Espléndido porcentaje de ventas y altas adjudicaciones en el remate de la colección Crusafont que tuvo lugar el pasado jueves 27 en Barcelona a lo largo de dos sesiones de mañana y tarde.
La pasada semana se celebró en Barcelona una de las subastas más esperadas de la temporada, la de la colección Crusafont que sacaba a la puja la veterana firma Áureo & Calicó. El hecho de que Miquel Crusafont sea uno de los mayores eruditos en historia de la moneda catalana hacía prever un monetario repleto de piezas de la máxima rareza y de enorme interés histórico, como se reveló cuando por fin tuvimos en nuestras manos el catálogo de la subasta. Desde la Edad Media hasta el siglo XX, las monedas ofrecidas a la puja servían para recorrer los diferentes capítulos de la historia de las amonedaciones de Cataluña y de los territorios ligados a ella. Comenzaba la subasta con una pequeña sección de piezas andalusíes (lotes 1-17), acuñadas en los reinos de taifas de la región levantina, que se vendió casi en su totalidad. No tardaron en llegar los altos remates, como el que alcanzó un dinero acuñado en Rosas por Carlomagno (lote nº 18), único ejemplar conocido, con salida de 2500 euros y que se adjudicó finalmente en 19000, uno de los precios más elevados de toda la puja. Hasta los 13000 euros se alzó un diner de Ramón Berenguer (lote nº 32), único ejemplar de su tipo, que partía de solo 3000. También pieza única es un medio croat que salía a la venta con el nº 274, y un precio en catálogo de 4500 euros, acuñado en Barcelona por Pedro III el Ceremonioso, que se vendió en 7000 euros. De entre las acuñaciones de Martín I el Humano sobresalía la pieza nº 329, un croat denominado “de la corona caída”, extraordinariamente rara y bien conservada, cuyo precio de inicio en la puja era de 12000 euros y que se adjudicó en 21000. Muy por encima de su salida se remató igualmente un real mallorquín (lote nº 347) ejemplar único, en excelente estado de conservación, que subió desde 8000 euros en catálogo a 17000 de remate. Jaime III de Mallorca acuñó en Perpiñán una rara emisión de gros tornés, conocida por sólo dos ejemplares, uno de los cuales salía a subasta con el nº 364 en 3500 euros que, tras las sucesivas pujas, se convirtieron en 6500 de adjudicación. Las acuñaciones de los territorios catalana-aragoneses en el Mediterráneo contaban con una más que notable representación, que comprendía series acuñadas en Sicilia, Nápoles, incluso en la actual Albania. Muy buena acogida tuvo el pirral de Sicilia (lote nº 431) que alcanzó en la puja los 5000 euros, frente a sus 3000 de salida, y también el real de oro (lote nº 577), rematado en 6900 euros cuando partía de 4500. De esta primera parte de la subasta, además de estos altos remates que hemos comentado, hay que destacar el altísimo porcentaje de piezas vendidas, que oscila, según los diferentes apartados entre el 75% y el 100%. La puja se reanudó en la sesión de tarde con unos resultados similares. Si bien los remates no alcanzaron precios tan altos, y muchos de los lotes de mayor precio inicial se mantuvieron en los precios de salida o en valores cercanos, los porcentajes de lotes vendidos continuaron siendo excelentes. En ninguno de los distintos apartados se bajó del 75% de piezas vendidas, estando la media entre el 80 y el 85%, con algunas secciones vendidas en su práctica totalidad. Continuando con la tendencia iniciada en la sesión vespertina, uno de los capítulos más exitosos fue el de las emisiones de Fernando el Católico, con adjudicaciones como el medio florín de Barcelona (nº 602), que se remató en 4200 euros frente a los 3000 del catálogo, o el medio principado de la misma ceca (lote nº 606), adjudicado en 3700. Del amplísimo capítulo dedicado a la moneda municipal catalana (lotes 774-1018), cuyo lotes partían en su mayoría de precios muy asequibles, hay que señalar la subida experimentada por un diner de Sant Feliu de Guíxols (lote nº 953), que salía por 400 euros y se remató en 1400. Otro de los capítulos más locales y, al mismo tiempo, más numeroso, era el de las series fabricadas durante la Guerra dels Segadors (lotes nº 1295-1473). Aquí los precios estuvieron moderados, con pocas subidas por encima de los precios iniciales, aunque con un muy notable porcentaje de ventas cercano al 75%. Damos un salto en el tiempo para encontrarnos con una de las joyas de la colección, el ejemplar con módulo de 100 pesetas acuñado en Vallmitjana en 1900 (lote nº 1762), rarísimo y en excelente estado de conservación, cuyo precio de salida era de 6000 euros y que se adjudicó en 6300. Concluía el catálogo de la subasta con las secciones dedicadas a medallas y ponderales, que no contaron con la buena acogida del resto de capítulos. La medallística estaba representada por únicamente ocho ejemplares, de los que sólo se vendió uno, la magnífica medalla que se ofertaba con el nº 1789, de Alfonso I de Nápoles, cuyo precio en catálogo era de 2000 euros y que se remató en 3600. Por lo que respecta a la extraordinaria colección de ponderales, con más de un centenar de lotes y una amplísima muestra de denominaciones, cronologías y tipologías, debió conformarse con un porcentaje de ventas del 7%, una auténtica lástima dada la calidad de la oferta. Así pues, puede decirse que la moneda catalana en sentido estricto, dejando fuera medallas y ponderales, ha obtenido un éxito soberbio en esta subasta, especialmente en la parte dedicada a las emisiones medievales, aquella donde se ofertaban piezas de mayor rareza histórica y numismática.
Autor/a: Redacción