Medallas y monedas españolas y extranjeras, antiguas y modernas, se remataron el pasado jueves en Madrid en una subasta en sala con animadas pujas que se ha saldado con un muy buen porcentaje de ventas y notables remates en secciones muy diversas.
El pasado jueves 10 de noviembre tuvo lugar en Madrid la última subasta de la firma Jesús Vico S.A. en la que salían a remate más de mil lotes de monedas y medallas. En una animada sala repleta de público, se inició el remate con el capítulo dedicado a moneda hispánica, en el que, una vez más, pudo verse la buena acogida que siguen teniendo los denarios celtibéricos. Sin embargo, las piezas de mayor rareza de esta sección eran dos bronces, un as de metuainum (lote nº 60) y otro de oilaunikos (lote nº 61), ambos de talleres con muy escasa producción. El primero se remató en 1200 euros, partiendo de 1000 en catálogo, y el segundo se adjudicó por sus 1300 de salida. De las emisiones griegas destaca sobre todo los buenos resultados obtenidos por los octodracmas ptolemaicos. Así, los lotes 158 y 159, ambos con la imagen de Arsinoe II, se remataron en 3100 y 3600 euros, frente a unos precios de salida de 2700 y 3000 euros respectivamente. La moneda de la Roma republicana se iniciaba con un pequeño conjunto de bronces del siglo III en el que destacaba un magnífico as libral (lote nº 170), cuyo precio de salida era de 1600 euros y que se adjudicó en 1800. Muy buena acogida recibieron, como es habitual, los denarios republicanos y de época de los imperatores, con algunas subidas reseñables, como la del denario de Julio César (lote nº 232), con la imagen de Venus en anverso y en el reverso un trofeo flanqueado por cautivos, acuñado en Galia, que salía por 300 euros y se vendió en 675. Por el contrario, quedó sin adjudicar el denario emeritense, ya de época de Augusto, que llevaba el número 245. Ya del periodo imperial, sorprendió la subida experimentada por un sestercio del emperador Cómodo (lote nº 306), con un precio en catálogo de 1400 euros que se convirtieron en 2000, especialmente porque muchas de las grandes piezas de bronce de este periodo se quedaron sin vender. De bastante rareza era el denario de Didio Juliano (lote nº 308), que salía a la puja por 1500 euros y se remató en 1900. Tras el capítulo de emisiones bizantinas, compuesto en esta ocasión por casi una cincuentena de piezas áureas, que no tuvieron mala acogida, llegaban las esperadas piezas visigodas, entre las que se encontraban algunas de las joyas del catálogo. El tremissis de Recaredo acuñado en Cordoba (lote nº 380) única pieza del tipo conocida hasta el momento, subió desde los 2000 euros de inicio hasta 2800. También de gran rareza eran los tremisses de Égica en Toleto (lote nº 390), rematado en 2300 euros frente a los 1600 de inicio, o los de Egica y Witiza o Witiza (lotes 391-393), adjudicados en 1200, 1400 y 3150 euros, respectivamente, todos ellos por encima de su precio en catálogo. Los precios más altos de salida los ostentaban, sin embargo, la moneda acuñada por Ervigio en Narbona, procedente de una emisión conocida por sólo tres ejemplares, con un precio inicial de 7500 euros, que se remató finalmente en 8000, y el rarísimo tremis de .Recaredo de la ceca de Barcinona (lote nº 381), que subió de 9000 a 9400 euros en la puja. El capítulo de emisiones andalusíes comenzó también con la fuerte subida que experimentó un dirham de ceca al-Andalus del año 116 H, que vio cómo sus 1200 euros de precio inicial se convertían en 3250 de remate tras la puja. No hubo grandes sorpresas en el resto de series de la Edad Media, y tenemos que esperar a la dinastía de los Austrias para volver a encontrar alguna otra subida notable. A nombre de Felipe II se acuñó en el ingenio de Segovia el precioso ejemplar de ocho reales que salía a la puja con el número 438, del año 1589, con una conservación más que excelente, lo que llevó a que su precio se elevara desde los 3000 euros iniciales a 4400 de remate. De la misma denominación, el lote nº 468, de Carlos II, año 1684, emitido en Potosí, subió hasta los 2700 euros. Al término de las emisiones de los Austrias se inició la subasta del completo capítulo de medallas, que estaba formado por más de 270 lotes de una variadísima temática. La calidad de las piezas sin duda influyó en la excelente acogida que tuvieron entre los coleccionistas, dando como resultado un porcentaje de ventas superior al 95%. Se vivieron, además, animadas pujas que llevaron a que numerosos lotes vieran multiplicar su precio de salida en el doble o el triple. Una buena muestra de cómo se desarrolló el remate de este capítulo nos la ofrece el lote nº 474, medalla con las efigies de Felipe II y María Tudor, grabada por Giacomo Trezzo en 1555, aunque de fundición posterior, cuyo precio en catálogo era de 300 euros, se adjudicó en 1700. Se reanudó la subasta con las emisiones de los primeros borbones, periodo en el que las onzas y piezas de oro tuvieron un protagonismo destacado, y en el que se vieron varios remates por encima de los 5000 euros, como sucedió con el ejemplar de ocho escudos de 1769/7 de Popayán (lote nº 795), adjudicado en 5400 euros y el de Méjico de 1766 (lote nº 793, en esta portada), que partiendo de 8000 euros en catálogo, alcanzó en la puja los 9500. El lote más caro de la subasta era la pieza de ocho escudos acuñada en Guadalajara en 1821 a nombre de Fernando VII (nº 878), cuyo precio de salida era de 12000 euros y que se alzó hasta los 13000. Las piezas correspondientes a los reinados de Isabel II y sus sucesores, así como la moneda española más contemporánea obtuvieron igualmente un buen resultado de ventas, como se viene anotando en las últimas subastas. Terminó la parte numismática de la puja con las emisiones extranjeras, donde se notó la pujanza emergente de Brasil en el remate de las dos únicas monedas de esa procedencia que salían a subasta y que estuvieron entre las que más levantaron su precio inicial, especialmente el lote nº 1001, una peça de 6400 reis del príncipe regente D. Juan, de 1812, que subió desde 650 hasta 1250 euros. Pero aún quedaba por subastar el capítulo de arqueología, que se iniciaba con un conjunto de lotes procedentes de Sumer y Babilonia que habían sido objeto de diversas diligencias judiciales, resueltas todas a favor de Jesús Vico y que, finalmente, y precedidas de una nota informativa, salían finalmente ahora a la puja. Todos los lotes de este apartado, algunos de los cuales superaron con creces sus precios de catálogo, fueron adquiridos por el estado en el ejercicio de su derecho de tanteo.
Autor/a: Redacción