La firma londinense saca a remate, entre otros capítulos, la colección de un profesor norteamericano de historia antigua y la de un coleccionista inglés, cuyos beneficios irán a parar al Museo Británico. Además, monedas celtas procedentes del tesoro de Westerham, moneda extranjera y, por supuesto, inglesa.
El nuevo catálogo presentado por Morton & Eden para su nueva subasta en sala, que tendrá lugar los próximos 3 y 4 de julio, tiene como principales protagonistas a dos coleccionistas particulares. El primero de ellos es Jim Seaver, que fue profesor de la universidad de Kansas, donde enseñaba historia antigua ayudándose de su copiosa colección numismática que reunía más de 5000 monedas griegas y, sobre todo, romanas. Una parte de esta colección sale ahora a subasta y nos permite admirar la variedad de piezas recopiladas, en línea con la finalidad didáctica que Server quiso dar a su monetario. Tras su muerte, quiso que la colección se dispersara para que otros coleccionistas tuvieran oportunidad de tener acceso a las monedas.
Entre los lotes más valiosos podemos encontrar esta estátera áurea acuñada en Bactria por Diodoto I (lote nº 35), con una estimación de entre 2000 y 3000 libras y, en la sección de moneda romana, la muestra de Aes Grave, como este as (lote nº 173), valorado entre 1200 y 1500 libras.
El otro coleccionista cuyo monetario se subastará es Kenneth Edwin Day, miembro de las más prestigiosas instituciones numismáticas del Reino Unido, y que quiso que los beneficios originados por la subasta de su colección de moneda romana pasaran al Museo Británico para que pudiera incrementar sus fondos de moneda británica y facilitar el acceso a las colecciones aplicando las últimas tecnologías.
Pero entre la oferta de estas dos colecciones se rematarán lotes procedentes de otras fuentes, con monedas tan interesantes como una pieza de 32 litras de Hieron II de Siracusa (lote nº 71), estimada entre 10000 y 15000 libras, algunas emisiones aúreas macedonias, o una estátera de electro emitida en Cízico a mediados del siglo V (lote nº 108), valorada entre 7000 y 8000 libras.
Tampoco podían faltar emisiones ptolemaicas como la decadracma en plata con la imagen de Arsínoe II (lote nº 130), con una estimación publicada de entre 4 y 6000 libras, o la octodracma con el retrato de la misma soberana (lote nº 135), que podría alcanzar entre 5000 y 7000 libras.
Rarísima es la tetradracma de Cyrene con su característico tipo de la planta del silphium (lote nº 137), cuya estimación en catálogo se sitúa entre 5000 y 7000 libras, aunque le supera en valor la estátera áurea del soberano sasánida Cosroes II (lote nº 142), que podría llegar a 10000 libras de remate.
Sale a subasta también un interesante capítulo de moneda judía, con lotes fechados en la primera revuelta (nº 148-152) y en el Bar Cochba (lotes nº 154-159), como este shekel del año 3 de la primera revuelta (lote nº 151), valorado entre 2000 y 3000 libras.
Se añade un conjunto de las emisiones romanas que presentan el tema de IVDAEA CAPTA en el que, además de las hermosas y conocidas piezas de los flavios, encontramos este valioso sestercio de Adriano (lote nº 167) que nos muestra al emperador, acompañado de la personificación de la provincia, en una escena de sacrificio. Su estimación inicial se sitúa entre 2000 y 3000 libras.
De la moneda romana imperial podemos destacar un par de raros áureos, los lotes nº 398 y 399, el primero con la imagen de Hostiliano como césar, y el segundo de Maximiano, valorado entre 6000 y 8000 euros.
El apartado de moneda islámica, muy variado y de amplia cronología, se inicia con un dinar bilingüe (lote nº 460) acuñado en España, de la indicción XI (94 h), con una estimación de entre 1800 y 2200 libras, si bien la representación de moneda andalusí se reduce a esta moneda y a una fracción de dinar de los amiríes de Valencia (lote nº 500).
La oferta que saldrá a remate el día 4 de julio está dedicada a la amonedación inglesa y extranjera y se inicia con la subasta de varios lotes de moneda celta procedentes del tesoro de Westerham, descubierto entre los años 2003 y 2010. El tesoro ha sido debidamente documentado y devuelto a sus dueños, quienes sacan las piezas a subasta, algo que, desde el punto de vista de la legislación española sobre patrimonio, sorprende enormemente pero que en el Reino Unido permite la salida legal al mercado, y la documentación científica, de unos materiales que, de otro modo podrían haber quedado ocultos.
Y si hablamos de legislación y conflictos relacionados con el “expolio” del patrimonio, no dejen de leer el periplo seguido por las tres medallas con las que concluye el catálogo (lotes nº 894-896), que pertenecieron a un judío alemán, quien las subastó en los años 30 del año pasado y, tras pasar por el Metropolitan de Nueva York, vuelven a sus herederos. Sin duda, una subasta que puede servir para ilustrar una conferencia sobre legislación de patrimonio.