Una excavación arqueológica de urgencia saca a la luz un asentamiento bizantino con distintas estructuras arquitectónicas y un pequeño tesorillo de principios del siglo VII. Las nueve monedas de bronce habrían sido ocultadas hacia el 614 d.C. con motivo de la invasión sasánida.
Hace algunos días el diario ABC publicó una noticia titulada “En el almacén arqueológico de los tesoros israelíes de los tiempos de Cristo” (http://www.abc.es/cultura/arte/abci-almacen-arqueologico-tesoros-israelies-tiempos-cristo-201703210052_noticia.html) para la que, sorprendentemente, eligió como foto de portada un conjunto de monedas de época bizantina, en concreto de los siglos VI y VII d.C.
En realidad esta “confusión” deriva de que este almacén arqueológico de Bet Shemesh alberga no sólo vestigios de la época de Cristo, sino de todo el periodo paleocristiano y bizantino, que termina con la invasión árabe en el siglo VII d.C.
Pero estas nueve moneditas que caben en la palma de la mano tienen un gran valor arqueológico. Fueron descubiertas el pasado mes de junio en el trascurso de una excavación de urgencia llevada a cabo por la Israel Antiquities Authority con motivo de la ampliación de la autopista 1, cerca de En Hemed.
La campaña arqueológica sacó a la luz varios vestigios de un asentamiento que podría corresponder al antiguo Einbikumakube, y del que hasta el momento se han reconocido entre otros, restos de una iglesia bizantina, un edifico de dos plantas o una prensa de vino.
El tesoro de monedas se encontraba oculto entre grandes piedras que se habían derrumbado con el edificio. Posiblemente su dueño lo escondió en un nicho de una pared dentro de una bolsa de tela pero no pudo regresar para recuperarlo y quedó sepultado al derrumbarse el edificio.
Las monedas recuperadas son únicamente nueve, todas ellas folles bizantinos. Según la información publicada por la Israel Antiquities Authority corresponderían a los reinados de Justiniano I (527-565), Mauricio Tiberio (582-602) y Focas (602-610) y fueron acuñadas en las cecas de Constantinopla, Antioquía y Nicomedia.
Tal y como es habitual en las acuñaciones de bronce bizantinas de este periodo, en el anverso aparece el retrato del emperador, con sus atributos reales, como el globo crucífero y la corona, además de con casco y coraza.
El reverso muestra una gran M, numeral griego correspondiente a 40, ya que el follis equivalía a 40 nummii. En una de las monedas de las fotos publicadas, sin embargo, puede verse que en lugar de la M tenemos XXXX, la misma cifra en números romanos.
Según la directora de la excavación, este hallazgo fecha muy bien el fin del asentamiento, que puede relacionarse con la invasión persa-sasánida que se produjo en el 614 d.C. Por su situación y por los restos encontrados debía tratarse de un enclave en relación con la ruta que seguían los peregrinos cristianos hacia Jerusalén, y que se vio truncada con las invasiones persas y poco después con el control de este territorio por los árabes.
Información e imágenes: Israel Antiquities Authority.