El remate de la colección de un estudiante y su mentor, celebrada por Numismatica Ars Classica en Zúrich la pasada semana, se salda con impresionantes adjudicaciones, como los 650.000 francos del áureo de Ahenobarbo.
Aunque todo hacía prever que la subasta de la tercera parte de esta selecta colección iba a repetir el éxito de las dos anteriores, no dejan de sorprendernos algunos de los precios obtenidos que se sitúan muy por encima de lo esperado. El primero, sin ir más lejos, el remate de este áureo de Ahenobarbo (lote nº 509), que salía a subasta con una puja mínima de 280.000 francos, y una estimación de 350.000 que, como verán, se ha quedado muy por debajo de los 650.000 de martillo que finalmente ha realizado.
No ha sido, ni mucho menos, la única moneda en este remate que ha alcanzado los cinco dígitos, e incluso entre las que ya partían con cifras de centenares de miles, se han duplicado y triplicado precios. Entre los primeros lotes encontramos la pieza de oro con la escena del juramento en el reverso marcada con el valor XXX (30 ases) (lote nº 233), única en manos privadas de las cuatro conocidas, que subió en la puja de 100.000 a 225.000 francos.
La estátera de T. Quincio Flaminio (lote nº 264), otra pieza fuera de serie, precursora del retrato monetario republicano y acuñada según el patrón griego, pasó de 120.000 a 270.000 francos.
Saltamos hasta el periodo final de la República, el conocido como de los Imperatores, para detenernos en dos áureos de César. El primero (lote nº 406), con un trofeo galo en el reverso, representa la vuelta a la acuñación en oro tras décadas sin ser utilizado. Su precio de salida era de 100.000 francos, que se triplicaron en pocos minutos tras continuas subidas de cartón hasta conseguir un precio de martillo de 300.000 francos.
El otro es este ejemplar (lote nº 413), en cuyas caras vemos los instrumentos sacerdotales, también pieza de extraordinaria rareza, por la que se había fijado una puja mínima de “solo” 40.000 francos, pero que finalmente realizó 130.000.
En este “top ten” se ha colado también un denario: este de Cayo Antonio (lote nº 451), hermano de Marco, mucho menos conocido pero con una larga trayectoria política en esta etapa en el bando cesariano. Esta rarísima moneda pasó en la puja de 60.000 francos de salida a 120.000 de remate.
La que vemos a continuación (lote nº 463) es la única moneda en manos privadas de las cinco conocidas de esta emisión con el retrato de M. Emilio Lépido, acuñada en el 42 a.C., y además la mejor conservada. Esto explica cómo en la puja pasó de 80.000 francos a nada menos que 325.000 de adjudicación.
Otra moneda excepcional es este áureo de C. Vibio Varo (lote nº 475) en cuyas caras vemos a Roma y a Némesis, acuñado en el 42 a.C., de cuya emisión apenas se conocen hoy en día nueve ejemplares y sólo cuatro en manos privadas. Su precio subió desde 48.000 francos de puja mínima hasta 150.000 de martillo.
Las figuras de Julio César y de Marco Agrippa aparecen unidas en este áureo (lote nº 517) acuñado en una ceca móvil de de Octaviano en el 38 a. C. De nuevo nos encontramos ante una moneda de rareza excepcional, que ya partía a la puja con un precio de 100.000 francos, y que finalmente fue adjudicada por 160.000.
Terminamos este breve repaso con una de las monedas que ha conseguido colarse entre las de mayor precio gracias a una fuerte subida. Hablamos de este áureo de Marco Antonio (lote nº 520) que no nos resulta extraño porque nos presenta en sus caras los conocidos tipos de las “acuñaciones legionarias”, con su galera y sus insignias que tan habituados estamos a ver en los denarios de esta serie. Sin embargo, los áureos son rarísimos y éste, que menciona la legio XIII, se considera único, de ahí que desde un precio de inicio de 48.000 francos haya sido rematado finalmente en 150.000.