Esta dobla de Alfonso X, adjudicada en 15.500 euros, consiguió el remate más alto en la subasta que la firma madrileña celebró el pasado 29 de noviembre en el hotel H10 Alcalá, con animadas pujas y un buen porcentaje de ventas.
Con la moneda española como protagonista, la última subasta de este año de José A. Herrero reunió la tarde del pasado martes a numerosos coleccionistas dispuestos a animar las pujas por una oferta muy interesante. Se estrenaba también sede, los salones del renovado hotel H10 Alcalá, donde AENP volverá a celebrar sus convenciones mensuales a partir del próximo día 16 y durante todo 2017.
Hay que comenzar comentando la buena acogida de las acuñaciones de la Hispania antigua, algunas de ellas de una rareza excepcional. Por ejemplo, las dos piezas de Alba o Albatha (lotes nº 9 y 10) se adjudicaron en 2.000 y 1.275 euros, respectivamente.
Este as o unidad de Laiesken (lote nº 89) raro, y en muy buen estado de conservación, subió tras sucesivas pujas desde 850 euros de catálogo hasta 1.600 de martillo.
A continuación dos magníficas piezas de Lascuta (lotes nº 90 y 91), as y semis o unidad y mitad, se remataron en 1.500 y 900 euros, desde unos precios de inicio de 1.200 y 700, respectivamente.
Aunque el precio más alto y la mayor subida llegó de la mano de esta pieza de Tagilit con la efigie de Isis en el anverso (lote nº 122), moneda muy rara y en muy buen estado de conservación, que partía de un precio de salida de 1.200 euros y alcanzó un remate de 2.400.
La moneda romana contó, como es habitual, con una buena acogida aunque no se vieron subidas especialmente llamativas y en esta línea discurrió la subasta hasta llegar a la puja por las dos grandes piezas medievales de la oferta. La primera en someterse al veredicto del martillo fue la dobla de Alfonso X (lote nº 254), bellísima y muy rara, sin marca de ceca, en un grado de conservación excelente que subió en las pujas de 12.000 euros en catálogo a 15.500 de remate. Por el contrario, el real de Juan de Gante (lote nº 258) no se adjudicó.
Entramos ya en las acuñaciones de la monarquía española y allí vamos a fijarnos en estos ocho reales de Méjico, de 1701 (lote nº 387), muy raros, que salían a la puja en 400 euros y se remataron finalmente en 2.100.
De las piezas de oro podríamos destacar los 3.550 euros realizados por esta onza de Lima de 1734 (lote nº 512), con dos fechas en reverso.
O los 3.100 de esta de Nuevo Reino (lote nº 559), ya del reinado de Fernando VI, de fecha 1758, desde un precio de inicio de 2.500 euros.
Aunque el precio más alto de estas piezas recayó en estos ocho escudos acuñados en Nuevo Reino en 1769 para Carlos III (lote nº 660), que hicieron caer el martillo en 6.200 euros.
De toda la abundante oferta de acuñaciones de Carlos IV, finalmente la moneda que se llevó la palma fueron estos ocho escudos de Popayán de 1793 (lote nº 759), en excelente estado de conservación y con brillo original, por los que se alcanzó una adjudicación de 2.600 euros.
Y en el caso de las emisiones de Fernando VII, la preferida por los postores fue esta otra onza también de Popayán (lote nº 973), con fecha 1811, que subió de 1.800 euros de catálogo hasta 3.100 de remate.
Puede decirse que la tónica general en la moneda española fue de buen porcentaje de ventas, pero sin subidas especialmente llamativas. Y lo mismo cabe señalar para la moneda extranjera y los billetes. En todo caso, la veterana firma madrileña José A. Herrero cierra el año con un buen resultado.