En artículos anteriores hemos comentado la necesidad que tuvieron las autoridades republicanas en Asturias, al inicio de la Guerra Civil, de emitir talones o billetes, ante la falta de papel moneda circulante debido a la imposibilidad de que la central del Banco de España enviase nuevas remesas de billetes a la sucursal de Gijón.
La misma falta de circulante que existía en los valores superiores a 5 pesetas, y que obligó a las emisiones ya comentadas, ocurría, y de forma mas acusada, en la moneda fraccionaria, y esto, también, desde el primer momento de la guerra. Esta situación llevó, como en otras zonas de la República, a que diversos organismos locales, para utilización en el ámbito de su competencia, y hasta sindicatos o empresas, tanto para uso interno de su personal o de sus relaciones con clientes, emitieran vales que, ante la total carencia de moneda de pequeño valor, pasaran a usarse en todo tipo de transacciones por parte de los ciudadanos.
Para solucionar el problema de la carencia de moneda fraccionaria, de una forma más “ordenada”, el Consejo decidió la fabricación de moneda metálica, de 50 céntimos, 1 y 2 pesetas, y posteriormente, ante la dificultad de lograr el metal y el alto coste del mismo, decidió, además, la emisión de moneda de papel.
La decisión de emitir moneda de papel debió tener dificultades, ya que desde que se tomó la primera decisión política hasta su puesta en circulación, pasó mucho tiempo, a pesar de la necesidad tan acuciante que existía.
En fecha tan temprana como el 6 de diciembre del 36, el periódico “El Noroeste” señala que el director general de Hacienda, Rafael Fernández, manifiesta que ante la carencia de moneda fraccionaria para el cambio, el Consejo había decidido la emisión de “papel plata” de 0,50, 1 y 2 pesetas.
El 3 de enero de 1937, “Avance” da la noticia de que a partir del 1 de febrero se pondrá en circulación papel moneda “fraccionaria” con el mismo carácter obligatorio de circulación y aceptación, que los talones ya emitidos por la Caja de Depósitos. El 8, del mismo mes, reiteran la noticia pero concretan más, ya que indican que se emitirán billetes, “billetes de certificado de plata”, de 0,50, 1 y 2 pesetas y moneda metálica del mismo valor. En la noticia se habla de los motivos de las viñetas, su autor, papel e impresión.
Parece que la noticia del día 8, no estuvo bien dada, puesto que el 12 de enero, el periódico aclara que se hará moneda metálica de los tres valores, con cuños y troqueles fabricados en Vizcaya (las monedas se fabricaron en Guernica y posteriormente en Asturias).
Hasta el 22 de julio, no se vuelve a hablar de moneda de papel, a pesar de que las necesidades no quedaron solventadas con la moneda metálica, puesto que se siguen emitiendo vales por parte de diversos organismos puesto que el Consejo de Asturias tiene que “prohibir totalmente la emisión de vales, tanto por sindicatos, como por Ayuntamientos y otros cualquiera organismos o entidades”, y para contribuir a ello emitirá “vales por cantidades fraccionarias” y moneda metálica.
El 18 de agosto el periódico “Avance”, concreta mucho mas la noticia sobre el nuevo circulante: A final de mes es “casi seguro” que se pongan en circulación “nuevos billetes” para retirar los vales en circulación, efectuados por Germán Horacio, por parte de Litografía Gijonesa y en papel de buena calidad. También se emitirán “billetes o vales” de 2 y 1 pesetas y de 50, 40 y 25 céntimos, y, añaden, que el billete de 2 pesetas será de un tamaño aproximado al de 10 pesetas del Gobierno, y que los restantes también serán “de buen tamaño”.
Ya, por fin, el 1 de septiembre se da concreción a la propuesta: Habrá inmediata puesta en circulación de “papel moneda fraccionaria” de 0’25, 0’40, 0’50, 1 y 2 pesetas, lo que permitirá la recogida de los vales, recogida que se obliga a realizar en el plazo máximo de tres días, quedando prohibida la circulación de dichos vales a partir de entonces.
En días posteriores aparecen en la prensa diversos anuncios en los que los sindicatos de varias actividades dan las instrucciones para realizar el canje de los vales por ellos emitidos. Como estos anuncios aparecen el día 2 de septiembre, se da por supuesto que la circulación comenzó el día 1 del mes de septiembre.
Los billetes que se fabricaron y emitieron, tienen dos tipos de anversos: Los tres valores bajos tienen como motivo el número del valor fiduciario y los dos altos una alegoría de la República, como una matrona sentada y con un león a los pies, figurando, en los cinco anversos, las firmas del gobernador general del Consejo, Belarmino Tomás y del consejero de Hacienda, Rafael Fernández, ya que la emisión es del Consejo de Asturias, pero sin aval explícito del Banco de España. Los reversos presentan composiciones alusivas a los trabajos típicos de la región, e igual que los de las emisiones anteriores, con la leyenda, “Paz y Trabajo”. Los billetes fueron efectuados por el Control de Litografía, y este pie de imprenta figura en todos los billetes, excepto en el de 25 céntimos. Los billetes fueron impresos en litografía y sobre papel de la misma calidad que las emisiones anteriores.
A efectos del coleccionismo, el billete mas escaso, con diferencia, al menos en calidad de sin circular, es el de 50 cts., seguido por el de 2 pesetas, el 1 peseta y, finalmente los de 40 y 25 céntimos.
Del billete de 25 céntimos, se encuentran ejemplares sin numeración, con relativa facilidad, provenientes de algunas hojas completas que conservó el responsable de la empresa, por lo que es factible encontrarlos en parejas, bloques de cuatro y hasta de 10. Estos billetes se emitieron en pliegos de 13 X 9 ejemplares.
Del billete de 25 céntimos se encuentran ejemplares numerados, sin los fondos amarillos del reverso.
Del ejemplar de 2 pesetas existe una variante, numerada y puesta en circulación, con los fondos del anverso, casi rojos frente a la coloración, más habitual, de fondos grises.
Además de las variantes anteriores, todos los billetes de esta emisión, se encuentran, en el mercado del coleccionismo, sin numeración, ya sea en ejemplares sueltos, como en pareja o en tríos verticales, siendo escasísimos los juegos completos, con los cinco ejemplares. En estos ejemplares sin numeración, el billete de 2 pesetas, presenta, claramente, un color diferente a los emitidos, ya que los fondos de su anverso son de color salmón, en vez de los grises o rojizos, por lo que puede que estos billetes, no numerados correspondan a una segunda tirada preparada pero no puesta en circulación debido a la caída de Gijón en manos de los sublevados.
Autor/a: Ramón Cobo Huici