El Hotel Ritz de Madrid fue el escenario de la subasta monográfica de Cayón dedicada a la peseta el pasado martes 11 de diciembre. A lo largo de la tarde se remataron billetes y monedas, destacando las buenas adjudicaciones de las piezas filipinas y de las emisiones de época de Franco.
Tras su exitoso estreno en el terreno de las subastas exclusivamente por Internet, Cayón Subastas continuaba con sus ya tradicionales remates del Hotel Ritz de Madrid. Su nuevo catálogo, dedicado en exclusiva a la peseta, presentaba piezas realmente exclusivas, tanto en la sección de billetes con la que se inició la puja, como en la de monedas.
Como era de esperar, tras las emisiones de billetes locales, las adjudicaciones más altas llegaron en el capítulo de billetes españoles. El remate más alto correspondió al lote de tres billetes de 100 pesetas de la serie de marzo de 1936, que salía con el nº 580, adjudicado en 7400 euros. Porcentualmente, sin embargo, hay que destacar la fuerte subida de las 1000 pesetas de 1949 (lote nº 701), que pasó de 1200 euros en catálogo a 2500 de adjudicación.
También era previsible que la segunda parte de la subasta, la dedicada a la moneda, iba a ser más animada, y congregó a más público en la sala. Del interesantísimo conjunto de piezas del sexenio revolucionario, duplicaron su salida los ejemplares de 50 céntimos de 1869*6 (lote nº 1008), o la peseta de 1869 (lote nº 1011), al rematarse en 1050 y 1800 euros, respectivamente y la adjudicación más alta recayó en la peseta de 1869 (lote nº 1012), que alcanzó los 3250 euros.
Todos los lotes del apartado dedicado a las emisiones de Carlos VII se vendieron en buenos precios, aunque sin subidas espectaculares. Para alzas de precios porcentualmente mayores hubo que esperar a Alfonso XII y Alfonso XIII. Del primero podemos destacar los 4400 euros alcanzados por las 25 pesetas de oro de 1885 *18-85 (lote nº 1082) y, sobre todo, los 3500 euros en que se remató la pieza de cincuenta centavos de Manila de 1881 (lote nº 1088), que partía de 1800 en catálogo. Y es que las emisiones de Filipinas se contaron entre las que obtuvieron una mejor acogida por parte de los coleccionistas, de modo que otros cincuenta centavos de su capital, esta vez del año 1880 (lote nº 1087) pasaron de 3000 euros de inicio a ser adjudicados en 6250.
Esta peseta de Alfonso XIII (lote nº 1114), con su retrato de niño, se adjudicó en 2100 euros, muy por encima de los 1200 de partida.
Entre los remates más altos, el de las 100 pesetas en plata de 1887 (lote nº 1138), segundo ejemplar conocido del tipo ya que podría ser una rarísima prueba en metal blanco, adjudicada en de 9100 euros.
Pero muy por encima se situó de nuevo una pieza filipina, el centavo de 1894 (lote nº 1140), en calidad sin circular, que salía por 13500 euros en catálogo y alcanzó en la puja los 15500.
De la Unión Catalanista, esta pieza sin circular con módulo de 5 pesetas (lote nº 1150) pasó de 1000 euros de inicio a 1500 de remate.
Menos suerte tuvieron las emisiones de la II República, con menos lotes vendidos y subidas escasas, aunque la llegada de las series de Franco animó de nuevo las pujas. Posiblemente la subida de la subasta sea la de esta peseta de 1947 *19-56, que salía a subasta con el número 1302 y 300 euros y que consiguió rematarse en 1050.
Este rarísimo ejemplar de 2,50 pesetas (lote nº 1322), cuyo anverso retoma el tema de la yunta fundacional de las emisiones hispano-latinas, pasó en la puja de 4000 euros de inicio a 5750 de salida.
Y dejamos para el final las dos grandes monedas de esta sección: el duro en plata de 1949 (lote nº 1330), segundo ejemplar conocido y en conservación sin circular, se sometía al veredicto del martillo desde unos considerables 30000 euros, cifra que fue subiendo hasta llegar a 34000 de remate.
Tampoco le fue mal a otro excepcional duro, el de 1949 *19-52, acuñado en níquel (lote nº 1334) que salía por 20000 euros y fue adjudicado en 24000.