Riqueza y orgullo del Perú

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Riqueza y orgullo del Perú 500 245 admin

Desde el pasado 21 de marzo se encuentra en circulación la octava moneda de esta serie, dedicada a la Piedra de Saywite de Apurímac. La emisión conmemora la riqueza cultural y arqueológica del país andino, está acuñada en alpaca con un valor de un sol, y en ella ya han aparecido monumentos tan conocidos como Machu Picchu o el Monasterio de Santa Catalina de Arequipa, ambos Patrimonio de la Humanidad.

El año 2010 el Banco Central de Reserva del Perú inició una serie numismática que lleva como nombre “Riqueza y Orgullo del Perú”, con la que se busca reivindicar la riqueza cultura, arqueológica y patrimonial del país. A lo largo de los dos últimos años han hecho su aparición siete piezas de la serie, todas ellas con valor de un nuevo sol, acuñadas en alpaca, y de curso legal en la nación andina.

La emisión se inició ese mismo año 2010 con la moneda dedicada al Tumi de oro, descubierto en Illimo en 1938. El tumi, uno de los objetos más conocidos de las culturas precolombinas del Perú, es un cuchillo ceremonial en cuyo remate se encuentra tallada la figura de Ñailamp, el mítico fundador de la dinastía que gobernó el valle entre los siglos VIII al IX, etapa conocida como el periodo lambayeque. A esta pieza le siguieron poco después la de los sarcófagos de Karajía, una de las muestras más emblemáticas de la cultura chachapoyas, y la estela de Raimondi (Ancash), quizás la pieza más conocida del último periodo de la cultura chavín.

En 2011 vimos aparecer las monedas dedicadas a las chullpas de Sillustani (Puno), resto del cementerio de los collas;al impresionante Machu Picchu, una de las maravillas del mundo; la moneda que recuerda el conjunto arquitectónico del Gran Patajén, perteneciente a la cultura chachapoyas, que se engloba en una región declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, además de ser el mayor complejo arqueológico de toda la Amazonia. Y entre todas estas manifestaciones de las riquísimas culturas precolombinas, que no se limitan solo al periodo incaico o preincaico, también ha habido lugar para una obra del primer periodo colonial, el monasterio de Santa Catalina de Arequipa, situado en el centro histórico de la ciudad blanca y declarado también Patrimonio de la Humanidad.

La moneda que acaba de ponerse en circulación tiene como tema principal la piedra de Saywite ––o Sayhuite-, un monolito de dimensiones más que considerables, ya que alcanza los 11 metros de diámetro, en cuya superficie se encuentran tallados, aprovechando las oquedades y formas de la roca, diferentes elementos arquitectónicos, faunísticos o vegetales. La funcionalidad de esta roca no está muy clara: hay quien habla de un significado relacionado con el culto a las aguas, o, en cualquier caso ritual, a favor de lo cual habla el hecho de que se haya encontrado en el entorno de un santuario inca, mientras que otros estudiosos abogan porque podría tratarse de una especie de plano, ya que en él predominan las representaciones en relieve de estructuras arquitectónicas de diferente índole.

En el reverso de esta nueva moneda es posible distinguir en primer plano la imagen de esta piedra de Saywite y tras ella el paisaje que la rodea. A la izquierda del campo, sobre un fondo de líneas verticales, se destaca la marca de la Casa Nacional de Moneda y a la derecha el valor. Todo ello aparece dentro de un marco octogonal, siguiendo el mismo esquema compositivo que se ha respetado en el resto de la emisión.

El anverso de la pieza lo ocupa el escudo de armas del Perú, en el que es posible distinguir en el cuartel superior izquierdo, la vicuña, el animal emblemático del país; en el cuartel derecho, el árbol de la quina sobre fondo liso y en la parte inferior del escudo, la cornucopia. La alternancia de fondos de líneas verticales y horizontales, cuidadosamente trazados, ha sido comentada como una dificultad añadida a la hora de falsificar las piezas pertenecientes a esta emisión. Sea o no cierto este dato, es evidente el detalle y la minuciosidad con el que se han tratado cada una de las monedas, más si cabe teniendo en cuenta que se trata de monedas destinadas a la circulación y no al coleccionismo, dando como resultado piezas muy atractivas.

Toda esta serie, de la que está prevista inicialmente la emisión de veintiséis tipos, está acuñada en alpaca, con un peso de 7,32 gramos y un módulo de 25,5 milímetros. Los volúmenes de emisión son enormes, acordes con su función de moneda circulante, y en este último caso de la piedra de Saywite se sitúa en los diez millones de ejemplares.

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