis– un símbolo de eternidad y, al mismo tiempo, de la ciudad de Alejandría y de toda África. En el reverso, Atenea Promachos avanza blandiendo su lanza. La estimación de esta singularísima moneda se ha calculado en 100000 francos.