Según el Diccionario de la Real Academia Española, moneda es la “pieza de oro, plata, cobre u otro metal, regularmente en forma de disco y acuñada con los distintivos elegidos por la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y valor, y, por extensión, billete o papel de curso legal”.
El mismo Diccionario recoge también la definición de moneda fiduciaria, divisionaria, fraccionada, etc. Pero aún no ha introducido los términos moneda digital y dinero digital.
Sin embargo, que el Diccionario de la Real Academia Española no haya contemplado dichas definiciones, no quiere decir que el uso de una versión digital del dinero sea ya muy extendido. Los movimientos y transacciones a través de cuentas bancarias electrónicas y de tarjetas de débito y crédito son tan habituales como el uso de monedas y billetes de Euro.
A todo ello se sumaron las criptomonedas, una forma de dinero digital que se completa con un sistema de pago. Su característica principal es que permiten “intercambiar dinero de forma digital, relativamente segura y anónima, directamente entre comprador y vendedor sin que la transacción tenga que ser procesada de manera centralizada por un intermediario como lo sería, por ejemplo, un banco” (Carreras Baquer, 2018).
La tecnología que permite este intercambio entre particulares es la llamada tecnología blockchain (cadena de bloques), cuyo principal objetivo es verificar que el archivo electrónico correspondiente a la criptomoneda no haya sido falsificado ni alterado de manera fraudulenta.
El blockchain funciona de dos maneras. Por un lado, “crea un registro público de todas las transacciones que se realizan en criptomoneda. […] Ello permite que cualquier usuario que recibe un pago pueda verificar que el otro usuario dispone de los fondos para realizarlo”. Que el registro de transacciones sea público no implica que la identidad de los usuarios también sea pública, ya que las firmas digitales que lo conforman están protegidas mediante códigos encriptados. Por otro, establece un sistema por el que la verificación de las transacciones se lleva a cabo de forma descentralizada (Carreras Baquer, 2018). Los principales problemas que presenta el blockchain son que no permite deshacer las transferencias y que puede ser objeto de ciberataques.
Ahora bien, el uso de las criptomendas como dinero depende de su aceptación como medio de pago y de su consideración como un depósito de valor estable y como una unidad de cuenta.
La confianza que se tienen las criptomonedas como medio de pago aún es muy baja, porque el hecho de que no sea respaldada por ningún Gobierno ni Banco Central hace que se genere cierta incertidumbre en su uso. Su consideración como depósito de valor es mínima y muy volátil. Y su uso como unidad de cuenta aún no está extendido: según Carreras Baquer: “el Banco de Inglaterra, por ejemplo, informa de que la mayoría de los vendedores que aceptan bitcoins actualizan su precio a frecuencias elevadas para asegurar un precio estable respecto a monedas tradicionales como el dólar americano o la libra esterlina. Asimismo, también informa de que no es conocedor de ninguna empresa que opere con bitcoins y que tenga sus cuentas denominadas en criptomoneda”.

A pesar de todo ello, las criptomonedas son utilizadas y, en consecuencia, los Gobiernos han comenzado a regular su uso de forma gradual, como la fiscalidad de las criptomonedas o los portales de intercambio de criptomendas (Carreras Baquer, 2018). Aunque, hay países, como China, e instituciones internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que las rechazan.
Para la adquisición de criptomoneda se puede recurrir a alguna de las numerosas plataformas de inversión que respaldan los intercambios y el almacenamiento.
Para realizar pagos en criptomoneda, el usuario debe especificar la cantidad y firmar la transacción mediante una clave privada. A continuación, esta se difunde en una red de comprobación (red P2P) que valida la operación. Es sólo en ese momento cuando el destinatario recibe la criptomoneda. Sin embargo, la transacción únicamente finaliza cuando es difundida en el blockchain (Mendoza Tello, 2019, p. 17).
La primera criptomoneda fue el bitcoin. Nació en 2009 y se dio a conocer con la publicación del artículo “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”, de Satoshi Nakamoto. No se pueden ofrecer más datos del autor, cuyo nombre se considera un seudónimo de un grupo de personas encargado de desarrollar el software que hizo posible el bitcoin.

Ethereum es históricamente la segunda criptomoneda, creada por Vitalik Buterin en 2013. Mientras bitcoin se utiliza para realizar pagos, Ethereum abre las posibilidades para que otros desarrolladores puedan construir sin necesidad de crear un nuevo blockchain. Ripple XRP, Litecoin, NEO e IOTA son otras criptomonedas actualmente en funcionamiento.
En este contexto, ya existe un país que ha definido el bitcoin como moneda de curso legal: El Salvador. La ley bitcoin entraba en vigor el 7 de septiembre y obliga a cualquier comerciante a aceptar pagos en esta criptomoneda.
Para facilitar su uso, el Gobierno salvadoreño entregó 30 dólares en bitcoins y ha distribuido por todo el país cajeros para convertir la criptomoneda en dólares. Sin embargo, la ciudadanía salvadoreña no parece estar muy a favor de la nueva moneda.
Para saber más:
CARRERAS BAQUER, O. (2018): “¿Qué podemos esperar de las criptomonedas?”; Informe Mensual – La Caixa, Nº. 423 (Ejemplar dedicado a: El dinero: pasado, presente y futuro); págs. 35-36. https://www.caixabankresearch.com/es/economia-y-mercados/mercados-financieros/podemos-esperar-criptomonedas?index
FARRÁS, C.; MORRON SALMERÓN, A. (2018): “Del trueque a la criptomoneda una breve historia del intercambio”; Informe Mensual – La Caixa, Nº. 423 (Ejemplar dedicado a: El dinero: pasado, presente y futuro); págs. 32-34 https://www.caixabankresearch.com/es/economia-y-mercados/politica-monetaria/del-trueque-criptomoneda-breve-historia-del-intercambio?index
MENDOZA TELLO, J. C. (2019): “Innovación disruptiva de las criptomonedas para la sociedad y el comercio electrónico”. Tesis doctoral. Directores de la Tesis: Francisco A. Pujol López (dir. tes.), Higinio Mora Mora (dir. tes.). Lectura: En la Universitat d’Alacant – Universidad de Alicante (España) en 2019. https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=229863 http://hdl.handle.net/10045/95528
EL PAÍS: El Salvador de Bukele se convierte en un laboratorio de bitcoin. https://elpais.com/internacional/2021-09-06/el-salvador-de-bukele-se-convierte-en-un-laboratorio-de-bitcoin-mundial.html
EL PAÍS: El precio que Bukele está dispuesto a pagar por ‘bitcoinizar’ El Salvador. https://elpais.com/economia/2021-06-12/el-precio-que-bukele-esta-dispuesto-a-pagar-por-bitcoinizar-el-salvador.html