El martes 8 de mayo tendrá lugar el nuevo remate en sala de las firmas barcelonesas, donde se podrá pujar por casi mil cuatrocientos lotes en su mayoría de monedas y billetes españoles, pero con una interesante muestra de moneda antigua, extranjera y medallas.
La segunda subasta numismática en sala de este año de las prestigiosas Martí Hervera y Soler y Llach nos presenta una vez más un catálogo repleto de piezas numismáticas interesantes y que abarca una gran variedad de procedencias y cronologías, si bien es cierto que la parte más importante la forman las distintas etapas de la historia monetaria española.
Para abrir boca nos encontramos con un pequeño capítulo de monedas griegas antiguas, poco más de una veintena de piezas, entre las que es posible encontrar ejemplares como un bonito shekel cartaginés con la imagen de Tanit en el anverso (lote nº 11), a subasta a partir de 1000 euros, 
o una estátera áurea de Alejandro Magno (lote nº 13), con salida en 1500.
El apartado de moneda hispánica antigua (lotes 24-53) también depara monedas de gran interés, empezando por una rarísima pieza de bronce atribuida a la Galia pero que copia el tipo propio de baskunes (lote nº 27), y siguiendo con varias dracmas emporitanas y 
fraccionarias anteriores a las dracmas (lotes 34-35), éstas con los precios más altos del capítulo, puesto que salen a partir de 1250 euros. También podrán optar por denarios celtibéricos, bronces de la Ulterior y alguna pieza de las emisiones romano-provinciales, todo ello en muy buenos estados de conservación.
El periodo romano-republicano es territorio del denario y la reina en esta ocasión es una rara pieza de la familia Decimia, a nombre de Decimius Flavus (lote nº 87), 
que se considera una variante inédita, ya que la figura que conduce la biga es claramente una victoria y no Diana, como sucede en las monedas conocidas. No es de extrañar, por tanto, que su precio en catálogo sea de 6000 euros.
Otro denario muy interesante, ya de la época final de la república, el periodo que muchos conocen como “de los 
imperatores”, es el nº 170, que presenta en sus caras las efigies de Marco Antonio y Augusto. Sale a subasta a partir de 1800 euros.
A lo largo del recorrido por las emisiones imperiales seguiremos encontrando denarios de calidad y, posteriormente, antoninianos, además de grandes bronces de temáticas muy variadas y con hermosas pátinas. El oro toma protagonismo en los últimos siglos, con piezas como el áureo a nombre de Licinio (lote nº 216), 
fechado en el 312 d.C. con el retrato del emperador a caballo en su reverso, con un precio de 1200 euros. Su presencia es exclusiva en los capítulos dedicados a las emisiones bizantinas y visigodas, ambos con ejemplares muy atractivos por su calidad y estado de conservación.
Las emisiones medievales se inician con las series andalusíes y continúan con las del reino de Aragón. Una de las piezas más interesantes es un raro óbolo acuñado por Guerau de 
Cabrera en el condado de Urgel (lote nº 260), con el característico tipo del báculo sobre V que define las emisiones de este territorio. Su precio de salida se ha fijado en 1800 euros. También reseñable por su valor y estado de conservación es el lote nº 291, uno de los reales de oro acuñados por Pedro III en la ceca de Mallorca, a subasta a partir de 1800 euros.
Es muy notable la variedad de ejemplares en plata que se nos ofrece para este periodo, como reales, croats, pirrales, etc. De la muestra monetaria del reino de Navarra destaca un gros a nombre de Carlos el Malo (lote nº 332), muy raro y en excelente estado de conservación, con salida en 1800 euros. Por lo que respecta a los reinos de Castilla y León, su representación se inicia con un espectacular morabetino 
(lote nº 343) de Alfonso VIII, en calidad sin circular, que se subasta a partir de 2500 euros. Otras piezas áureas de este territorio son las doblas de la banda (lotes 350 y 351), aunque predominan las monedas de plata de calidad.
De las emisiones de los Reyes Católicos podemos resaltar un 
real de a ocho de la ceca de Sevilla (lote nº 275), con salida en 2200 euros y dos piezas en oro: un doble excelente de ese mismo taller (lote nº 276), por el que se pujará a partir de 2500 euros, y un ducado de la ceca de Valencia (lote nº 378), con salida en 1800 euros.
La mayor muestra de emisiones monetarias de la monarquía española la encontramos ya con los borbones, donde se suceden espectaculares reales, duros y onzas. Entre las piezas en plata, un ejemplar de ocho reales de la ceca de Madrid del año 1711 (lote nº 467), rarísimo, que sale a subasta por 2000 euros; el duro de Segovia del año 1729 (lote nº 481), por 1400 euros, o los cuatro reales de Potosí,
ya de Carlos III (lote nº 587), del año 1767), a la puja por 2500.
En oro, son numerosos los lotes que llaman la atención por su valor y calidad, por lo que señalaremos sólo aquellos más sobresalientes, como los dos escudos sevillanos 
del año 1701 (lote nº 484), con salida en 3000 euros, las onzas de Carlos III de las cecas de Lima, año 1761 (lote nº 639) y Madrid 1774 (lote nº 644), a la puja desde 3500 y 3250 euros, respectivamente, pero sobre todo la rara moneda de ocho escudos de Méjico de 1764 (lote nº 647), en la portada de esta noticia, que sale a subasta por 7500 euros.
Iniciamos el siglo XIX con las últimas emisiones de Carlos IV y las de la ocupación francesa, incluyendo aquellas a nombre de José I, para dar paso a un abundante capítulo dedicado a Fernando VII, con piezas en todos los metales, especialmente en plata, y con ejemplares muy valiosos entre las de oro, como las onzas nº 877 y siguientes, 
especialmente la nº 891, acuñada en Santiago en 1811, muy raro, con salida en 2700 euros.
También se encuentra muy bien representado el reinado de Isabel II por variedad de denominaciones y calidad de los ejemplares elegidos. Tras el paréntesis de Amadeo I y la I República, volvemos a la monarquía con su hijo Alfonso XII, quien ya se encuentra instaurado el sistema de la peseta. Una de ellas, del año 1882 (lote nº 975), 
es el lote más caro del reinado con un precio en catálogo de 1500 euros. Le sigue de cerca el ejemplar de cinco pesetas de 1883 (lote nº 988), de gran rareza y calidad, que saldrá a subasta por 1200 euros.
De Alfonso XIII destacaremos dos pruebas no adoptadas, ambas rarísimars y en calidad sin circular: la primera corresponde a una peseta del año 1927 (lote nº 1008),
la segunda (lote nº 1009), de la misma denominación, pero del año 1930. Cada una de ellas tiene un precio en catálogo de 3000 euros.
Concluye la sección de moneda española con las piezas de la II República, además de las emisiones locales de ese periodo, y las monedas del periodo franquista, con algunas monedas de oro de las reacuñaciones oficiales.
Pasamos a la moneda extranjera que, una vez más, nos presenta piezas interesantes y de gran valor. Sin duda la más llamativa son los seis rublos de platino del zar Nicolás I (lote nº 1153), 
del año 1836, que, con sus 15000 euros de salida, se convierte en la moneda más cara del catálogo. Pero no podemos dejar de lado el lote de pruebas de Albania con el que se inicia el capítulo (lote nº 1065), con salida en 3000 euros, las piezas francesas de los siglos XIX y principios del XX, las cinco guineas de 1701 a nombre de Guillermo III de Gran Bretaña (lote nº 1103), a la puja desde 3500 euros, las cinco libras de la reina Victoria, los escudos peruanos, el lote de monedas portuguesas, que últimamente está dando sorpresas, etc. etc.
Cerrarán la subasta los capítulos de notafilia, que comienzan con un raro lote (nº 1174) que saca a subasta un muestrario de papeles de hilo de la fábrica de P.N. Oseñalde, con un precio en catálogo de 1500 euros. También rarísima es la prueba para un billete de 500 pesetas de 1927 
(lote nº 1181), a partir de 2500 euros. Con precios mucho más ajustados, pero variadísimos, nos encontramos los ejemplares de las emisiones locales de papel moneda efectuadas durante la guerra civil, con más de dos centenares de lotes.
Una oferta variada y de calidad cuyo remate se podrá seguir en directo por Internet gracias a una nueva aplicación que empezará a funcionar en esta próxima subasta y que permite, además de pujar desde casa, conectarse como mero observador.