La subasta de marzo de la firma madrileña, celebrada el pasado día 9, se saldó con un altísimo porcentaje de ventas al que acompañaron fuertes subidas en las adjudicaciones en todos los capítulos, pero especialmente notables en la moneda romana.
La tarde del pasado jueves 9 de marzo la sede de Jesús Vico en la madrileña calle de Jorge juan albergaba una vez más una de las animadas subastas de la firma. Esta vez, los coleccionistas y comerciantes presentes en la sala fueron testigos de un exitoso remate que se plasmó en un porcentaje de ventas superior al 90% del total y en numerosas subidas de los precios, con adjudicaciones altísimas, en muchos casos inesperadas.
Lo más comentado de la subasta fue la excelente acogida que tuvieron, especialmente entre postores que pujaban por teléfono o internet, las monedas romanas de la antigua colección Dattari. No fueron pocas las piezas que multiplicaron varias veces su precio de salida. La que partía con un mayor precio de catálogo era este follis del taller de Alejandría (lote nº 256) acuñado para Domicio Domiciano, muy raro, que subió de 1.500 a 2.700 de martillo.
Muy por encima se situó este quinario de la ceca de Roma (lote nº 248), emitido a nombre de Diocleciano en el 290 d. C. por el que se había fijado una puja mínima de 350 euros que quedaron muy alejados de los 4.600 en que se remató.
Y en la misma línea de fuerte subidas encontramos otro ejemplo en este follis (lote nº 386) acuñado en el taller de Antioquía a nombre de Maximino II, que pasó de 300 euros en catálogo a nada menos que 5.000 de adjudicación.
Pero las subidas habían empezado mucho antes de llegar a este capítulo de emisiones imperiales, ya que las acuñaciones griegas nos habían deparado las adjudicaciones de la imitación de la tetradracma ateniense (lote nº 85), y la tetradracma de Bagadates I (lote nº 86), que desde 9.000 euros de salida cada una, se remataron también por el mismo precio: 12.500 euros.
En cuanto a la moneda visigoda, vimos cómo el único tremis de Sisebuto acuñado en Sagunto (lote nº 544) se adjudicó en 18.500 euros, y el de Recesvinto de la ceca de Ispali (lote nº 561), también único, pasó de sus ya altos 27.000 euros de salida hasta los 35.000 de martillo.
No se quedó atrás la moneda medieval, un interesante capítulo que nos deparó remates como el de estos2 maravedíes de Pedro I del taller de Carmona (lote nº 607), adjudicados en 6.250 euros frente a sus 3.500 de inicio.
O los 7.000 euros que alcanzó este real de Juan I batido en el taller de Burgos (lote nº 656), muy rara y en muy buenos estados de conservación, desde un precio de catálogo de 2.500. Y podríamos mencionar también los 5.300 en que cayó el martillo para otro real (lote nº 673), esta vez de Enrique III y sin marca de ceca, que partía con un puja mínima de 2.500 euros.
Por lo que se refiere al capítulo de acuñaciones de la monarquía española, queremos comenzar fijándonos en una de las medallas que, intercaladas entre otras monedas de más relumbrón, parecía que iban a quedar un tanto olvidadas. No ha sido el caso de esta pieza (lote nº 691), con la efigie de Felipe II, labrada por Poggini con motivo de la firma de la paz de Cateau-Cambrésis, que subió en la puja desde 300 euros en catálogo hasta 4.800 de remate.
En comparación con estos resultados, las piezas de oro y plata de esta sección se mantuvieron en precios moderados, y, por ejemplo, los 4 escudos de Barcelona (lote nº 707), de Carlos II, con fecha 169-, se quedaron en sus 4.000 euros de salida.
Entre la moneda extranjera saltó una nueva subida que llegó de la mano de este tálero conmemorativo alemán (lote nº 873) de 1675 que multiplicó sus 1.000 euros de inicio hasta llegar a 9.000.
La subasta terminó con el remate de los lotes de notafilia, que, si bien no consiguieron unas adjudicaciones excesivamente altas o llamativas, también tuvieron una muy buena acogida por parte del público, poniendo un excelente colofón a esta exitoso remate.