El remate de la primera parte de la antigua colección Huntington por parte de Jesús Vico S.A. se salda con un enorme éxito de público, más del 95% de los lotes vendidos y adjudicaciones que multiplicaron hasta por dos cifras los precios de salida. La joya de la subasta, los diez excelentes de los Reyes Católicos, se adjudicaron en sala por 450000 euros.
El ambiente que se respiraba la tarde del martes en el salón del hotel Wellington de Madrid, donde iba a tener lugar la subasta de la primera parte del monetario de Archer M. Huntington (Hispanic Society), era el de las grandes ocasiones, pues todos sabíamos que nos encontrábamos ante un remate histórico. No en vano íbamos a asistir a la venta de aquellas monedas con las que elaboraron sus estudios los eruditos numismáticos del siglo XIX y que han sido la base de la sistematización de la numismática española desde entonces. Reunidas en el magno monetario de Huntington, las grandes colecciones españolas del siglo XIX vuelven a su lugar de origen más de un siglo después de haber partido a los Estados Unidos. Pero además de la importancia historiográfica innegable que tiene la colección, las piezas en sí eran excepcionales.
Con puntualidad británica, y con el aforo completo, comenzó la subasta con los lotes de moneda ibérica, una selección más que notable que fue objeto de animadísimas pujas en sala. Ya desde los primeros lotes se perfiló la tónica que habría de continuar a lo largo de todo el remate, con continuas subidas de cartón por parte del público asistente y las consiguientes adjudicaciones muy por encima de los precios de catálogo. Prueba de ello son las más de siete horas que se demoró el remate de los mil lotes ofertados.
De este primer capítulo de moneda hispánica antigua destacaba la variada selección de dracmas rodetanas, emporitanas y de imitación ibéricas y galas. Varias de ellas vieron cómo se duplicaban sus precios iniciales y algunas incluso cómo se cuatriplicaban, como sucedió con la pieza nº 56, con salida en 800 euros y rematada en 3300, aunque el precio más alto lo obtuvo la nº 55, con 4400 euros de adjudicación, ambas piezas de la serie con símbolo jabalí y clava en reverso.
Otro de los platos fuertes en lo referido a moneda antigua era el de las emisiones hispano-cartaginesas, donde, sorprendentemente, un cuarto de siclo (lote nº 82) que partía de unos modestos 250 euros vio elevarse su precio hasta los 1750. También fuerte subida la del siclo nº 98, desde 500 en catálogo hasta 1900 de remate final.
La animación en la sala iba creciendo hasta el punto de que monedas de precios iniciales bajos alcanzaron remates muy por encima de lo esperado, lo que explica adjudicaciones como los 950 euros, sin comisiones, pagados por una moneda malacitana (lote nº 116) que partía de 125. Por diez multiplicó su precio una moneda de Asido (lote nº 136), pasando de 100 euros en catálogo a 1000 de remate.
Muy esperada era la sección de moneda medieval en la que se sucedían las rarezas y piezas únicas. Las pujas comenzaron fuertes y el primer lote, el dinero de Alfonso VI (lote nº 178) se adjudicó en 4800 euros; poco después, el dinero palentino de doña Urraca (lote nº 181) alcanzó los 6000 euros, multiplicando por tres su precio de salida. Las piezas áureas de esta etapa se encontraban entre las más valiosas del catálogo y obtuvieron unos magníficos resultados. El morabetino de Fernando II acuñado en León (lote nº 204), que salía en 20000 euros, fue adjudicado en 30000 y el de Alfonso IX de la ceca de Salamanca (lote nº 207), alcanzó los 24000 desde 15000 euros en catálogo.
Las dos doblas de Alfonso X (lotes nº 226 y 227), se adjudicaron en 13500 y 11500 euros, respectivamente, si bien la gran subida de este reinado se vivió con el medio maravedí de Sevilla (lote nº 228), que se adjudicó en 10000 euros frente a los 3500 de salida.
Más moderada fue la puja por las doblas de Alfonso IX: la de 35 maravedíes de la ceca de Sevilla (lote nº 230), se remató en 15000 euros y la de veinte se quedó en los 12000 iniciales.
Del espectacular conjunto de piezas de oro de Pedro I hay que señalar, sin duda, la doble de 35 maravedíes de La Coruña que, desde un precio en catálogo de 20000 euros, logró colocarse en 34000. La acuñada en Sevilla (lote nº 235), similar a la conservada en el Museo Arqueológico Nacional, se adjudicó en 16500 euros.
Otra de las monedas que superó los 10000 euros de remate fue otra dobla de 35 maravedíes, en esta ocasión de Enrique II (lote nº 246), adjudicada en 12000 euros frente a los 7000 de catálogo.
Enrique IV ofrecía unas monedas de oro realmente soberbias, como el enrique acuñado en Burgos (lote nº 266), con salida en 8000 euros, adjudicado en 13500, el de Madrid (lote nº 268), rematado en 21000, o el de Sevilla (lote nº 269) que llegó a los 13000 euros. Sin embargo la mayor subida porcentual fue la del monetal del cuartillo que se ofertaba por 300 euros con el nº 264 y que vio cómo este precio se multiplicaba por diez tras las continuas subidas de cartón. Menos inesperada fue la buena acogida que obtuvo la dobla de Alfonso de Ávila (lote nº 296), con salida en 11000 euros y vendida finalmente en 20000.
También era muy esperado el remate de las dos piezas carolingias catalanas de Luis el Piadoso (lotes nº 314-315): la primera, acuñada en Barcelona, subió desde 2000 a 7600 euros y fue superada por la segunda, de Ampurias, que con el mismo inicio se situó en los 9000 euros.
El espectacular real de oro mallorquín de Sancho I (lote nº 358) se adjudicó en 20000 euros, más del doble de su precio inicial de 9000 y también en más del doble de su inicio se remató el florín de Carlos II el Malo (lote nº 398), que aparecía en catálogo con un precio de 7000 euros y alcanzó los 18000. En general las piezas de reino de Navarra tuvieron muy buena acogida y, por poner sólo tres ejemplos más, el medio escudo de Juan II (lote nº 409) subió desde 7000 euros a 16000 y los ducados de Juan III y Catalina (lotes nº 412 y 413) se adjudicaron en 10500 y 7000 euros, respectivamente.
La representación monetaria de los Reyes Católicos, tanto de las series conjuntas como las acuñadas sólo por Fernando, contenía algunas de las monedas más destacadas del catálogo. Como rey de Aragón, Fernando acuñó ejemplares tan raros como el florín valenciano que salía con el nº 428 por 3000 euros, adjudicado en 8500; el doble ducado de la misma ceca (lote nº 429), rematado en 13000 euros; el doble real de oro de Navarra (lote nº 434), vendido en 23000, diez mil euros por encima de su precio inicial, y, por supuesto, los diez ducados de Aragón (lote nº 431), que desde 20000 euros de salida alcanzaron los 32000.
Nos acercábamos a la pieza estrella de la subasta, os diez excelentes de los Reyes Católicos, cuyo inicio se situaba nada menos que en 450000 euros, que fueron cubiertos por un pujador en sala y adjudicados en esa cantidad.
La subasta continuó con el mismo brío en las pujas, y como muestra los 16000 euros en que se adjudicó la moneda de cuatro excelentes que salía con el nº 439 y un precio en catálogo de 6500, o los dos excelentes (lote nº 441), que subieron de 5000 a 12000.
Otra de las pujas más animadas del remate se vivió con el lote nº 557, los ocho reales de Zaragoza a nombre de Juana y Carlos (lote nº 557), que partía de 9000 euros y se adjudicó en 30000, esto es, más del triple. Fue uno de las varios ejemplos de que las monedas de plata también contaban con el favor de los coleccionistas presentes, que pagaron 7500 euros por los ocho reales segovianos de Felipe II (lote nº 572) o 5000 por el duro de la misma ceca de Felipe III de 1618 (lote nº 590), y hasta 6250 por el de 1621 (lote nº 592), cada uno de ellos con salida en 1200.
Entre ambos lotes pudimos vivir la adjudicación en 19000 euros de los ocho reales de Aragón a nombre de Felipe II aunque ya de 1611 (lote nº 591), pieza que partía desde 14000.
Felipe IV se iniciaba con una espectacular y rarísima onza del Real Ingenio segoviano (lote nº 597) rematada en 38000 euros, y pocos lotes después, el esperado cincuentín (lote nº 600), que vio subir su precio desde los 30000 euros en catálogo hasta 46000.
Uno de los últimos lotes ofertados en el capítulo de Felipe IV era un fragmento de lámina de acuñación con la impronta de piezas de dieciséis maravedíes (lote nº 639) sin duda una curiosidad que fue muy apreciada por los pujadores, de modo que su precio subió desde 300 euros iniciales hasta 1600. Con Carlos II tuvieron muy buena acogida los reales de María, de modo que el lote nº 667 se adjudicó en 2400 euros cuando su salida era de 700. Y lo mismo sucedió con los de Felipe V, y los lotes 726 y 727 vieron cómo sus precios de salida de 1200 euros se convirtieron en 7000 y 6000 respectivamente. Otro remate reseñable fue el del duro de Zaragoza de 1707 (lote nº 740), que se subastaba a partir de 7500 euros y alcanzó los 12000.
Hay que decir también que, en esta sección de moneda moderna, las piezas de oro se quedaron en unos precios moderados y no se vieron tantas alzas sorprendentes como las que habían salpicado los capítulos anteriores, aunque hubo más de una, como la de una prueba unifaz de Tomás Francisco Prieto (lote nº 775), con salida en 300 euros y remate en 3200.
Ya en el siglo XIX, como colofón de un larguísimo remate, aún se vieron brillantes adjudicaciones en el reinado de Fernando VII, y especialmente en el Gobierno Provisional que sucedió al derrocamiento de Isabel II. Como muestra, las piezas de 20 céntimos de 1869 (lotes nº 963 y 964), adjudicadas en 7000 euros cada una.
Como ya se ha anunciado habrá otras dos subastas con piezas de la Hispanic el próximo otoño. A pesar de lo publicado en otros medios, según nos informan desde Jesús Vico SA., las fechas aún no están fijadas con seguridad aunque se baraja como más probable para la celebración de la primera de ellas el martes 9 de octubre. En el momento en que se conozcan con seguridad, les daremos noticia de ello.