55 años de Cayón

55 años de Cayón

55 años de Cayón 1200 597 admin

El 30 de noviembre, la veterana firma madrileña Cayón, celebraba sus 55 años en el sector numismático cumplidos este año 2022 con una venta extraordinaria.

La subasta constaba de 55 lotes, en homenaje a ese aniversario. Este reducido número de lotes se traducía en monedas de gran rareza y cuidados estados de conservación.

A pesar de que algún lote quedó sin pujar, las subidas fueron importantes y el resultado fue excepcional que selló un broche de oro a estos 55 años de referencia en el sector.

Lote 5512. REYES CATÓLICOS. Cuádruple excelente. Anterior a 1528. Segovia. P. Bustos de Fernando e Isabel coronados confrontados. Entre sus pechos la denominación. Entre ellos, centrado, pequeño acueducto de cuatro arcos. Tras Isabel el ensayador. +FERNANDUS anillos ET anillos HELLLISABET dos anillos D dos anillos G dos anillos REX dos anillos ¿IIII? REGINA dos anillos CA. Águila de San Juan sosteniendo escudo. Dos anillos SUB dos anillos UNBRA:ALARUM dos anillos TUARUM:PROTEGE dos anillos NO. Cy2958. 13´98 g. Leves restos de suciedad. Ligero repinte en anverso afectando a la denominación y dos zonas de la leyenda. MBC o algo mejor. Rara. Buen ejemplar
Este lote está exento de tasa de exportación / No export fee for this lot

Fernando e Isabel se casaron el 19 de octubre de 1469 conformando la unidad nacional de lo que devendrá en el actual Reino de España, de ahí la simbología incorporada a la moneda. Los reyes, elegantemente vestidos con ropaje regio, sus coronas sobre sus cabezas enfrentadas representando la soberanía de los reinos que agrupan bajo su matrimonio. Por otro lado, el águila sosteniendo el escudo que reúne la heráldica de todos esos reinos. Evidencia un cambio de estilo respecto a las amonedaciones cristianas, incluso respecto las más cercanas como vemos en el lote anterior de Enrique IV.

Hemos reiterado en numerosas ocasiones la importancia capital de la Pragmática de Medina del Campo de 13 de junio de 1497. Por esta razón, además del punto de vista histórico y estilístico, la numismática moderna comienza con los Reyes Católicos. La reforma del sistema monetario castellano se implantará en todos los reinos, unificando medidas, pesos, estilos… imponiéndose la consistencia y coherencia del sistema trimetálico y su mensaje, con sus reformas y actualizaciones por supuesto, hasta final del siglo XIX. Se anticipó a la abundancia de metal que vendría del Nuevo Mundo, aunque evidentemente conocemos las diferencias en la labra de las múltiples cecas que vendrán.

Los cuatro excelentes son piezas numismáticas rotundas de un tamaño llamativo, solo superadas por tres piezas ostentosas y lujosas e inalcanzables para la mayoría de los coleccionistas como son los diez, veinte y cincuenta excelentes. Hay fuentes que citan menos de 40 piezas en el mercado para los 4 excelentes acuñados en Segovia con distintos tipos (pueden diferenciarse entre 5 y 8 distintos o variantes)… probablemente haya más desde luego, pero en todo caso el tipo de ensayador P solo cita 2 en esas fuentes, lo que al menos nos refiere y advierte de la rareza de esta enigmática marca. Conocemos probablemente 5 o 6 ejemplares.

Podemos dar razón de algunos precios en esta época; en 1482 Andrés García de Priego, carbonero vecino de Villafranca, acordó con el calderero Luis García, vecino de Córdoba, la entrega antes de Carnaval de tres cargas de carbón de brezo semanales, a precio cada carga de 70 maravedíes; en 1500 en Pedraza, se multaba con 12 maravedís por el robo de viñas por la noche; en el Libro de cuentas de Isabel la Católica de 1498 consta que la reina compró ámbar fino, cuentas, perfumes, almizcle, algalía y otras cosas de los olores en hojas por 7 maravedís; en 1497 se dio orden de pago a Cristóbal Colón, almirante del Mar Océano, de 824.336 maravedís por 25.760 fanegas y media de trigo, a razón de 32 maravedís por fanega.

Para calcular estas cantidades, siguiendo a D. Liciniano Saez en un informe a la Academia de la Historia de de 25 de julio de 1800, podemos indicar que a finales del XV, la relación era que un excelente eran 960 maravedís -oscilando el real entre 30 y 31 maravedís-, es decir que cuatro excelentes serían 3.840 maravedís. Así que a Colón le tendrían que dar 214 piezas de cuatro excelentes como la de este lote para la enorme compra de trigo.

Precio salida: 11000€. Remate: 12000€

Lote 5516. FELIPE III. 8 reales. México. 1613 sobre 2 girado. F. Redondo (royal). Cy no cita. Laz38 (este mismo ejemplar, plate coin) indica como grado de rareza RU (único). 27´12 g. Agujero. Casi SC-. Encapsulada NGC AU DETAILS. Atractivo tono. Extraordinario ejemplar. Rarísimo. Único
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En caso de no exportarse fuera de la UE, el comprador abonará 3.000 euros extra (martillo, comisión más 3.000 euros) / In case of EU delivery, buyer will pay 3.000 euros extra (in adittion hammer, buyers fee and 3.000 extra)

La capital del Virreinato de Nueva España pronto recibió el encargo de fundar casa de moneda, 11 de mayo de 1535. Dos años más tarde, por real cédula de 18 de noviembre de 1537, se ordenaría la acuñación de 8 reales y medios duros, y lo hizo profusamente a martillo, también con la excepción de ejemplares poligonales a virola, y sobre todo introduciendo el tipo moderno y exitoso del llamado columnario, hasta que se incorporó de nuevo el retrato.

Las acuñaciones redondas o galanas, royal en inglés, son espectaculares ejecuciones de factura llamativa que dejarían perplejos a los que habitualmente usaban las recortadas y macuquinas. Pero desde luego Méjico, como ceca principal de América, es sin duda el mayor exponente de excelencia en este sentido, logrando acuñar perfectos ejemplares con todo su detalle, completamente redondos y perfectos en su resultado permitiendo leer completamente las leyendas, la fecha, el ensayador, y recogiendo minuciosamente los tipos, como bien muestra este ejemplar.

F podría ser Francisco de Morales, que se identifica para las acuñaciones a martillo en la casa de Méjico en lapsos alternos durante dos décadas, entre 1600 y 1620. Si bien la técnica está depurada, probablemente la idea inicial de cómo ejecutarlo pudiera venir de las pruebas que llevó a cabo en Madrid, en los talleres de Jacome Trezzo, Melchor Rodríguez del Castillo en 1591; una cuidada acuñación a martillo, pero utilizando el sistema de tijera para acuñar en redondo.

A su vez, sabemos que los creadores del proyecto de acuñar en redondo con un artilugio a modo de tijera son Juan de la Cerda y su sucesor y heredero, el misterioso clérigo Baltasar Vellorino de Villalobos, verdadero protagonista final de este tipo de acuñación. Juan se fijó no en la acuñación, sino en la preparación de los cospeles, para buscar el sinónimo de inquebrantabilidad, acuñar en redondo. Así llegó a la conclusión que lo mejor era un ingenio de tijera para obtener el resultado deseado y diferenciarse de las acuñaciones irregulares. Murió preparando el viaje a América (abril de 1598), donde iba a encargarse de imponer y expandir el uso de su ingenio. En el testamento dejó mención del clérigo Baltasar como colaborador de su invento. Éste defendió ante la casa de contratación de Sevilla que fue él quien desarrollo el ingenio para poder trabajar sobre las piezas más notables, los duros y medios duros. Convenció y firmó un contrato con Felipe III el 9 de agosto de 1589: “por quanto habiendo imbentado el dicho Miguel de la Cerda, cierto modo de rieleras donde se funden y hacen barras de plata redondas que corren en estos reynos y en las Indias, las quales e cortan con gran facilidad con una tixera y quedan del tamaño y pesso de las monedas que se quieren labrar sin que aya más necesidad que pesarlas y meterlas en el cuño para estamparles mis armas reales, con que sin yr contra las leyes de las casas de moneda, se ahorra muchas parte de las costas”.

La prueba del ingenio previa a la contratación se hizo en la casa de moneda de Sevilla, demostrando que era cierto lo que afirmaba, y así “plantó (la tijera) en la cassa de la moneda de aquella ciudad (Sevilla)… vaziando los reales sencillos y de a dos en los rieles redondos … los de a quatro y a ocho los llevó vaciados de su casa… cuyo secreto no quiso descubrir hasta haver hecho asiento con Su Magestad”. Y finalmente se indica que “habiéndose de llevar las dichas herramientas a las Indias … se obliga de poner del dicho ingenio de Miguel de la Cerda y el que dize ha imbentado para labrar … en las cinco casas de moneda delas Indias… México, Lima, Potossí, Santa Fe del Nuevo Reyno de Granada, Santo Domingo de Isla Spañola”. Así se exportó la idea para acuñar en redondo con el ingenio de tijera a los virreinatos.

El sistema debió instalarse inicialmente en Méjico. De allí son los primeros redondos de a ocho y a cuatro (los dos valores especialidad del clérigo), que no llevan fecha y entendemos que deben datarse entre 1602 y 1607.

Obtenemos noticias importantes al respecto en un memorial de la década de 1610, en relación con la aplicación este nuevo sistema del ingenio de tijera; “la plata de Nueva España, que es muy agria, es impusible labrarse assí, ni de mucha de la Perú, sino es la de Potosí”… Así que parece ser que el ingenio de la acuñación redonda no pudo llevarse a cabo adecuadamente (sí en Potosí) por las dificultados del metal de América. Suponemos que esa es la razón de que quedase como una suerte de encargo más o menos residual que las cecas atendían según demanda. El sistema de labra galana, se inició así en el Méjico de primeros del seiscientos, después en la Lima de 1659 (piénsese que no se acuñan duros en tiempos de Felipe III) y en el Potosí de 1630. El resultado, la moneda redonda, gustaba y era técnicamente magnífica, pero demasiado laboriosa y costosa por tanto. No parecía eficaz.

A veces vemos que a estas piezas galanas se les ha llamado simplemente espléndidos, y hoy denominados redondos. No hay nada localizado en las fuentes que fundamenten estas acuñaciones más allá de lo mencionado (en busca de la acuñación redonda); aunque sí hay teorías, con mayor o menor peso, sobre las mismas. Desde luego su factura presenta evidentes características diferenciadoras y exclusivas del resto de monedas: cospel ancho y redondo, a veces incluso convexo; peso correcto; acuñación cuidada en el grabado y en su ejecución, sobre todo, logrando una impresión completa (probablemente exigiendo para ello clavos y tejos específicos).

No creemos que pueda hablarse de encargos especiales de comerciantes o pagos de la deuda del tesoro, como también se ha apuntado en ocasiones. Lo importante, de todas maneras, es que son monedas de total y absoluto curso legal, que en casi todos los casos circuló como instrumento de cambio. Aquí, aunque se aplique al oro, también deberíamos hacer uso de la ley de Gresham: la moneda mala desplaza a la buena.

Por otra parte, todo indica a que el uso especial como adorno y/o exvoto (pues una cosa no quita la otra) es la única argumentación lógica que explica el agujero que aparece en un buen número de los redondos. Veamos unos datos tomando la guía soberbia que es el Lázaro: Lima, el 66 por ciento de los galanos está agujereado; Méjico, el 37 por ciento de los galanos está agujereado; Potosí, el 57 por ciento de los galanos está agujereado. Evidentemente el porcentaje de agujeros en los galanos es infinitamente superior al de las piezas normales. Esto es prueba concluyente de su particular uso.

También hemos apuntamos en otras ocasión que quizá esto tuviera que ver con la llegada a la Corona de la dinastía borbónica… pero los números que damos a continuación nos demuestran que esto no debe ser así, que la tradición del colgar o colgarse el galano comenzó en el momento de su creación: por ejemplo, en Potosí la media de galanos colgados de los Austrias es del 58%, mientras que de los borbones es del 54%, esto es, prácticamente el mismo (tenemos la interesantísima excepción del malogrado Luis I que presenta todos sus ejemplares agujereados; tampoco esto puede ser fruto del azar). El agujero aparece casi siempre guiado por la cruz del anverso con la clara intención de presentar ésta al veedor de forma adecuada, no importaba en el momento de hacer el taladro si éste se hacía en el inicio de la leyenda del anverso (para presentar bien la moneda), sino que lo principal era presentar la cruz con un eje (el que fuera) en clara disposición vertical; con ello vemos que la intención era mostrar la cruz, no la moneda, insistiendo de esta manera en el razonamiento de uso de los redondos como exvoto o elemento religioso (en muy pocas ocasiones son las columnas del reverso las que rigen el agujero, la intención sigue siendo estética aunque guiada por las de Hércules). Coincide este gusto por lo decorativo de estas piezas con el hecho de que también se encuentran duros dorados en su tiempo.

Siguiendo las notas al respecto de Arnaldo J. Cunnieti Ferrando y Fernando Chao, resumimos algunas otras posiciones defendidas sobre estas acuñaciones.

Una hipótesis interesante es la que hace referencia a ciertas menciones en documentaciones de época (para rendiciones fechadas entre 1646 y 1728) de una palabra que también podría encajar y que ya hemos introducido en este comentario previamente, galanos. Literalmente es una expresión que describe algo como bien adornado o dispuesto con buen gusto, lo que definiría claramente el espléndido aspecto de los redondos en contraposición a la macuquina. Podría ser la única referencia concreta al respecto, sin duda.

Otra especulación, entendemos que con poco peso, supone que estas acuñaciones esmeradas se ejecutaban con la idea de exportarse a la península donde al presentar peso correcto y con una presencia espléndida, se tomarían y correrían sin dificultad y por los 8 reales, no por menos.

Por otro lado, otra teoría argumenta que los redondos eran piezas de presentación u ostentación a modo de los cincuentines y centenes, labras por encargo de personajes ilustres o encargos para atenciones especiales del virrey y el pago de su cortejo. De hecho, se conoce un documento fechado el 16 de mayo de 1703 donde el tesorero de la casa de moneda de Méjico dio el virrey y a su hija mil pesos a cada uno de regalo, labrados a modo de los segovianos.

Dentro de esta teoría de presentación u ostentación, encajaría bien otra que es más detallada y concreta. Sostiene esta hipótesis la idea sobre la argumentación religiosa y los hábitos sociales y culturales de la época. Así se defiende que los corazones eran solicitados por devotos para colgar en imágenes, en alabanza y devoción al Sagrado Corazón de Jesús, e incluso para los acristianados o bautizados (los mayores podían colgárselo en el cuello y los recién nacidos en las cunas). Es decir, monedas representativas que exigían un sobre coste, sin duda. Al igual que los redondos, que bien pudieran utilizarse para conformar las dotes de las bodas y las dotes para la entrada en convento (por ejemplo, se tiene noticia que a mediados del siglo XVII, en Lima, las monjas de la Encarnación, uno de los conventos más distinguidos, lo habitaban más de cuatrocientas monjas, que podrían haber entregado como dote entre seis mil y doce mil pesos para acceder). Naturalmente, en ambos casos, nobles, ilustres y personajes de importancia y bolsillo amplio eran quienes asumían el sobre coste de llevar a cabo la producción específica y cuidada con tejos y clavos especiales de estas espléndidas monedas galanas, los redondos y los corazones. Podría ser una buena justificación para estas acuñaciones especiales.

Por último, terminamos este comentario dando razón de algún precio. En septiembre de 1635 se contrataron trabajos para el oratorio de la reina en el Alcázar de Madrid al aparejador Martín Ferrer por 30.000 reales, ejecutando las trazas realizadas por Juan Gómez de Mora. Angelo Nardi cobró 500 ducados por la pintura al temple de la bóveda del oratorio, más 1.500 reales por añadir cuatro muchachos en la bóveda y dos en los espacios donde se cerraban las ventanas.

Los 500 ducados pueden ser unos 538 escudos, más de 5.600 reales, es decir más de 700 monedas como este redondo. Mientras que la labor del aparejador Ferrer fueron 3.750 monedas de 8 reales.

Precio salida: 30000€. Remate: 30000€

Lote 5532. FERNANDO VII. Medalla de oro. Constitución de Cádiz. 1812. Sagau. Busto laureado a derecha. Libro de la Constitución sobre los mundos, flanqueado por la representación de España y América; a izquierda las columnas de Hércules y el lema PLVS VLT(RA) con león acostado, y en la derecha cornucopia a los pies, y barco navegando en el horizonte. Sobre la escena estrella resplandeciente. En exergo PROMULGADA EN CADIZ A 19 DE MARZO DE 1812. 85´5 g. Dos golpes en grafila del anverso. Finísimas y suaves rayitas (hairlines). Rayita en barbilla y alguna otra menos relevante. Algunas marquitas en canto. Casi EBC-, restos de brillo original. Rarísima. Solo se acuñaron 16 ejemplares en oro

Félix Sagau nació en Barcelona en 1786. Con apenas 19 años recibió, por un modelo ecuestre de Felipe V, el premio extraordinario concedido por la Real Academia de San Fernando. Al poco de producirse la invasión francesa, y tras trabajar un breve tiempo para José Bonaparte, se desplazó a Cádiz y ofreció, impulsado por los sentimientos patrióticos, sus servicios a la Junta Central. Allí realizó las matrices para una nueva moneda con destino a las ciudades no ocupadas y para la España del Nuevo Mundo. Por ello fue nombrado grabador general (1811). Durante esta época llevó a cabo medallas para celebrar y eternizar la memoria de los acontecimientos, como la conmemoración de la Promulgación de la Constitución de Cádiz que surgió por iniciativa popular. Seguimos casi literalmente el texto publicado en el Catálogo de Medallas Españolas, Museo del Prado.

El 19 de marzo de 1812 se juró y promulgó la Constitución para el territorio metropolitano y las posesiones de Ultramar. Don Ramón Roblejo Lozano y don Ciriaco González Carvajal no solo echaron a rodar la iniciativa, sino que llegaron a donar un total de 18.000 reales. Las Cortes admitieron la propuesta el 3 de junio, y fue Sagau el señalado como el más capaz para desempeñar con perfección obra tan importante. El proyecto describía con detalle el tipo de la medalla: “en el anverso estará el busto de nuestro Monarca el Señor Don Fernando 7º, y para que este retrato no sea una obra extraña al objeto, dirá la leyenda enrededor: Fernando 7º por la gracia de Dios y por la Constitución de la Monarquía Rey de las Españas: que es lo mismo que fijar la época en que nuestro amado y ausente Rey se entiende reinar por la Constitución. En el reverso se presentará un libro abierto donde se leerá Constitución política de la Monarquía Española, reposando sobre dos globos que simbolizan los hemisferios españoles, y tendrán a cada lado un mancebo o genio, uno representando la España europea, y otro la España americana: ambos dándose las manos y sosteniendo el libro que los representantes de ambas Españas han formado, y que estará reposando sobre los dos hemisferios que han de regir sus leyes. A los pies, en uno un león, y en otro una cornucopia cargada de monedas: detrás las dos columnas de Hércules, y un navío navegando simbolizado el medio de comunicación entre las Españas. Encima del libro una estrella con resplandor de rayos, simbolizando la inmortalidad. Y deberá incluir una leyenda señalando día, mes y año en que la Constitución fue publicada en Cádiz. Todo estará modelado con un gusto artístico, capaz de representar decorosamente el objeto y de honrar a las artes entre nosotros, circunstancia importante en una medalla”.

El 7 de julio de 1812 aceptó Sagau el encargo recibiendo 10.000 reales. Un año más tarde, el 10 de julio de 1813, consta un escrito donde se informa que los troqueles están concluidos y se proponían para su aprobación. Las Cortes se quedaron en propiedad los cuños tras pagar otros 10.000 reales.

La idea inicial era, como señalaba la propuesta, que como las obras de esta especie de nada sirven sino se multiplican o difunden… conviene abrir una suscripción pública, y distribuir un cierto número en las Cortes y el alto Gobierno. El anuncio en la Gaceta de la Regencia para la suscripción pública indicaba que la medalla de oro sería de tres onzas de peso de a 22 quilates (valor intrínseco de 326 reales por onza), con un costo de 1.098 reales.

Se planeó inicialmente la siguiente distribución: el presidente de las Cortes, una de oro, otra de plata y otra de cobre; a cada diputado, una de plata y otra de cobre; algún ejemplar para la biblioteca y el archivo, y también de plata y cobre para los oficiales de la secretaría; a los señores regentes, una de oro y algunas de plata y cobre para que las distribuyan; a los embajadores y ministros extranjeros residentes en la corte, una de oro, otra de plata y otra de cobre; a los encargados de negocios extranjeros, una de plata y otra de cobre; a los secretarios del despacho, a las secretarías, al Consejo de Estado, al Tribunal Supremo, al Estado Mayor del Ejército y a los generales en jefe, de plata y cobre; a los embajadores y ministros en las cortes extranjeras, una de oro, otra de plata, y otra de cobre… Incluso se pensó que podría haber ventas en ambos hemisferios para sufragar y ampliar la emisión si fuese necesario.

Finalmente, solo se acuñaron solamente dieciséis ejemplares de la de oro. Para los otros metales, naturalmente más ejemplares, cuatrocientos sesenta y dos y cuatrocientas veinticuatro, en plata y cobre respectivamente. Las piezas áureas se enviaron a la secretaría de Cortes el 10 de octubre de 1813 y se entregaron a los tres regentes del reino, al Ayuntamiento de Cádiz, en señal de singular aprecio que el Pueblo de Cádiz merece a las Cortes por su adhesión a la Constitución política de la Monarquía española y su fidelidad a su amado Rey, a las embajadas españolas y extranjeras, al duque de Ciudad Rodrigo y a los dos patrocinadores de la misma, Don Ramón Roblejo Lozano y don Ciriaco González Carvajal.

Precio salida: 1000€. Remate: 16250€

Lote 5537. ISABEL II. 20 reales. Madrid. 1855. Prueba para el nuevo tipo. Cy no cita. Cal610. Suaves y finísimas rayitas (hairlines). Algunas marquitas. PROOF SC-/SC, brillo original en anverso y casi todo su brillo original en reverso. Encapsulada NGC PF60. Extraordinario ejemplar. Rarísima. Solo conocemos otro ejemplar en calidad muy inferior

Es el periodo isabelino uno de los más prolíficos en el monetario por la modificación de sistemas, los diferentes tipos, y además por las distintas pruebas que se conocen. No solo el convulso momento histórico y político, el hecho de reinar durante treinta y cinco años debía reflejarse en el paso de niña a mujer, por lo que se exigía acompasar su retrato con la realidad.

De entre todas estas pruebas por el transcurso del tiempo, este mítico tipo de 1855 es, sin ningún género de dudas, el más difícil. El primer busto del moño en los años 30 cambió al del pelo recogido pero holgado en los laterales… y varios distintos que ofrecen algunas piezas del Departamento de Grabado… pero ya había que actualizarlo. Para ello se presentaron dos propuestas; una de Marchionni y ésta diseñada por José Pérez Varela y ejecutada por el ensayador Francisco Coromina. Fue elegida la de Marchionni, con el pelo recogido e ínfulas detrás que nos muestran a Isabel hasta el final de su amonedación. La de Varela y Coromina se usó para la medalla de la inauguración del Canal de Isabel II. Estamos, por tanto, ante el último busto que pudo haber sido protagonista de las monedas isabelinas.

Solo se conocemos dos ejemplares de esta prueba, una de muy inferior conservación y esta excepcional acuñación proof.

En 1850 se vendía el Compendio de la Historia Sagrada y nociones de la Historia Profana en Madrid por 10 reales con láminas, 8 sin ellas. En provincias 12 y 10 respectivamente. Y podían comprarse entradas para un espectáculo de ópera cómica por 4 reales; y para la función extraordinaria número 100 del Liceo -ópera La Favorita en cuatro actos- por 5 reales.

En 1861, por 250 reales se adquiría un traje de invierno con su gabán, chaleco y pantalón. Mientras el té superior podría comprarse por libras desde 30 a 60 reales, y por onza desde 2 a 4 reales. El Clamor Público se vendía en Madrid a 3 reales el ejemplar, y tomados por docenas a 2´5 reales; en provincias 4 reales franco de porte. Y el champagne costaba entre 24 y 30 reales la botella; el Jerez entre 10 y 20 reales; un vino de Valdepeñas 4 reales; el aguardiente doble y triple de anís entre 7 y 9 reales; y el espíritu de vino 7 reales. Otros precios de esta época para ventas al por mayor eran; carne de vaca entre 50 y 55 reales; el aceite entre 70 y 74 reales; las patatas entre 4 y 6 reales; y el arroz entre 30 y 36 reales.

Precio salida: 22000€. Remate: 25500€

Lote 5548. ESTADO ESPAÑOL. 5 pesetas. Madrid. 1949*19-49. Cy17841. SC+/SC, brillo original. Extraordinariamente rara. Solo conocemos dos ejemplares

El Estado Español pretendía dar una imagen diferente, moderna, proyectando la superación de la postguerra y cierta apertura política y social a nivel internacional. La recuperación tras la trágica Guerra Civil. España aproximó posturas y lanzó puentes a Estados Unidos en los últimos años de la década de los 40.

Una de las medidas a nivel numismático fue renovar el sistema monetario, basándose en plata y níquel, dejando atrás el monetario anterior tan convulso durante el enfrentamiento y los años siguientes. La nueva imagen nueva recuperaba el valor de 5 pesetas. La norma se dictó a fin de 1946. Se iba a incluir la efigie de Francisco Franco, como antes lo fueron los reyes, en el anverso, y el escudo de España sostenido por el águila de San Juan en reverso. Se pensó desde el primer momento en Benlliure, artista de reconocido prestigio internacional y apreciado por sus trabajos medallísticos, incluso en el extranjero. El encargo se realizó el mismo año de 1946, pero no logró adaptarse a la técnica monetaria; su pericia sí funcionaría para las medallas, pero no para la acuñación masiva de la moneda. Benlliure murió en 1947 por lo que no pudo adecuar su trabajo y hubo de hacerlo la propia FNMT. Pero no se logró una solución adecuada, la peseta que se ejecutó con los troqueles del maestro apenas pudo llevarse a buen puerto. De todos es conocido que es un ejemplar raro y escaso y que la acuñación del busto es siempre deficiente. Habría que trabajar mucho más para poder usarlo.

Por otro lado, el 16 de julio de 1949 se publicó la ley que indicaba que las 5 pesetas debían ser no de plata, sino de níquel, además de señalar el tipo que debía adoptar, la mencionada efigie del Jefe del Estado y el águila con el escudo de España.

Dentro de este panorama, se debió presentar este duro como segunda opción para los que debían acuñarse en este nuevo tiempo. Probablemente éste se había pensado para acuñar sobre plata, nos atrevemos a sugerirlo porque el anverso es algo cóncavo tal vez para facilitar la acuñación, más aún ante la deficiencia del busto de Benlliure que tenía mucho relieve y superaba la grafila. Éste tiene un enorme detalle y gran relieve, pero la grafila defiende el tipo, la efigie de Franco. En todo caso, había que acuñar duros y debía presentarse la opción de una nueva imagen o la otra solución, adecuar el trabajo de Benlliure. Se optó finalmente por Benlliure, probablemente como homenaje póstumo redentor del deficiente resultado de la peseta, lo que deja esta prueba no adoptada como una rareza con gran interés en el monetario numismático moderno, duro del que solo conocemos dos ejemplares.

El salario medio anual (un policía o un guardia, el portero de El Prado, un oficinista…) en la década de los años 1940 era de unas 500 pesetas; un salario de mayor categoría (profesor, catedrático, abogado…) oscila las 1.200 pesetas. Unos zapatos costaban 50 pesetas, pero en 1955 ya era el doble. Ya en esta década de mitad de siglo, los 50, un litro de gasolina eran 3 pesetas, lo mismo que un especial de el TBO o Pulgarcito, aunque otras publicaciones normales como el Capitán Trueno, valían 75 céntimos; el cine 1 peseta; el litro de aceite 16 pesetas; un corte de pelo 8 pesetas. En el año 1957 salió el primer Seat 600, costaba 67.000 pesetas.

Precio salida: 29000€. Remate: 30000€

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