Gaspar de Portolà adjudicó todos sus lotes con altísimas subidas, mientras que en la subasta general el porcentaje de ventas superó el 90%. Todo un éxito para el doble remate preparado para noviembre por la firma barcelonesa.
Una vez más, la veterana casa Áureo & Calicó ha conseguido un importante éxito con su subasta doble del mes de noviembre. Por un lado, la oferta del catálogo Gaspar de Portolà se saldó con la adjudicación de la totalidad de los lotes y en la sesión de tarde, la subasta general superó el 90% de lotes vendidos, lo que no puede calificarse sino como un rotundo éxito. Las subidas, especialmente en la primera parte del remate, fueron más que considerables, y como no podemos detallar todas, nos fijamos en las más “rotundas”.
Como era de esperar, los duros de Santiago se convirtieron en las piezas estrella de la subasta, empezando por el del año 1758 (lote nº 98),que, aun adjudicándose por su precio de catálogo, fue la moneda más cara con 25000 euros de remate.
A continuación, una de las grandes subidas de la puja: el duro de 1764, con el que ilustramos la portada de esta noticia, que salía con el nº 99 pasó de 12000 euros de salida a casi el doble, nada menos que 23100 euros de adjudicación.
En 8400 euros se remataron los ocho reales de 1765 (lote nº 100), que partían de 6000 en catálogo, y en 15800 los del año 1768, cuyo precio en catálogo era de 12000.
Las mismas espectaculares subidas se repitieron con las onzas, y así vimos cómo los ocho escudos de 1759 para Fernando VI pasaban de 3000 en catálogo a 8000 de remate, aunque esta alza se quedó muy corta en comparación con lo que se vivió con las que le seguían, ya de Carlos III. Por casi el triple de su salida se adjudicó la onza nº 169, del año 1767, que partía de 4000 euros y alcanzó los 11000.
Por encima del cuádruple de su precio en catálogo se remató esta pieza de ocho escudos de 1770, que salía con el nº 173 y 4500 euros, al caer el martillo en 19000 euros.
Pero porcentualmente, la subida más notable en este capítulo fue la de la onza santiaguesa de 1760 (lote nº 161), que levantó su precio desde 3000 euros de inicio hasta nada menos que 16000 de remate, es decir, que se multiplicó por más de cinco.
En la ceca de Lima fue el oro el que se llevó los mejores remates que, aunque no fueron tan espectaculares como en el taller de Santiago, sí son muy meritorios, como los 9000 euros alcanzados por los ocho escudos de 1762 (lote nº 338), desde 4000 de salida. Hasta 12000 euros de remate llegó esta onza de 1767 (lote nº 343), que partía a la puja desde 4500.
Y por encima de todas ellas, ya de Carlos IV y en el siglo XIX, los ocho escudos del año 1804 que se subastaban con el nº 387, adjudicados en 18000 euros, es decir, cuatro veces su precio en catálogo de 4500 euros.
De la subasta general que se celebró por la tarde hay que destacar, más que las subidas espectaculares, que también las hubo aunque en menor medida, el altísimo porcentaje de ventas que superó el 90% de los lotes rematados en sala. Aunque en el capítulo de moneda antigua, las piezas valiosas, como los áureos, tuvieron buena acogida, las mayores alzas comenzaron con las series medievales.
El morabetino de Alfonso IX posiblemente inédito, que se subastaba con el nº 1144 a partir de 6000 euros, alcanzó en la puja los 7500.
Hasta 5300 euros se alzó la dobla de Alfonso de Ávila de la ceca de Toledo (lote nº 1165), cuyo precio en catálogo era de 4000.
Dentro de las abundantes series de la monarquía española, una vez más las onzas acapararon muchos de los precios altos, como los 4000 euros en que se remataron los ocho escudos de Felipe V acuñados en Sevilla en 1729 (lote nº 1284) o los 4200 que alcanzó esta onza de Carlos IV (lote nº 1499) en Santa Fe de Nuevo Reino en 1803, que partía de 1800 en catálogo.
De la misma ceca, aunque ya de Fernando VII y del año 1808 es esta otra onza que salía a subasta con el nº 1628 y 2500 euros de inicio, que se remató en 4750.
Uno de los ejemplares más interesantes de la subasta era esta pieza de 20 céntimos del año 189 (lote nº 1715), perteneciente a una acuñación limitada a noventa unidades, cuyo precio de salida era de 6000 euros que, tras la puja, se convirtieron en 7400.
No podemos terminar este breve repaso sin fijarnos en la moneda extranjera, un capítulo breve pero con piezas muy interesantes, donde pudo verse una vez más la buena acogida que tiene la moneda china, como este dólar de 1923 (lote nº 1778), que subió de 600 euros en catálogo a 2200, las piezas portuguesas de calidad y los “clásicos” en oro, como dólares o soberanos.