La medalla de los siglos XIX y XX, arte al alcance de la mano

La medalla de los siglos XIX y XX, arte al alcance de la mano

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A lo largo de todo el primer semestre de 2013 siete instituciones francesas ofrecen exposiciones simultáneas dedicadas al arte de la medalla, que vivió un rotundo éxito en Francia entre finales del siglo XIX y principios del XX. En una época de cambios radicales, la medalla reflejaba aspectos muy variados de la vida pública y privada.

Bajo el título de “L’Art au creux de la main” (el arte al alcance de la mano) nada menos que siete instituciones francesas se han unido para realizar exposiciones simultáneas de sus fondos de medallística de los siglos XIX y XX. Hablamos del Museo d’Orsay, que ha llevado la iniciativa del evento, el Petit Palais, y el Gabinete de Medallas de la Biblioteca National de Francia, todos ellos en París, además de los museos de Bellas Artes de Lion y Lille, el Gabinete de Medallas de Marsella y la Monnaie de Paris, que traslada su exposición a Burdeos. Gracias a esta iniciativa se echibenal público colecciones inéditas, de gran riqueza artística y que rara vez se han exhibido.

Las muestras coincidirán todas en las primeras semanas del año, si bien cada una de ellas tiene una duración diferente y un enfoque distinto. Por ejemplo, el museo de Bellas Artes de Lion hace hincapié en el papel que tuvo esa ciudad en el desarrollo de la medallística en Francia ya desde sus orígenes en el siglo XV, y especialmente en el siglo XIX, cuando se convierte en un foco de atracción para grabadores de todo el país.

La Monnaie de Paris traslada su muestra al Museo de Artes Decorativas de Burdeos, entre cuya colección permanente exhibirá dos centenares de piezas, además de otra selección en el Gran Hotel de Bordeaux & Spa. La ceca parisina era la principal productora de medallas a finales del siglo XIX, tanto para el estado como para clientes particulares.

Por su parte, el Museo d’Orsay recuerda la importancia que fue cobrando la medalla en la vida artística francesa a finales del siglo XIX, atrayendo a grandes escultores y aristas, como Jean-Baptiste Carpeaux o Auguste Renoir. En su faceta de grabador numismático es mucho más conocido Oscar Roty, autor de la Semeuse (1897), la sembradora, que tantas veces ha aparecido en las monedas francesas, desde los 50 céntimos a los 5 francos. Su exposición se articula en torno a las donaciones realizadas por el Barón Alphonse de Rothschild, los escultores Frederick Vernon (1858-1912) y Hippolyte Lefebvre (1863-1935), y más recientemente por Elizabeth y Jacques Foucart, conservadores del Louvre.

Se recuerda además el papel que tuvo la Société des Amis de la Medaille française (Sociedad de Amigos de la Medalla). En la imagen, plaqueta bifaz en bronce acuñado dedicada a esta sociedad con el reverso “Les amateurs de médailles” obra de Alexandre Charpentier (1901), depositada en el Museo d’Orsay.

Los años que abarcan estas exposiciones coinciden con el desarrollo del Art Nouveau, del simbolismo y del Art Déco, que proponen un vasto repertorio temático que renueva el género de la medalla histórica o institucional. Vemos aparecer los temas de la vida moderna, como el tren, el automóvil, la electricidad, el deporte… bajo las formas de la iconografía clásica. La medalla en esta época recoge tanto los hechos de la gran historia -–inventos científicos, política internacional- como los de la pequeña historia -–ceremonias privadas como matrimonios, nacimientos o aniversarios-.

El fruto de todas estas exposiciones ha sido un catálogo conjunto elaborado bajo la dirección de Edouard Papet y Catherine Chevillot, del Museo d’Orsay, de más de 200 páginas, con trabajos tanto acerca de la medalla como objeto artístico en la época contemporánea, como sobre la formación de las colecciones, además de varios anexos sobre el léxico de la medalla, o su acuñación, entre otros. Además, cada institución ha organizado actividades paralelas a las exhibiciones, principalmente talleres, conferencias o animaciones para todos los públicos.

No podemos dejar de comentar que nos parece una iniciativa acertadísima, primero por la oportunidad de contemplar fondos museísticos que no suelen exponerse, y sobre todo porque la elaboración de un catálogo conjunto de todas las exposiciones permite tener una visión general del tema, que siempre es más enriquecedora, y además un ahorro de costes que en estos tiempos que corren no hace falta defender.

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