Más del 90% de lotes adjudicados y subidas que han multiplicado los precios de salida es el resultado de la subasta en sala que tuvo lugar el pasado jueves 5 de marzo en Madrid. El oro del imperio español y el antiguo se llevaron muchos de los mejores remates.
La sede de la veterana firma madrileña Jesús Vico albergó el pasado jueves otra animadísima subasta que se prolongó hasta bien entrada la noche gracias a las continuas subidas de cartón tanto en sala como en la red y telefónicas. La excelente acogida de la oferta que se sacaba a la puja se tradujo en un porcentaje de ventas que superó el 90% del total de los lotes y en subidas muy por encima, no solo de los precios de salida, sino en algunos casos de las expectativas más optimistas.
Como es costumbre en la casa, la subasta se inició con la moneda hispánica antigua, y ya en este primer momento se empezaron a registrar subidas importantes, como la del cuarto de siclo hispano-cartaginés (lote nº 21), que pasó de 300 euros de salida a 1.200 de remate; el siclo de estas mismas series (lote nº 22), de 625 a 2.000 de martillo o esta hemidracma gadeirita (lote nº 33), adjudicada en 2.300 euros frente a sus 1.400 de salida.
Son solo unos pocos ejemplos, entre los que también podrían figurar los denarios de Sesars (lote nº 44) o Ikalesken (lote nº 34), o la dracma emporitana (lote nº 31), todos ellos adjudicados por el doble, o más, de su precio de inicio. A caballo entre el mundo indígena y el romano, e incluido en este catálogo entre las acuñaciones de la República, encontramos este raro denario de Domicio Calvino (lote nº 75) que salía a subasta por 1.500 euros y fue adjudicado en 2.400.
Las series republicanas, pertenecientes en su mayoría al periodo final conocido como de los Imperatores, se vendieron en su totalidad. Este interesante denario de César (lote nº 82) pasó en la puja de 950 euros en catálogo a 2.300 de martillo.
Sin embargo donde se consiguieron los precios más altos fue con la llegada del Imperio y sus emisiones en oro. Por el doble de su salida se adjudicó el áureo de Antonio Pío (lote nº 119: de 2.500 subió a 5.000 euros); también fue notable el alza del áureo de Nerón (lote nº 101: de 3.800 a 5.400), pero el ejemplar que consiguió el precio más alto fue este otro áureo, de Gordiano III (lote nº 141), que se remató en 7.250 euros frente a sus 5.000 de inicio.
Sin duda una de las piezas más importantes de la subasta por su valor y por su enorme rareza era esta moneda sueva (lote nº 163), en cuya leyenda de anverso es posible leer el nombre de ceca LEIO, correspondiente a Leione (León). El precio en catálogo se había fijado en 10.000 euros que, tras una animadísima puja, se convirtieron finalmente en 22.000.
Excelente acogida también para los diferentes capítulos de moneda medieval ––visigoda, andalusí o de los reinos cristianos- aunque las subida fueron algo más moderadas.No hubo que esperar mucho para la llegada de otra de las grandes monedas de la subasta, el cincuentín (lote nº 247) y de nuevo las continuas subidas de cartón hicieron que su precio de salida de 18.000 euros se quedara muy por debajo de los 37.000 en que se adjudicó.
La llegada de las grandes piezas de oro de los borbones fue recibida con entusiasmo por los coleccionistas y los precios de remate superaron con creces las expectativas. Vean, si no, las subidas que obtuvieron las onzas mejicanas de Felipe V: lote nº 262, del año 1734, de 4.500 a 11.000 euros; lote nº 263, año 1736, de 4.800 a 11.000; lote nº 264, año 1740, de 12.000 a 18.000; lote nº 265, año 1743, de 8.500 a 19.000… y así podríamos seguir con otros muchos ejemplos.
La moneda que partía con el precio más alto de salida de todo el catálogo era este ejemplar de ocho escudos batido en Guatemala para Fernando VI en 1754 (lote nº 283), con 25.000 euros de puja mínima, que se convirtieron en 29.000 de martillo.
El entusiasmo por las piezas de oro no decayó al llegar a las primeras emisiones del siglo XIX. En 5.750 euros se adjudicaron los ocho escudos de Carlos IV de Madrid, de 1803 (lote nº 401), que salían en 3.000, aunque la subida más notable fue la de estos otros (lote nº 494), ya a nombre de Fernando VII y año 1814, ceca de Madrid, muy raros, que pasaron de 3.000 euros en catálogo a 8.500 de remate.
El abundantísimo surtido de piezas de Isabel II, más de doscientos lotes de todos los metales, se adjudicó en prácticamente su totalidad. Es un capítulo en el que no se esperaban sorpresas, pero sí se vio una subida destacable en el remate de esta prueba no adoptada para 20 reales del grabador Bouvet (lotes nº 560) que pasó de 1.500 euros en catálogo a 3.400 de martillo.
Las mismas consideraciones se pueden hacer para los siguientes capítulos de moneda española: altísimos porcentajes de ventas y subidas moderadas, con alguna excepción, como las veinte pesetas de 1892 (lote nº 795: de 1.400 a 2.100) o la peseta de Franco de la emisión de 1946 *19-48 (lote nº 858), con salida en 1.200 euros y adjudicada en 2.300.
Aunque la subasta en sala terminó con la sección de arqueología, la parte numismática concluyó con las series extranjeras, y en ellas no faltó una nueva sorpresa, llegada de la mano de esta pieza austriaca (lote nº 886), una prueba de 100 coronas de Francisco José I, de 1908, cuyo precio de salida se había fijado en 1.500 euros que quedaron muy lejos de los 12.000 en que se remató.