Buenos resultados de ventas y fuertes subidas en la subasta realizada el pasado jueves 7 de noviembre en Madrid. La moneda antigua y la española coparon las mejores adjudicaciones.
Con una gran afluencia de público en la sala, especialmente en la sesión de tarde, se celebró el pasado jueves 7 de noviembre la última subasta de la firma madrileña Jesús Vico SA. Como sabrán nuestros lectores, los casi 1200 lotes que se sometían al veredicto del martillo se repartieron en dos diferentes sesiones y, aunque como era previsible, la sesión vespertina reunió a más pujadores en sala, ambas se cerraron con animación y muy buenos resultados.
La mayor parte de los lotes rematados en la sesión de mañana correspondían a emisiones hispánicas, un amplio apartado que contaba con más de dos centenares de lotes y en el que claramente triunfaron los denarios celtibéricos. Y es que la oferta era realmente excepcional, tanto por la calidad de las piezas como por su exquisito pedigrí, ya que muchas de ellas procedían de la antigua colección Cervera, la más importante de España en este capítulo en el siglo XIX, adquirida por Archer M. Huntington y donada por éste a la Hispanic Society de Nueva York.
Como muestra de los buenos resultados de estas piezas en plata señalaremos que uno de los denarios de Ausesken (lote nº 59) que salía en 850 euros, se adjudicó en 1200; hasta los 2200 subió el de Iltirta (lote nº 134), que partía de 800 euros, y en 2300 euros se adjudicó este otro de Oilaunikos (lote nº 159), cuyo precio en catálogo era de 1000 euros.
En cuanto el hermoso denario de Sekaisa con letras ibéricas SE en anverso, en muy buen estado de conservación, que salía a subasta con el nº 181 a partir de 1800 euros consiguió convertirse en la moneda de más alta adjudicación de este capítulo al alcanzar los 2800 euros.
La sesión de tarde se iniciaba con la moneda romano-republicana, que una vez más y como es habitual, contó con una excelente acogida entre los coleccionistas. Entre las subidas más llamativas que se vieron está la de este victoriato (lote nº 264) que salía a subasta en unos modestos 50 euros y que, tras una animadísima puja, se remató en 750.
Pero sin duda las piezas reinas de esta primera parte de la tarde fueron los áureos. De época republicana aún, el catálogo ofertaba en 2800 euros esta pieza de oro acuñado por A. Hirtius y Julio César (lote nº 339) que se convirtieron en 4400 de martillo.
Este otro áureo de Augusto (lote nº 347), acuñado en la ceca de Lugdunum, raro y en muy buen estado de conservación, pasó en la puja de 3000 euros de salida a 8500 de remate, uno de los más altos de la subasta.
Y aún quedaba por rematar una de las joyas de esta amplia sección de moneda antigua, el áureo de Vespasiano que llevaba una representación de Aeternitas en su reverso, y que salía a subasta con el nº 491 y 4000 euros de puja mínima. Tras continuas subidas de cartón, esta pieza excepcional fue adjudicada en 13000 euros.
Aunque no solo el oro obtuvo excelentes resultados en este capítulo, sino que la plata, y más sorprendentemente la del bajo imperio, vio cómo se multiplicaban sus precios de inicio. Las tres excepcionales silicuas que salían a subasta con los números 634, 635 y 636, correspondientes a los reinados de Flavio Víctor y Eugenio, pasaron, por ese orden, de 600 de catálogo a 1350 de remate; de 800 a 1450 y de 800 a 1600.
Aunque la subida más espectacular fue la de este miliarense ligero (lote nº 627), acuñado para Constancio II en el taller de Tesalónica, pieza rara y en excelente estado de conservación, que pasó nada menos que de 1200 euros de inicio a 6300 de adjudicación.
Tampoco queremos olvidar los buenos resultados del bronce, representados en este follis (lote nº 622) de Constancio I y Galerio Maximiano, de la ceca de Treveris, que partía a la puja en 400 euros y obtuvo un precio de martillo de 1500.
En cuanto a la moneda visigoda, la pieza más notable era este tremissis de Recaredo I (lote nº 666), un ejemplar único de la ceca de Tarracona, que fue adjudicado finalmente en 6600 euros.
De las piezas medievales destacaríamos el remate de este dinero de Alfonso VII (lote nº 688) del taller de Segovia, posiblemente inédito, que vio cómo su precio se levantaba desde los 2000 euros de catálogo hasta los 3100 de martillo.
También fue una subida notable la de este real de Alfonso V de Portugal (lote nº 718), que combina en sus caras las armas portuguesas y de Castilla y León, adjudicado en 2500 euros frente a los 1000 con los que partía a la puja.
El doble principado de Juana y Carlos acuñado en 1521, (lote nº 745), una de las joyas de esta subasta, obtuvo un precio de remate de 8000 euros, mientras que el medio principado de las mismas series (lote nº 746) alcanzó los 2500 euros.
En cuanto a la abundante muestra de ducatones que se ofertaban en el catálogo, el mejor resultado fue a parar a esta pieza milanesa (lote nº 774) de 1608, que subió desde 475 euros de puja mínima a 1100 de adjudicación.
También muy notables fueron los 5000 euros en que se remató la pieza de 4 reales de Pamplona de 1651 (lote nº 800), la única conocida de su tipo y que partía con un precio en catálogo de 3000 euros.
Entre las onzas y piezas de oro de los borbones, destacaríamos estos ocho escudos batidos en Nuevo Reino (lote nº 869) para Carlos III en 1764, que pasaron en la puja de 2300 de salida a 3300 de martillo.
El conjunto de cinco medallas de Fernando VII que se presentaba a la puja como lote nº 933, en un bonito estuche, consiguió un remate nada despreciable de 7300 euros, por encima de su salida en 6800.
Del resto de la subasta hay que señalar el alto porcentaje de ventas que se vio en casi todos los demás capítulos, aunque las subidas no fueron tan acentuadas, y la animación de pujas y público, tanto en sala como en el teléfono y en la red.