La moneda antigua deslumbra en Zürich

La moneda antigua deslumbra en Zürich

La moneda antigua deslumbra en Zürich 500 239 admin

Los tres catálogos de Numismatica Ars Classica rematados el pasado 18 de noviembre se saldan con elevadísimos precios, subidas espectaculares, y un porcentaje de ventas que, en el caso de la colección JDL, ha sido del cien por cien de los lotes. El áureo que vemos en portada se adjudicó en nada menos que 850000 francos suizos.

Sin duda era un deleite para los ojos la oferta que había preparado la firma Numismatica Ars Classica para su remate del pasado lunes 18 de noviembre en Zürich. Cada uno de los tres catálogos en los que se dividía presentaba piezas valiosísimas y de enorme rareza, con bibliografía, pedigrí y unas calidades fuera de lo corriente. Así, no deberían sorprendernos los altísimos remates que se han alcanzado, pero algunas cantidades siempre no asombran.

El resultado general de la subasta ha sido, en dos palabras, un gran éxito. La firma ha publicado unos resultados superiores a los 7 millones de francos, más del doble por encima de sus estimaciones previas y no solo por las adjudicaciones estratosféricas que se han visto, sino también porque el porcentaje de ventas ha sido excepcional. De hecho, la colección JDL se adjudicó en su totalidad y la conocida como “De un estudiante y su mentor”, en un 98%.

Serían muchísimas las monedas que podríamos comentarles, y no por falta de ganas, hemos decidido limitarnos a aquellas que han obtenido las adjudicaciones más altas, por encima de los cien mil francos, aunque ya verán que no son pocas.

En lo alto de nuestra lista se sitúa la moneda que ilustra esta portada. Se trata de un áureo con el retrato de Bruto, una rarísima emisión de innegable interés histórico, además de una acuñación de gran calidad artística plasmada en la calidad del retrato, a pesar de proceder de una ceca móvil. Esta moneda excepcional salía a subasta con el nº 236, una puja mínima de 280000 francos y una estimación de remate de 350000, que se convirtieron en nada menos que 850000.

Empatados en el segundo puesto, encontramos otro áureo republicano y un clásico de las series griegas. Empezaremos con la pieza de oro, que muestre el retrato de Marco Antonio (lote nº 224), perteneciente a una rarísima emisión conocida por solo quince ejemplares de los que únicamente cinco se encuentran en manos privadas. Su precio de salida era de 64000 francos que se multiplicaron hasta hacer caer el cartón en los 400000.

Esta misma adjudicación fue la obtenida por esta decadracma siracusanas(lote nº 281), firmada por Evaineto, aunque en este caso la subida fue porcentualmente menor, ya que su precio de inicio era de 120000 francos, con una estimación de remate de 150000.

Volvemos al periodo de los Imperatores, el fin de la República de Roma, para encontrarnos con este áureo que muestra en sus caras los retratos de Marco Antonio y su hermano Lucio (lote nº 250). Acuñado en el 41 a.C., pertenece a una rarísima emisión de la ceca móvil del primero conocida por solo cinco ejemplares. La puja mínima para esta moneda se había fijado en 60000 francos que se convirtieron en un precio de martillo de 350000.

El honor de ser la moneda más cara de entre las imperiales lo ostenta una pieza provincial: este cistóforo acuñado en Nicomedia para Adriano (lote nº 307), que llama la atención por el detalle y la calidad de la labra. Partía a subasta con una puja mínima de 60000 francos y una estimación de 75000, que se quedó muy lejos de los 340000 en que cayó finalmente el martillo.

Entre las monedas que salían a la puja en el tercero de los catálogos, el dedicado a la moneda bajo-imperial, bizantina y de los pueblos bárbaros, la pieza más valiosa era este tremissis (lote nº 398) acuñado en Mediolanum para el emperador Olibrio, un breve gobernante de quien solo se conocen una treintena de monedas, siendo esta uno de los seis ejemplares conocidos de su tipo. Al contrario que en piezas anteriores, la rareza puede más que la belleza a la hora de valorar el ejemplar, que tenía una estimación calculada de 150000, aunque consiguió alcanzar el doble.

No es habitual encontrar en las subastas áureos republicanos anteriores a la época de los Imperatores, como es el caso de este de Sila (lote nº 110), que conmemora su victoria sobre Mitrídates, rey del Ponto. Desde una puja mínima fijada en 48000 francos consiguió remontarse hasta 190000.

En el top ten se han colado dos piezas de bronce, y qué piezas. La primera es este impresionante bronce triunfal de Augusto (lote nº 300), de una emisión rarísima y con un retrato del emperador fuera de lo corriente. Su precio de salida se había fijado en 48000 francos y ha consiguió alzarse hasta los 180000.

Con la misma adjudicación, este sestercio de Vespasiano (lote nº 305) perteneciente a las series de IVDAEA CAPTA, por el que se podía pujar a partir de 60000 francos, vio triplicarse su valor al ser rematado en 180000.

Volvemos a los años finales de la República con un denario de Labieno (lote nº 258), con el caballo parto en el reverso. En nuestro comentario previo a esta subasta les contábamos cómo en la primera parte de esta colección se remató un áureo de esta misma emisión en 800000 francos. La plata ha quedado lejos de esta adjudicación, aunque desde 72000 francos de puja mínima se ha llegado a 150000 de remate.

No es habitual encontrar piezas celtas entre las de mayor valor de los remates, pero en este caso el ejemplar que vemos (lote nº 322), una distátera áurea, acuñada por los pueblos celtas de la zona del Danubio, quizás en la Cólquide, asombra por el absoluto esquematismo que alcanza la imitación del prototipo griego. Su precio de salida era de 36000 francos y ha sido adjudicada en 160000.

He aquí otro bronce de extraordinaria rareza: un doble sestercio de Trajano Decio (lote nº 318), que partía a subasta desde una puja mínima de 40000 francos y ha obtenido un precio de martillo de 130000.

Terminamos esta lista con una moneda bajo imperial, este sólido acuñado para Procopio en el taller de Cízico (lote nº 352), que con 100000 euros de remate se convirtió en la segunda pieza más cara de toda la oferta de su época.

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