Los días 23 y 24 de mayo la firma subastará en Zúrich tres magníficos catálogos de moneda antigua, bizantina y de los pueblos germánicos, procedentes de importantes colecciones privadas.
Los nombres de Clain-Stefanelli o el jeque Saud al-Tani no son desconocidos para quienes se interesan por la numismática y el coleccionismo de moneda. Que una gran parte de las monedas que subastará Ars Classica en su sede de Zúrich la semana próxima proceda de sus colecciones da idea de la calidad de la oferta, que una vez más hará disfrutar a los amantes de la moneda antigua.
La oferta se ha dividido en tres catálogos y cuatro diferentes sesiones. El nº 91, con el que se iniciará el remate, está dedicado monográficamente a la primera parte de la colección George W. La Borde de áureos romanos. Saldrán a la puja 68 lotes con ejemplares desde los últimos años de la República -–el conocido como periodo de los imperatores– hasta Maximiano Hercúleo.
Entre los primeros, este áureo a nombre de Numonius Vaala (lote nº 2), de una emisión de la que se conocen unos quince ejemplares hoy en día y sólo tres en manos privadas. El pedigrí de esta moneda se remonta a finales del siglo XIX, lo que la revaloriza aún más hasta el punto de que su precio de salida se ha fijado en 80.000 francos suizos.
La efigie de Julio César representado como augusto aparece en este otro áureo (lote nº 6) del 17 a.C. con el nombre del duunviro M. Sanquinius. De la más alta rareza, con sólo dos ejemplares en manos privadas, esta magnífica moneda sale a subasta con una puja mínima de 32.000 francos.
Aunque una gran parte de los lotes que salen a subasta en este catálogo parte con una puja mínima de cinco dígitos, el precio de salida de este áureo de Clodio Albino (lote nº 33) se sitúa muy por encima de todos: 280.000 francos de inicio, con una estimación de que podría alcanzar los 350.000. Cualidades para ello no le faltan: rareza extrema, con sólo tres ejemplares conocidos, un retrato y un grabado espectaculares, además de un estado de conservación que se puede considerar prácticamente flor de cuño.
En cuanto a calidad del grabado, poco tiene que envidiarle este ejemplar de Macrino (lote nº 39), muy raro y en muy buen estado de conservación, cuya procedencia puede rastrearse hasta colecciones privadas formadas en el s. XIX. Su precio de inicio en la puja es de 60.000 francos.
Terminamos este brevísimo repaso con una moneda que puede considerarse única, este áureo a nombre de Julia Domna (lote nº 36), la esposa de Septimio Severo, con una curiosa representación de Fecunditas en el reverso. Al parecer fue encontrado en Karnak (Egipto) en 1901 y se conserva casi en flor de cuño. El precio de salida es de 28.000 francos.
El remate del segundo de los catálogos se repartirá en dos sesiones a lo largo de los días 23 y 24 y oferta una selección de más de mil lotes de moneda griega, romana y bizantina. Buena parte de estas monedas proceden, como hemos dicho antes, de las colecciones de Elvira E. Clain-Stefanelli y del jeque Saud al-Tani.
Aunque resulta imposible resumir en pocas piezas el contenido de este interesantísimo catálogo, hay algunos ejemplares que no pueden perderse los amantes de la moneda antigua. Una de ellas es sin duda esta estátera áurea de Panticapea (lote nº 165) que siempre figura en las selecciones de las más bellas acuñaciones griegas. Sale a subasta a partir de 40.000 francos.
Por supuesto, tampoco podían faltar las grandes piezas siracusanas como esta tetradracma de las series del Demareteion (lote nº 127), con una puja mínima de 72.000 francos y una estimación de remate de 90.000.
Hay un buen surtido de emisiones arcaicas de la zona de Asia Menor con su característico cuadrado incuso y en electro como la de Cízico (lote nº 186), o esta otra atribuida a Mileto (lote nº 211), de la más alta rareza, por la que se puede pujar desde 140.000 francos.
Si no han quedado satisfechos con el muestrario de áureos que les ofrecía el catálogo anterior, este pondrá a la puja unos cuantos más que compiten con los anteriores en rareza y calidad. Además hay algunos republicanos, como el de Sila y Manlio Torcuato (lote nº 317: salida en 80.000 francos), o este de M. Antonio y Livineio (lote nº 411), ya dentro del periodo de los imperatores, con un precio de inicio en la puja de 120.000 euros.
Pero las que se llevan la palma en esta etapa son las acuñaciones de Bruto, de las que esta subasta nos ofrece el mismo tiempo áureo y denario. Este último, con el conocido tipo de los Idus de marzo (lote nº 431) parte de 200.000 francos en catálogo.
Aunque es una cifra considerable, el áureo le supera con creces: 360.000 francos de salida y 450.000 de estimación para esta pieza acuñada a nombre de Bruto y de Casca Longus, procedente de la colección del jeque al-Tani, y que se subasta como lote 430.
A partir de aquí, el recorrido por las monedas del Alto y el Bajo Imperio nos presenta innumerables piezas valiosas en los tres metales, entre las que llaman la atención los áureos, pero no conviene dejar de lado los grandes bronces por su rareza y extraordinarios grados de conservación. La pieza que vemos es un precioso áureo a nombre de Licinio II como césar (lote nº 684), con un magnífico retrato en anverso y un bello reverso con la figura de Júpiter frontal. Sale a subasta desde 40.000 francos.
Cerrarán este catálogo las acuñaciones bizantinas, más de un centenar, con ejemplares como este sólido de Romano II (lote nº 1001), de extraordinaria rareza puesto que sólo se conocen cuatro piezas de la emisión y esta es la única en manos privadas, lo que explica su precio de salida en 32.000 francos.
La segunda sesión de este catálogo se celebrará el día 24 y constará de otros 1262 lotes de moneda antigua y bizantina, menos selectas que la primera sesión, pero sin duda también muy interesantes.
Por último, también el día 24 se rematará el catálogo nº 93 que se presenta como “una importante colección de la migración germánica” en el que se ofertan un total de 267 lotes de acuñaciones de vándalos, ostrogodos, merovingios, francos, lombardos, visigodos, etc. Aparte de la mayor o menor rareza de las monedas o de su valor, el catálogo nos ofrece una interesantísima visión de conjunto de las acuñaciones de este periodo.
Las series visigodas están representadas por nueve piezas de los primeros periodos, esto es las acuñaciones pseudoimperiales -las mal llamadas “previsigodas”- y las primeras a nombre de Leovigildo, e incluyen además un nummus a nombre de Ricimero. Sin duda se trata de un periodo sobre el que aún nos falta mucho por saber e independientemente de que se puedan discutir las adscripciones de las piezas a un pueblo u otro, ofrece una buena muestra de ejemplares para comparar.
Una última recomendación: descárguense los catálogos porque merecen la pena, y aunque las monedas no estén al alcance de todos los bolsillos, podrán deleitarse con las imágenes y con los detallados comentarios que nos ofrecen.